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24 de abril de 2024

A una década de la inflación como meta: ¿Cómo cambió la política monetaria y qué desafíos se vienen?

La estabilidad de precios y la autonomía del BCP fueron algunos de los logros a los que se arribó con la implementación del esquema de metas de inflación, según sus propulsores.

Ex autoridades de la banca matriz relatan el antes y el después de este cambio de enfoque, y coinciden en los beneficios que representa mantener las políticas a través del tiempo.

ANÁLISIS

Paraguay adoptó el esquema de metas de inflación hace diez años. En mayo del 2011, el Banco Central del Paraguay (BCP) anunció la decisión de priorizar el control de los precios de la canasta básica familiar como norte de sus acciones y políticas, con lo cual el país iniciaba una etapa en cuanto a la conducción de su economía. 

Esta década de implementación del esquema de metas de inflación estuvo a cargo de dos economistas, Jorge Corvalán y Carlos Fernández Valdovinos, quienes también fueron los primeros en culminar sus mandatos de cinco años al frente del BCP durante la era democrática y reflejan la autonomía que logró adquirir la banca matriz.

Así destacó el actual presidente del BCP, José Cantero, al reciente camino recorrido por la política monetaria. Se refirió al “patrimonio intangible más importante para nuestra sociedad”, la estabilidad de precios y del sistema bancario, como el legado de las dos administraciones que le precedieron y al “compromiso con la estabilidad de precios como condición fundamental para el bienestar de la sociedad”. 

Estas declaraciones las realizó en la introducción de la clase magistral “Metas de inflación: El camino recorrido”, impartida por Corvalán y Fernández Valdovinos, en la cual se hizo un repaso de los principales cambios que tuvo la política monetaria del país y cuyos detalles compartimos a continuación.

Resistir a los choques

Antes del esquema de metas de inflación, la política monetaria de Paraguay se regía por el sistema de agregados monetarios, o la masa de dinero que circula en el país. 

En cuanto al contexto en que se realizó la migración al actual enfoque del BCP, Jorge Corvalán recordó que nuestra economía se encontraba ante su característico desafío de ser pequeña y abierta, con la consecuente exposición a choques internos y externos.

Esta vulnerabilidad de ser afectados por lo que ocurre en el mundo es un efecto de la globalización y la interconexión que se empezó a sentir con fuerza en nuestro país desde mediados de la década de 1990. 

Los movimientos flujos de capitales, los términos de intercambio y las interconexiones del sistema financiero son los principales canales de contagio de estos vaivenes globales y regionales, que pueden ser positivos o negativos, a criterio de Corvalán. 

La experiencia fue mostrando que Paraguay necesitaba de mayores mitigadores de choques negativos y amplificadores de choques positivos, continuó relatando; y tras la crisis financiera de los 90, se aceleró el proceso de reordenar la macroeconomía, con el compromiso de los poderes del Estado y una activa participación del sector privado. 

“Este proceso formalmente arrancó a fines del año 2003, con la firma de un acuerdo precautorio con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El resultado inmediato se podría resumir a grandes rasgos en la mejora de las cuentas fiscales, se generó así un panorama mucho más seguro para iniciar la migración de la política monetaria basada en agregados monetarios a un esquema de metas de inflación”, agregó Corvalán. 

El terreno para la migración

El ex presidente del BCP enumeró las pre-condiciones que se habían dado en el país para adoptar el esquema de metas de inflación: 

1. El convencimiento del plantel técnico del BCP de los beneficios de migrar a este esquema; conversaciones previas con sus pares de bancos centrales de Brasil, Colombia, Chile, Perú, Inglaterra y Nueva Zelanda; y asistencia técnica de organismos internacionales.

2. Beneficios del súper ciclo de precios de commodities, del 2002 al 2014

3. Superávit en las cuentas fiscales desde el 2004 y por ocho años consecutivos, con la consecuente reducción de los niveles de endeudamiento del país.

4. Aprobación del Presupuesto Monetario del BCP por parte del Congreso Nacional, para actuar rápido y con contundencia ante cualquier eventualidad, así como de la capitalización de la banca matriz. 

5. Aceleración del proceso de inclusión de los contribuyentes para mejorar los ingresos fiscales: IVA de 10%, impuesto a las corporaciones de 10% e Impuesto a la Renta Personal de 10% desde el 2012, gracias a reformas de gestión y legislaciones tributarias y aduaneras.

6. Reformas financieras: creación del Fondo de Garantía de Depósitos y de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD).

La continuidad de las políticas

“En aquellos países que aceleran la calidad de gobernanza de sus instituciones está demostrado que logran protegerse mejor de los choques negativos y amplifican los choques positivos de manera segura y predecible”. 

