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19 de abril de 2024

Estigma e informalidad: Principales obstáculos para que mujeres privadas de libertad se reinserten al mercado laboral

Los prejuicios sociales y la precariedad del trabajo en nuestro país llevan a que las personas recluidas en el Buen Pastor se conformen con aspirar a la instrucción en oficios poco calificados, con escasa remuneración y enfocados al cuentapropismo. Esto revela un estudio que realizó el proyecto social Corazón Libre.

ANÁLISIS

Hoy analizaremos un indicador de suma importancia, desde el ámbito económico, para lograr la reinserción de personas privadas de libertad: la educación.

El enfoque educativo de las penitenciarías en nuestro país se centra actualmente en que las personas privadas de libertad logren culminar la escolar básica y alcancen la reinserción directa al mercado laboral.

Este enfoque se adquiere debido a que es la mejor manera de una entrada directa al mercado laboral. Es de suma importancia que la base comience de esa manera, pero también se debe de fomentar el aprendizaje en niveles más altos.

Una investigación realizada por la organización Corazón Libre revela que las mujeres recluidas en la penitenciaría Casa del Buen Pastor prefieren aprender trabajos manuales, porque la tendencia es la de desempeñarse como cuenta propia dentro del mercado laboral.

Esta preferencia por las labores mencionadas se relaciona con la estructura que hoy tenemos de la población activa femenina, por un lado, pero principalmente porque estas mujeres deben de enfrentarse a estigmas sociales a la hora de encontrar un trabajo y lograr su reinserción dentro de la sociedad.

Si bien se cuenta con diversos programas que ayudan y fomentan la contratación de mano de obra de este sector, todavía existe un muro amplio al cual se deben de enfrentar las personas puestas en libertad para acceder al mundo laboral.

También debemos tener en cuenta una perspectiva con enfoque de género dentro del mercado laboral y que ya existe la problemática de un alto porcentaje de la población económicamente activa (PEA) que se dedica a trabajos informales.

Los estigmas más esas falencias del mercado es a lo que se enfrentan las mujeres puestas en libertad, además de la poca preparación educativa y los contextos adversos antes del encierro.

Educación en contexto de encierro

En un artículo anterior, abordamos la situación en que se encuentra la educación en nuestro país y mencionamos cómo aporta esta actividad al aumento de la productividad de los seres parte de una sociedad.

La educación repercute en el crecimiento económico de un país y, por ende, en las desigualdades.

“Cuando en un país aumenta la desigualdad, las personas más afectadas son aquellas que no cuentan con títulos más allá de los secundarios o primarios, en muchos casos, afectando de forma directa su nivel de ingreso y, por lo tanto, limitando la capacidad que tienen estos individuos de salir del umbral de pobreza.”

¿Pero, cómo quedan las personas en contexto de encierro? ¿Qué niveles educativos lograron alcanzar antes de ingresar a la penitenciaría? Realmente, ¿estas personas reciben educación de calidad que puede ayudar a cerrar brechas y a la vez su reinserción dentro de la sociedad, así como el mercado laboral?

Accedimos a los datos brindados por la Organización Corazón libre, mediante la encuesta anual realizada por voluntarios investigadores, para poder realizar el análisis con enfoque de género.

Dicha investigación reúne a 110 mujeres de las 347 privadas de libertad dentro del Centro Penitenciario “Casa del Buen Pastor” en el año 2020. Su investigación se centra en 3 indicadores principales: Salud, Educación y Trabajo.

En este análisis mostramos datos para analizar el sistema educativo dentro de las penitenciarías poniendo de referencia a la penitenciaría “Casa del Buen Pastor”.

¿A qué oficios aspiran las mujeres privadas de libertad?

En las encuestas de Corazón Libre se consultó clases de qué oficios serían importantes implementar en la penitenciaría. El mayor porcentaje respondió a favor de las artesanías, bordado y costura.

Sin embargo, existe un 13,3% que resalta que los cursos que se deben de implementar son los de informática. Entre las entrevistas realizadas, muchas mujeres destacaron la importancia de aprender herramientas informáticas que ayuden a su integración dentro de la sociedad.

Los cursos que las internas del Buen Pastor consideran que se deben impartir como parte de la labor educativa

Fuente: Encuesta Anual Corazón Libre

Antes de ingresar al reclusorio, la mayoría de estas mujeres se desempeñaba dentro del mercado laboral como cuenta propia.

Esta subdivisión de trabajos no es una cuestión que pueda calificarse como antecedente o alguna referencia en cuanto al nivel de delincuencia, ya que esta estructura se da debido a que en su mayoría, en nuestro país, el mayor porcentaje de la PEA femenina se encuentra concentrada en dichos sectores.

Según la Encuesta Permanente de Hogares – EPH 2019, de la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos del Paraguay (DGEEC), y de acuerdo con la categoría ocupacional, el mayor porcentaje de mujeres estuvo concentrado en trabajadores de servicios y vendedores de comercios y mercados (28,2%), seguido del sector de trabajadores no calificados (23,1%), y agricultores y trabajadores agropecuarios y pesqueros (13,2%).

