La eficiencia energética requiere mejorar la infraestructura de transmisión y distribución, implementar auditorías y etiquetado obligatorio de equipos. Según Foissac, entender y valorar la energía disponible permitirá recompensar a los usuarios eficientes y hacer rentable la inversión renovable, consolidando a Paraguay como un consumidor inteligente y sostenible de su propia energía.
Pese a que Paraguay es uno de los mayores productores de energía limpia del mundo, el consumo interno en los diferentes sectores sigue dependiendo en gran medida de combustibles fósiles y de una red eléctrica con limitaciones estructurales.
En ese sentido, el experto en energía renovable y eficiencia energética, Nicolás Foissac, sostuvo en entrevista exclusiva con MarketData, que el país debe “replantear su relación con la energía” y aprovechar la coyuntura actual para construir una matriz más equilibrada, diversificada y eficiente.
Cabe recordar que Paraguay produce energía limpia en una escala que pocos países alcanzan, pero esa ventaja, según Foissac, también generó que el país ingrese a una “zona de confort” que frenó la evolución de su matriz energética.
“Paraguay es uno de esos raros países en los cuales, desde 1985, cuando se encendió la primera turbina de Itaipú, no tuvo que preocuparse por cómo obtener energía eléctrica. Esa abundancia nos puso en una cierta zona de confort”, explicó.
Sobre el punto, el especialista planteó la oportunidad de aprovechar la discusión actual sobre crisis energética e inversiones en generación para redefinir su rumbo.
“Existe una gran oportunidad en Paraguay para hacer un mapeo y una hoja de ruta para las próximas décadas, en las que mantengamos nuestra postura de país con energía eléctrica y limpia. La energía eléctrica es la que define el futuro, y debemos asegurar que las fósiles sean reemplazadas por tecnologías limpias y soberanas”, afirmó
MATRIZ ENERGÉTICA NACIONAL
La matriz energética nacional actualmente está compuesta por energía eléctrica, biomasa y recursos fósiles. En el caso de la biomasa, a su criterio, las industrias locales consumen leña para generar calor y vapor “porque está disponible, hay abundancia y superficie”.
Paraguay es reconocido a nivel mundial como uno de los seis países que consume energía eléctrica sustentada en un 100% en fuentes renovables. Estudios de prospección de la ANDE aseguran que entre los años 2030 y 2035, el país podría utilizar toda la energía eléctrica que produce actualmente, debido principalmente a la creciente demanda eléctrica, el estancamiento en la oferta y la dependencia de una sola fuente.
En este marco, es importante mencionar además que, según un estudio realizado por el Centro de Estudios Económicos de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) y la Cámara Paraguaya de Biocombustibles y Energías Renovables (Biocap), el sector de los biocombustibles experimentó un crecimiento importante en los últimos años.
El documento resalta que actualmente, Paraguay cuenta con una capacidad instalada que supera los 250 millones de litros anuales de biodiésel, representando un 4% de participación en la matriz energética. Sin embargo, subraya que con una política de incentivos adecuada y planificación de inversiones, la producción de biodiésel puede duplicarse en el corto plazo.
Esto permitiría reemplazar progresivamente las importaciones de gasoil, generar un ahorro de hasta USD 300 millones anuales en divisas y reducir la vulnerabilidad del país frente a la volatilidad de los precios internacionales del petróleo.
Además, impulsar el biodiésel también impulsaría una estrategia de soberanía energética y desarrollo industrial a través del uso eficiente de recursos como la soja, aceites vegetales y subproductos agroindustriales, con lo que el país puede construir una vía alternativa concreta para transformar el modelo energético.
Por otro lado, en el caso de la biomasa, el Viceministerio de Minas y Energía señala que el país consume anualmente unas 6,2 millones de toneladas de biomasa, de las cuales, el 57% corresponde al sector industrial, el 28,8% al residencial y el 14,2% al carbón vegetal.
Más de la mitad del recurso (53,6%) proviene de bosques nativos, el 31,3% de plantaciones forestales y el 15% de biomasa no forestal, como residuos agrícolas e industriales. La leña continúa siendo el energético más utilizado, especialmente en la industria, por su bajo costo frente a otras fuentes.
No obstante, se observa un cambio progresivo hacia el uso de especies provenientes de plantaciones forestales como el Eucalyptus spp., que contribuye a disminuir la presión sobre bosques nativos y promover una oferta más sostenible. Aún así, Paraguay tiene desafíos en materia de manejo forestal sostenible, trazabilidad y certificación del origen de la biomasa.
EL VALOR DE LA ENERGÍA
Foissac habló además acerca del valor simbólico y económico de la energía. Ante el posible aumento de tarifas eléctricas, sostuvo que “contar con un precio más alto puede tener efectos positivos si está acompañado de inversión y educación energética”.
Esta reflexión se da en el marco del anuncio realizado la semana pasada por el ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos, acerca de que el gobierno avanza en el diseño de una “fórmula de ajuste automático de la tarifa eléctrica”, con el objetivo de otorgar mayor previsibilidad al sistema y rentabilidad a la Administración Nacional de Electricidad (ANDE).
Una de las principales motivaciones es corregir la deficiencia tarifaria acumulada, que asciende a unos USD 1.500 millones desde la década del 2000. Este monto equivale al total de la deuda a largo plazo de la empresa. El último reajuste tarifario en Paraguay se realizó en el año 2017, luego de 15 años sin modificaciones, contribuyendo a agravar el desfase.
De acuerdo a lo expuesto por el titular del MEF, la tarifa actual de la ANDE se encuentra desfasada y la falta de previsibilidad genera incertidumbre tanto para los usuarios como para los inversores. Por tanto señaló que la iniciativa busca establecer una metodología técnica que permita realizar ajustes periódicos, de forma anual similar a como se actualiza el salario mínimo.
