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28 de marzo de 2024

De la pandemia al proteccionismo: ¿Cómo afectan los cierres de fronteras a la economía de los países?

Varios casos de cierres de fronteras responden, alrededor del mundo, a eventos como crisis sanitarias y el deseo de proteger a la producción local. La llegada del COVID-19 llevó a apelar a este tipo de medidas y, junto con otros problemas sociales de larga data, deja profundos desafíos para la recuperación de la región.

ANÁLISIS

La apertura de fronteras en la pandemia fue el tema de debate de todas las regiones del mundo, con el miedo a crear picos de infectados o crear nuevas variables con los visitantes extranjeros. Luego de dos años, este miedo sigue latente y se mantienen muchas restricciones para entrar a algunos países. 

Un ejemplo que tenemos es Argentina, que por el momento permite la entrada de una cantidad limitada de personas por días, Migraciones de este país atiende en horarios específicos, las fronteras no están abiertas las 24 horas y el procedimiento para ingresar es bastante tedioso, con muchos documentos que llevar y completar. Esto hace que la experiencia sea desalentadora para muchos al elegir destinos como Argentina para visitar. 

Si hablamos de una de las economías más grandes del mundo, que es Estados Unidos, también se vio afectada en su tiempo de cierre de fronteras con México. Solamente en El Paso, Texas -que comparte frontera con Ciudad Juárez, Chihuahua-, el comercio de mexicanos turistas que cruzan de manera terrestre da a esa región americana unos USD 1.400 millones al año. Mientras, en las regiones de Laredo, McAllen y Brownsville, entre el 8% y el 14% de los ciudadanos dependen del consumo de turistas mexicanos. 

Otro caso latinoamericano fue la crisis de economía fronteriza entre Brasil y Venezuela. La ciudad de Pacaraima depende en un 100% de las gasolineras de Venezuela, ya que la única gasolinera que tienen en Brasil, y la más cercana, queda a 220 km; por lo tanto, cuando se cerraron las fronteras, esta ciudad se quedó sin posibilidad de obtener gasolina. Esto ha dado un golpe muy duro a los locales, que fueron cortados con el comercio bilateral que sustentaba a esa ciudad, y también a la ciudad gemela venezolana. 

La economía canario-venezolana es hiper frágil, ya que todo paró desde el cierre de las fronteras: no más movilidad, comercio ni ventas, y muchos despidos desde el día uno del cierre. 

Sacando a la pandemia de esta problemática de cierres de frontera, es importante mencionar el caso de la política proteccionista de Nigeria en el 2019. En ese entonces, este país africano cerró su frontera terrestre y puso fin a las importaciones de productos como arroz, frutas y verduras, lo que dejó a los agricultores de Benín con las manos llenas de cultivos sin saber qué hacer con ellos. 

La economía de Benín es extremadamente dependiente de Nigeria, con 12 millones de habitantes, donde el 70% de esta población se pasa en la producción agrícola, que representa el 37% de su producto interno bruto (PIB).

Estos y varios otros casos sobre dificultades de los cierres de fronteras se pueden citar, pero la conclusión es que los países dependen mucho de los comercios de los países vecinos: muchos son proveedores de estos países, otros esperan a los consumidores extranjeros para sus comercios. 

Por lo tanto, los cierres de fronteras brindan una dificultad económica para la población de ambas partes, disminuyendo los ingresos de la población que depende 100% de este tipo de comercio. 

A pesar de que sea una forma de protegerse hoy día ante los posibles picos de coronavirus por turismo o nuevas variables que se pueden presentar, se debe pensar en los impactos económicos negativos que esta restricción puede llevar y los largos periodos de recuperación que se requieren para las familias afectadas.

El retroceso de Latinoamérica por el COVID-19

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentó un diagnóstico sobre la situación económica de nuestra región, no siendo alentadora, con una proyección esperanzadora de recuperar los números pre-pandemia recién en los años 2023-2024. Con la serie de picos de COVID-19, empeoramiento de la pobreza, debilitamiento de los gobiernos y la desconfianza de la población hacia sus autoridades, la región seguirá luchando por la recuperación de la economía. 

El golpe económico afectó principalmente a las personas más vulnerables, señala este informe. Latinoamérica, lastimosamente, es la región más afectada hasta en la calidad del sistema de educación, sin precedentes. 

Por todo esto, el crecimiento del PIB no será suficiente para que la región pueda apalear con las consecuencias de la pandemia. La región ya tenía deficiencias en muchos sectores antes de la pandemia, ahora se agudizaron los problemas y exponen a los gobiernos como débiles y sin capacidad de soluciones importantes y duraderas. 

Tan mala es la situación de Latinoamérica, que organizaciones internacionales como OCDE, la Unión Europea y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) comentan que la región retrocedió hasta dos décadas de desarrollo. 

Se resalta que los niveles de pobreza observados no se registraban hace doce y veinte años, resultando en un aumento de la desigualdad en la población. El índice Gini, que es un medidor de la desigualdad, reconoce un aumento del 5,6% con respecto al 2019 (pre-pandemia). 

Esta situación se da también por no contar con seguro social o no estar reconocido como un trabajo formal, ya que al comienzo de la pandemia el 50% de los trabajadores se vieron en problemas por no contar con esos respaldos. Esto habla de la urgencia de solucionar la informalidad laboral en la región. 

Fuente: OCDE, 2021

Esta sería la situación de Latinoamérica con la dependencia de la informalidad laboral, donde 45% de la población vive en hogares que dependen de trabajos informales, 33% dependen de trabajos formales y 33% son hogares mixtos. 

Hay países que están por fuera de esta normalidad. Chile y Uruguay tienen un 20% menos de impacto; pero países como Bolivia, Honduras y Nicaragua superan el 60%. 

Lea también: Cepal: Casi el 60% de los hogares paraguayos dependen del trabajo informal y son más afectados por la pandemia

Los organismos piden a la región mejores políticas para promover la formalización laboral y reducir esta brecha social que existe, teniendo en cuenta que la recuperación de nuestra región será lenta e inestable por factores globales que nos afectan y no podemos controlar.

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Este descenso se dio principalmente en el grupo de personas de 65 años de edad en adelante y, según especialistas, generaría un efecto limitado en la producción a nivel local.