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24 de abril de 2024

En busca de la prosperidad de las naciones: ¿Por qué el crecimiento económico no siempre genera desarrollo?

Una de las principales aspiraciones de los países, sobre todo de los que se encuentran en vías de desarrollo, es alcanzar altos niveles de crecimiento económico. Sin embargo, este crecimiento no siempre es sinónimo de un próspero desarrollo económico.

En el presente artículo estableceremos las principales diferencias existentes entre crecimiento y desarrollo y por qué muchos países con un alto progreso económico no logran alcanzar los niveles deseados de desarrollo en sus habitantes.

Por Antonio Trinidad – Investigador

El crecimiento económico se mide a través del Producto Interno Bruto, que es el conjunto de bienes y servicios que se producen en una economía durante un periodo determinado, generalmente de un año. A medida que el Producto Interno Bruto se va incrementando, el volumen de la economía de un país va aumentando. 

Es bien sabido que todos los países del mundo buscan crecer. El crecimiento económico es un objetivo deseable por todos los países, ya que constituye la base para alcanzar el desarrollo económico y, con esto, la satisfacción en cuanto a la calidad de vida de los ciudadanos.

Sin embargo, la búsqueda continua del crecimiento económico no siempre genera efectos positivos en la sociedad en su conjunto. Algunos efectos negativos de priorizar solo el crecimiento económico podrían ser:

  • Destrucción o sobreutilización de los recursos naturales: la contaminación y la destrucción de los recursos naturales a consecuencia de la creación de nuevas industrias que no tienen en cuenta las externalidades podrían llegar a afectar negativamente a la calidad de vida de las personas.
  • Exclusión social, cultural o económica: esta exclusión se da en países con mucha desigualdad, ya que si el crecimiento económico no va asociado a un plan de inclusión financiera, termina beneficiando más a la población con ingresos altos y excluyendo a la de ingresos bajos. Así, a la población más pobre le costará más trabajo llegar a alcanzar una calidad de vida aceptable.
  • Empeoramiento en la distribución del ingreso: según estudios de la CEPAL, en América Latina se observa una tendencia: las fases de mayor crecimiento económico están asociadas con mayor desigualdad en la distribución de la riqueza, esto significa que una creciente y gran cantidad de personas queda excluida de los beneficios del desarrollo. 

América Latina, de acuerdo con la tendencia mundial, se consolidó como la región más desigual en el planeta; la pobreza aumentó de manera sostenida en términos absolutos, aunque se llegue a estabilizar en términos relativos. A su vez, el crecimiento económico ha sido irregular y débil. Si bien debería producir una reducción relativa en la pobreza, en fases recesivas ésta crece 1,8% por cada punto en que disminuye el PIB por habitante, mientras que en fases de crecimiento sólo declina 0,6% (CEPAL, 2001).

Cabe resaltar que los países que adopten medidas para que todos los habitantes tengan acceso a la infraestructura y a los recursos, como los servicios sanitarios y la educación, observarán con toda probabilidad que el crecimiento económico se distribuye de una manera relativamente uniforme entre los distintos grupos de la sociedad; mientras que en los países en los que no se tomen estas medidas, la desigualdad tenderá a ser mayor.

Distribución del Ingreso. Una perspectiva de Paraguay.

El coeficiente de Gini es el método más utilizado para medir la desigualdad de los ingresos en la población. Se utiliza la escala de 0 a 1, donde 0 representa la máxima igualdad en la distribución de los ingresos dentro de la población, es decir, que todos los habitantes del país tengan un nivel de ingresos similar. El valor 1 representaría la máxima desigualdad de ingresos entre los ciudadanos.

Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE).

En el gráfico se puede observar la evolución de la desigualdad en la distribución de la riqueza en Paraguay desde 1997 hasta el 2021. El coeficiente fue disminuyendo con el paso del tiempo, tal es así que durante el periodo de estudio se observa una reducción del 20% en la desigualdad de los ingresos, cerrando así el 2021 con un valor de 0,431.

Desarrollo económico

El desarrollo económico es entendido como el proceso que genera cambios orientados a mejorar la calidad de vida de las personas. Calidad de vida, en general, es definida como el bienestar personal derivado de la satisfacción o insatisfacción en áreas que son importantes para la persona (Ferrans 1990 b).

El desarrollo económico abarca, además del crecimiento económico, las transformaciones de la estructura productiva y de las instituciones, así como la reducción de la pobreza y la distribución del ingreso con el objetivo de mejorar el bienestar de la población. Implica educación, empleo digno, salud, alimentación, ambiente sano, justicia, equidad, libertad civil, etc.

Un país relativamente próspero en cuanto a crecimiento económico no necesariamente tendrá altos niveles en cuanto a desarrollo debido a los altos niveles de analfabetos, el acceso a agua potable, baja esperanza de vida de sus habitantes, etc.

Índice de Desarrollo Humano

Uno de los índices que tratan de medir el desarrollo de las sociedades es el índice de Desarrollo Humano (IDH). Este fue incorporado hace treinta años con el fin de proporcionar una medida sencilla del progreso humano, diseñada en torno a las libertades de las personas para vivir la vida que desean, por lo tanto, refleja la capacidad de las personas de llevar una vida larga y saludable, la capacidad de adquirir nuevos conocimientos y la capacidad de lograr un nivel de vida aceptable. 

El índice es medido en un intervalo de entre 0 y 1. Donde un IDH menor a 0,55 es considerado como bajo, de entre 0,55 a 0,70 es medio, de 0,70 en adelante es considerado como un IDH alto. 

IDH Paraguay

Fuente: United Nations Development Programme

En el gráfico se puede observar que el IDH del 2021 en Paraguay disminuyó con respecto al año 2020, situándose en 0,71. Asimismo, la esperanza de vida al nacer en el país es de setenta años, la expectativa de años de escolaridad es de trece años, mientras que el promedio de años de escolaridad es tan solo de casi nueve años. Estos valores sitúan a nuestro país como uno de los países con menor IDH y promedio de años en la región, siendo Chile (0,85) y Argentina (0,84) los países con mayor índice.

Por lo tanto, es importante señalar que nuestro país ha mejorado bastante en cuanto al IDH, pero aún hay mucho camino por delante. Las mejoras deberán venir acompañadas de políticas públicas eficientes que busquen avances en cuanto a la educación, la calidad de vida, la seguridad, la salud y, por sobre todo, en cuanto a la integración de todas las personas en los planes de desarrollo propuestos. 

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