Con relación a esto, Nicolás Foissac recordó que el principal punto es que la tarifa de la ANDE siempre “fue política, no técnica”. A su criterio, si fuera técnica, sería más alta, porque la necesidad de inversión aumenta cada año.
Añadió que se estima que la inversión en transmisión y distribución debería representar un porcentaje del PIB, pero la ANDE siempre queda muy por debajo, con un déficit anual de más de USD 600 millones, por eso necesita mayores ingresos para realizar mejoras.
“El reclamo es que la ANDE necesita recaudar más, pero también es ineficiente y hay muchas conexiones ilegales. Veo una oportunidad en la suba del precio de la energía, porque al crecer su valor, la ANDE estará más presionada a cumplir compromisos de inversión en infraestructura. Además, tendrá un doble efecto positivo”, remarcó.
Por otro lado, afirmó que con esto, “las industrias y consumidores cambiarán su relación con la energía y entenderán el valor de la eficiencia”. Ejemplificó en este sentido que “Paraguay es uno de los pocos países donde, si hace frío por el aire acondicionado, abrimos la ventana. Eso es literalmente tirar oro por la ventana”.
“Si entendemos el valor de la energía, dejaremos de hacerlo y eso permitirá recompensar a los usuarios eficientes”, dijo. El segundo efecto, a su opinión, es que, al subir la tarifa, se “viabiliza proyectos de energías renovables”, ya que “cuando el precio de venta sube, el de compra se acerca más a los niveles que hacen rentables las inversiones renovables”.
EFICIENCIA ENERGÉTICA
En este contexto y para avanzar hacia una matriz sostenible, el experto propuso descentralizar la generación eléctrica y promover el autoconsumo, especialmente en industrias y comunidades alejadas de los grandes centros urbanos, como las que se encuentran ubicadas en la región del Chaco.
“Lo que se necesita es generar más energía y hacerlo más cerca de los puntos de consumo. Hoy todas nuestras represas se concentran sobre el Paraná, pero ya vemos en el Chaco el desarrollo de plantas solares para responder a necesidades locales. Las cooperativas pueden hacerlo por su estatus, pero no cualquier actor puede generar energía fácilmente. Ese es el primer cambio necesario”, señaló.
La Ley 6977, que regula y abre la oportunidad a personas e industrias para generar su propia energía y de existir excedentes, inyectarlos a la red, es, para Foissac “un paso importante”, aunque aún limitado por la falta de un mercado abierto.
“Esto puede hacerse a nivel industrial, invirtiendo en plantas solares, pero el gobierno puede definir licitaciones, como algunas previstas actualmente en el Chaco para alimentar zonas que más lo necesitan. El gobierno debe establecer reglas claras, sobre todo respecto al precio y al proceso de compra de energía. En Paraguay no se permite la venta entre privados, como ocurre en Brasil, pero no es una anomalía ya que Uruguay opera así también”, explicó.
Sin embargo, advirtió que la eficiencia energética no depende solo de nuevas fuentes alternativas, sino también de infraestructura. En cuanto al uso de biomasa, afirmó que deben aplicarse leyes que certifiquen el origen de la leña y recompensen a las empresas que den un uso eficiente a sus recursos energéticos.
“Hay que desarrollar la red, tener un plan, seguirlo y respetarlo. Mejorar la transmisión y distribución es clave no solo para que todos tengan mejor energía, sino también para que la red pueda recibir más energía en distintos puntos del país”, recomendó el experto.
También mencionó que en la actualidad Paraguay necesita de un mecanismo de control básico, como el etiquetado obligatorio de maquinarias y electrodomésticos para determinar su eficiencia. “También auditorías periódicas en construcciones para verificar cableado, generación y uso de energía”, apuntó.
Por otro lado, destacó el rol del financiamiento verde. “Desde la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) ya existe un producto de eficiencia energética que permite financiar maquinaria, paneles, motores o sistemas de refrigeración a mejores tasas, siempre que se demuestre ahorro energético. Es un gran paso, y deben seguir creciendo iniciativas así”.
Para el experto, ser eficiente no es solo una cuestión ambiental, sino también de productividad y competitividad, por tanto, a su visión, “una empresa eficiente en el uso de energía es más competitiva. Y un país que valora su energía, crece de forma más sostenible”.
FUTURO ENERGÉTICO
Mirando hacia adelante, Nicolás Foissac se mostró optimista y sostuvo que Paraguay puede consolidarse como un polo de energía limpia y soberana, siempre que avance en eficiencia y diversificación. “La energía es el sistema nervioso de cualquier sociedad, y la eléctrica lo será aún más”, señaló.
“En 2024, la industria energética global movió USD 3,3 billones, de los cuales 2,2 billones fueron de energía renovable. Es la industria más masiva del mundo y puede traer grandes oportunidades a Paraguay”.
A su opinión, un país que genera, consume y exporta energía limpia, fortalece su soberanía económica y ambiental. “Podemos ser un país soberano, donde los hogares carguen sus vehículos con energía limpia, donde la industria se instale aquí por la combinación de energía, fiscalidad y mano de obra calificada”, resaltó.
Finalmente, el experto reflexionó que, “un país rico es un país que consume energía. No debemos tener miedo de generar y consumir más, siempre que eso implique empleo y desarrollo. Debemos valorar la energía disponible, no dar por sentada su abundancia, sino verla como una oportunidad. Cada sector, ya sea técnico, financiero, legal o administrativo, tiene un papel en esta transición y es el momento de aprovecharlo”, concluyó.



