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20 de abril de 2024

La medición de la actividad económica en el corto plazo, para tomar decisiones con menos incertidumbre

Las Cuentas Trimestrales ayudan a acceder a información más oportuna sobre el desempeño de la economía, a fin de implementar políticas acertadas para el momento que se está viviendo.

Es tendencia internacional profundizar los indicadores de corto plazo y su importancia se observó en la contención de la pandemia. En nuestro país, son necesarias mediciones adicionales tales como el Producto desde el punto de vista del ingreso.

Por Leonardo Javier Fernández Cáceres – Investigador

Las autoridades de cada país, en la búsqueda de incrementar la riqueza y/o desarrollo nacional, precisan formular políticas macroeconómicas que coordinen agentes y medios de tal forma que de su interacción se alcance el fin último determinado por las mismas. 

Muchas veces, la planificación y selección tanto de los objetivos como de las variables a ser manipuladas se realiza en condiciones de gran incertidumbre. A esto, a su vez, se le puede sumar que el pronunciamiento de la autoridad, dada la circunstancia, no permite amplias dilaciones. Por ejemplo, las medidas paliativas durante crisis financieras o sanitarias requieren de decisiones ágiles y robustas, pero cuyas consecuencias -positivas, pero en especial negativas- pueden ser irreversibles.

En la situación planteada, políticas formuladas con anterioridad podrían no ser adaptables a los nuevos fenómenos ya que fueron trazadas con la información disponible en ese momento y las decisiones solo serían eficientes si todo lo demás permanece constante, por lo que si las condiciones de fondo varían, es menester que el análisis se sustente en los datos más actualizados posibles incluso a costa del detalle que podría otorgar una información más exhaustiva, pero de menor oportunidad. 

Caso contrario, los efectos negativos de dilatar una decisión podrían ser mayores incluso a los que habrían acaecido si esta hubiera sido tomada bajo información de contenido limitado; un claro ejemplo de esto fue el dilema de confinar a la población o relajar las medidas de distanciamiento social durante la pandemia del COVID-19.

Para las decisiones sobre política fiscal y política monetaria, si bien tienen muchas variables en consideración, probablemente la de mayor interés -y cuyos efectos sean el objeto de estudio principal- es el nivel de actividad del sector real de la economía. 

Esta medición es materia de las Cuentas Nacionales y usualmente están a cargo del banco central o el instituto de estadística de cada país, el cual publica periódicamente un informe sintetizado sobre la situación de la producción mediante índices o agregados, entre los cuales el más conocido es el Producto Interno Bruto (PIB), que constituye la piedra angular de casi cualquier política macroeconómica. 

Este indicador, que se define como “valor monetario de todos los bienes y servicios finales producidos en un país durante un periodo de tiempo”, se presenta de forma estandarizada entre todos los países y se rige principalmente por el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN) publicado por la CEPAL y cuya última versión corresponde a la del 2008.

La estimación del PIB se realiza mediante tres vías: por el método de la producción, el método del gasto y el método del ingreso, bajo el supuesto de que cada uno refleja una misma operación, pero desde diferentes puntos de vista. El primer método simplemente es la suma del valor agregado bruto (valor bruto de la producción libre del valor de los insumos intermedios) más impuestos a los productos, el segundo refleja la utilización de los bienes finales (en consumo, formación bruta de capital y exportaciones netas), mientras que el tercero muestra la forma en la que se remunera a los factores utilizados para la producción de dichos bienes más los impuestos netos a la producción. 

En Paraguay, la publicación del PIB está a cargo del Banco Central del Paraguay (BCP) y se presenta de dos formas: una publicación anual -que incluye los tres enfoques mencionados además de una desagregación mayor por sectores económicos-, y otra trimestral* que incluye el método de la producción y del gasto. 

Las Cuentas Anuales se publican con aproximadamente 10 meses de rezago; es decir, una vez que finaliza un año, los resultados finales están disponibles recién entre octubre y noviembre del siguiente año, mientras que las Cuentas Trimestrales se publican tan solo tres meses después de haber finalizado el trimestre estimado. 

He ahí donde radica la importancia de las publicaciones trimestrales: uno puede disponer de la información más relevante y actualizada posible en un corto período de tiempo. Algunas de las decisiones de política macroeconómica no pueden aguardar el tiempo de publicación de las Cuentas Anuales, por ende, la disponibilidad de las Cuentas Trimestrales recorta desde atrás el horizonte de proyección y mejoran las estimaciones, en especial, en situaciones altamente variables.

Desde el punto de vista de la producción (oferta), las Cuentas Trimestrales del Paraguay se dividen en seis sectores económicos: agricultura; ganadería, forestal, pesca y minería; manufactura, electricidad y agua, construcción y servicios, a lo cual se le agrega los impuestos a los productos, obteniéndose el PIB a precios de comprador. 

Por otro lado, las mediciones por tipo de gasto (demanda) se dividen en los elementos usuales tales como consumo (privado y público), formación bruta de capital fijo, variación de existencias, exportaciones e importaciones.

Los valores de las series son armonizados con la publicación anual mediante el método benchmarking, por lo que, si se suman los cuatro trimestres del año el monto obtenido será igual al de las Cuentas Anuales. 

Otra cuestión que cabe considerar sobre las Cuentas Trimestrales es la presencia de la estacionalidad: dentro del año, existen variaciones alrededor de la tendencia que se repiten en cada periodo a causa de factores naturales, o sociales lo cual causa que ciertos trimestres normalmente sean superiores o inferiores a los demás. Por ejemplo, el valor de los servicios casi siempre llega a su valor más alto en el cuarto trimestre, pero obtiene los menores valores en el primer trimestre.

En lo que refiere al rol de las Cuentas Trimestrales en las políticas públicas, estas son fundamentales para el análisis del ciclo económico, ya que la evolución de la actividad dentro del año no puede ser observada por las Cuentas Anuales, esto impediría por tanto determinar los puntos de inflexión que dan inicio a los movimientos cíclicos y, en consecuencia, su previsión sería bastante complicada. 

Así también, es importante mencionar que los valores trimestrales son bastante útiles para la elaboración de modelos econométricos, brindando mayor número de observaciones y una evolución más detallada. 

Sin embargo, las Cuentas Trimestrales no escapan de las críticas ya que, debido al carácter oportuno de las mismas, en algunas variables solo se puede disponer de resultados preliminares que se someten a varios ajustes estadísticos y cuya diferencia con los valores reales solo podrá obtenerse una vez armonizada la serie con los datos anuales.

Son los tiempos de especial incertidumbre donde los agregados de alta frecuencia muestran su relevancia para la toma de decisiones de los agentes económicos, siendo beneficiados no solo el sector público, sino también el sector privado. 

Por tanto, es importante seguir la tendencia internacional de profundizar los indicadores de corto plazo, especialmente las Cuentas Trimestrales, agregando mediciones adicionales tales como el Producto desde el punto de vista del ingreso, ya que de esta forma se obtendría un nivel de información adecuado, pero con menores rezagos. 

Igualmente, siempre debe considerarse la disponibilidad de datos como factor limitante para la elaboración de políticas eficientes.

*Las Cuentas Trimestrales, además de guiarse por el SCN2008, tienen su propio manual, denominado Manual de Cuentas Nacionales Trimestrales, publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La última edición corresponde a la del 2017.

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