Mientras que, también según la EPH 2019 y en cuanto al tipo de trabajador, el mayor porcentaje también se encuentra concentrado en la cuenta propia (31,1%) cuando se realiza el desglose por género, seguido del empleado u obrero privado (26,1%) y el emplead público (17,0%).

Recordemos que en dicha encuesta, también en cuanto a las jefaturas por hogares, en el 2019 existía un 35,6% de mujeres jefas de hogar.

Estos porcentajes se basan en el total de mujeres activas dentro del mercado laboral.

Actividad laboral desempeñada antes de ingresar a la penitenciaría

Fuente: Encuesta Anual Corazón Libre

Niveles educativos de mujeres en contexto de encierro

Según la muestra analizada, el mayor porcentaje de mujeres logró culminar la secundaria (41,5%) antes de ingresar a la penitenciaría, así como la educación terciaria (20,8%) mientras que, en contexto de encierro, existe un porcentaje importante de mujeres que también logran terminar la secundaria (30,2%), mientras que también la terciaria (23,6%).

Sin embargo, existe un porcentaje importante de mujeres (22,6%) que no se encuentra cursando ningún tipo de estudio dentro de la penitenciaría, pero destacan que sí se encuentran trabajando.

Comparativo del nivel educativo antes y después de ingresar a la penitenciaria

Fuente: Encuesta Anual Corazón Libre

Nivel educativo antes de ingresar a la penitenciaría

Fuente: Encuesta Anual Corazón Libre

Nivel educativo alcanzado en contexto de encierro

Fuente: Encuesta Anual Corazón Libre

De tal manera, también fue consultada la perspectiva de las mujeres privadas de libertad, si estas herramientas educativas están sirviendo desde su opinión.

Como sabemos estas investigaciones pretenden analizar una realidad social y la mejor manera de llevarlas a cabo es, justamente, desde la perspectiva de los actores de la sociedad.

Estas mujeres expresaron en mayor porcentaje (el 58,5%) que lo que más aprendieron fueron competencias básicas más oficios. Esto va de la mano con el enfoque educativo impartido dentro de la penitenciaría y los niveles educativos alcanzados, el cual presenta un enfoque mayor en lograr culminar la escolar básica y aprender oficios para poder lograr la reinserción inmediata al mercado laboral.

Cabe destacar que dentro de la penitenciaría se imparten clases extracurriculares, así como de idioma, clubes de lectura, etc.; estos cursos son impartidos por grupos y voluntarios activos de distintos grupos. También el Ministerio de Educación y Ciencias y la Universidad Técnica de Comercialización y Desarrollo apoyan a estas mujeres para poder cursar las carreras de Derecho y Psicología.

En tu estadía en el Centro Buen Pastor, ¿aprendiste algo?

Fuente: Encuesta Anual Corazón Libre

Datos Generales sobre la muestra

Recordemos un dato no menos importante: el 64% de la muestra está en calidad de procesada, es decir, no cuenta con una condena.

Debemos tener en cuenta que el mayor porcentaje de la muestra, específicamente el 75%, ingresó a la penitenciaría desde el periodo 2017 – 2019. Contamos con un alto porcentaje de mujeres sin condena que ya están en la penitenciaría con un promedio de 4 años desde su ingreso.

De estas mujeres, cuyos niveles educativos analizaremos en este artículo, también fueron consultadas sobre a qué se dedicaban dentro del mercado laboral antes de ser recluidas.

En cuanto al derecho a la educación:

Con respecto al ámbito legal, en la Constitución Nacional del Paraguay de 1992, en el art. 73 se expresa de la siguiente manera:

“Toda persona tiene derecho a la educación integral y permanente, que como sistema y proceso se realiza en el contexto de la cultura de la comunidad… la erradicación del analfabetismo y la capacitación para el trabajo son objetivos permanentes del sistema educativo”

En cuanto a la normativa nacional que fundamenta la educación en contexto de encierro, la ley Nº 5.162 en su artículo 17 expresa sobre el fin de la pena:

“.. lograr que el condenado adquiera capacidad de comprender y respetar la ley, procurando su adecuada reinserción social y su adaptación a una vida sin delinquir..”

Luego, también en art. 40 menciona el fin de la ejecución de la pena:“promover la reinserción del condenado a una vida en libertad sin delinquir, estimulando en el mismo el respeto a su dignidad personal, el sentido de responsabilidad y de solidaridad social y de una armónica convivencia. Se fomentará su relacionamiento con el mundo exterior, procurando que la vida en prisión sea lo más semejante posible a la vida en libertad…”.

Agradecemos a Corazón Libre, por los datos compartidos para el análisis

Corazón libre es un Proyecto Social que apoya la rehabilitación y reinserción social de mujeres privadas de libertad del Buen Pastor y la educación de sus hijos

Para acceder a la investigación completa haz click aquí

El artículo desarrollado se encuentra en línea a los Los objetivos de desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS), específicamente en los 3 principales indicadores de Educación de Calidad, Igualdad de género y reducción de las desigualdades

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