Con esta reflexión, Corvalán recordó que mantener las políticas a través de varias administraciones representa todo un desafío, que en el caso de Paraguay se logró mediante un amplio consenso entre los poderes del Estado y el acompañamiento del sector privado. 

Finalmente, el economista manifestó su confianza en que el marco de política monetaria del BCP seguirá evolucionando, acompañando los desarrollos de la economía doméstica y del sistema financiero internacional, con un régimen de tipo de cambio libre y fluctuante como condición esencial.

“Los agregados monetarios son cada vez menos efectivos para controlar la inflación (…). Bajo el esquema de metas de inflación, la tasa de interés de corto plazo se convierte en el principal instrumento de política monetaria, utilizada por los bancos centrales a través de operaciones de mercado abierto con la finalidad de controlar la liquidez de la economía”.

Jorge Corvalán, ex presidente del BCP.

En resumen, considera que el aporte del esquema de metas de inflación a la conducción económica del país consiste en: 

1. Refuerzo del compromiso del mandato legal de la banca central, de velar por la estabilidad del nivel general de precios.

2. Cumplimiento de una comunicación más fluida con los agentes económicos.

3. Transparencia del proceso de toma de decisiones de política monetaria. 

“La consistencia y persistencia de la política económica, aplicada por un periodo de tiempo largo, genera un mayor grado de confianza por parte de los agentes económicos tanto nacionales como extranjeros, son ellos finalmente quienes asumen voluntariamente la decisión de invertir y expandir los negocios en el país, generando más empleo y más riqueza”, concluyó quien fuera presidente del BCP desde el 2008 hasta el 2013. 

El involucramiento ciudadano

Por su parte, Carlos Fernández Valdovinos calificó a la implementación del esquema de metas de inflación en Paraguay como “exitosa” tanto en la forma en que se dio como en su cumplimiento. 

En cuanto a la pregunta lanzada por Corvalán respecto a cómo se sostuvo esta política a lo largo de varias administraciones, mencionó al factor ciudadano como una importante ventaja.  

“Una conquista de la sociedad es esta estabilidad, ya que la sociedad paraguaya no está dispuesta a asumir los mismos niveles de inflación que otras sociedades en la región, tampoco está dispuesta a asumir niveles de déficit fiscal como en otros países de la región, y eso se ve reflejado con la cantidad de titulares, por ejemplo, cada vez que existe un endeudamiento por parte del fisco”, expresó. 

Por otro lado, explicó que la desconexión entre agregados monetarios e inflación tuvo su punto determinante en el advenimiento de las nuevas tecnologías, por lo que se hizo necesario explorar otros mecanismos: en Nueva Zelanda inició la adopción de un “ancla” para el control de la variación de precios y actualmente es utilizado por la mayoría de los países emergentes y avanzados. 

“En épocas antiguas existía una muy buena relación entre agregados monetarios e inflación, (…) finalmente vimos que por algún motivo podemos tener una mayor emisión monetaria por lo menos en un corto periodo de tiempo sin que eso se traduzca en una mayor inflación”, relató.  

Seguir bajando la meta, para aumentar la credibilidad

Fernández Valdovinos se refirió también a los desafíos que se vienen por delante con la política monetaria e instó a que se siga reduciendo la meta de inflación hasta un nivel de 3% anual -desde el actual 4%-, a fin de estar en línea con los demás países de la región que demuestran tener un banco central serio y moderno.

“No hace falta hacerlo de manera abrupta, pero creo que están las condiciones dadas, la credibilidad que ha adquirido el Banco Central de seguir reduciendo esta meta, esto va a ser fundamental para mostrar el compromiso con la estabilidad de precios”.

Carlos Fernández Valdovinos, ex presidente del BCP.

Por otro lado, recordó que los juicios de valor en los hacedores de política monetaria son otro elemento a tener en cuenta, ya que la tarea no consiste únicamente en contar con números fríos sino analizar qué hay que hacer. 

En cuanto a la comunicación, reclamó que la comunicación de las decisiones de política monetaria se realice de manera personal y permanente por parte de los funcionarios del Banco Central, más allá de los reportes y los comunicados de prensa. 

Recalcó que la recomendación se dirige principalmente a los momentos en que hay cambios en las medidas del BCP y no queda suficientemente claro cuánto tiempo durarán los ajustes tanto de baja como de alza en la tasa de interés. 

Finalmente, recordó la importancia de que se coordine la política monetaria con la cambiaria, financiera y fiscal, para lograr el efectivo control de precios, 

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