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25 de abril de 2024

“El Estado tiene que desplegar toda su artillería para recuperar la senda del crecimiento”

Humberto Colmán, miembro del Directorio del BCP, analiza con MarketData los desafíos económicos del país en los tiempos del COVID-19 y la actitud que debe asumir el Gobierno para propiciar la reactivación.

Los efectos económicos del COVID-19, las medidas de política económica destinadas a recuperar la confianza para el consumo y la inversión, la recomposición de las cuentas fiscales y monetarias, y los desafíos políticos ya con miras a las próximas elecciones nacionales y municipales son temas que se apoderan de la opinión pública, en los tiempos actuales.

Conversamos al respecto con Humberto Colmán, días antes de su asunción al cargo de miembro del Directorio del Banco Central del Paraguay (BCP). Reconoce que la recuperación económica en el periodo post-pandemia requerirá del compromiso de todo el país y que el Estado deberá encontrar el equilibrio entre seguir implementando medidas de apoyo a las empresas y las familias, al tiempo de retornar a la senda del orden macroeconómico.  

– Tras una larga trayectoria en el Ministerio de Hacienda, le toca asumir la responsabilidad en el Directorio del BCP en un momento particularmente sensible para el país. ¿Qué aportes llevará a la conducción de la política monetaria?

Es un honor para mí este nuevo desafío, fueron varios años de trabajo en el Ministerio (de Hacienda) y estoy realmente muy agradecido. Trabajé con varios compañeros, directores, viceministros, varios ministros, una experiencia enriquecedora que creo que es un activo que voy a llevar al Banco (Central del Paraguay) porque detrás de la política fiscal, la política presupuestaria, hay políticas públicas, mucho aporte que creo que dejé en el Ministerio pero también mucho aprendizaje que es válido e importante al momento de discutir las implicancias de las políticas públicas en general y creo que también en la política monetaria. Mi aporte va a ser como un miembro más al colegiado del Directorio del Banco Central, donde todas las decisiones se toman con un debate profesional sano, con un nivel técnico seguramente de los más altos que tenemos en la función pública, el debate que gira en torno a las decisiones sobre la tasa de interés de política, sobre regulaciones en materia financiera, bancaria, de seguros, todo eso tiene implicancias que van más allá de lo puramente financiero o de algún impacto en el mercado de dinero. Les garantizo que voy a dar lo mejor de mí.

– ¿Qué desafíos observa en materia de política económica y qué efectos de la pandemia de COVID-19 se pueden esperar para el mediano y largo plazo?

Estamos en un momento especial, donde tenemos todo el efecto económico que nos dejan las restricciones que se han tomado para evitar la expansión de la pandemia, el efecto económico y social que seguimos viendo y seguramente seguiremos viendo este año. Claramente la política monetaria también tiene un desafío, estoy convencido de que las medidas que se han tomado, mirando un poco en perspectiva histórica, no tienen precedente, han sido de una magnitud muy importante, de una oportunidad muy precisa, pero al igual que la política fiscal donde se ha de alguna manera agotado todo el margen de maniobra que se tenía, la política monetaria también enfrenta un desafío similar. Hoy la tasa de política monetaria está en 0,75%, muy cerca ya del límite inferior del 0%, con lo cual el efecto que pueda tener la política es cada es más reducido; eso también tiene una implicancia, también hay riesgos hacia adelante, porque puede haber eventualmente riesgos en materia inflacionaria, que es el objetivo principal finalmente del Banco Central: velar por la estabilidad de precios, el poder adquisitivo de la moneda, el normal desenvolvimiento de los pagos internos y externos. El desafío es importante también para la economía post-pandemia, seguramente en el 2021 estaremos hablando de la economía post-pandemia con más propiedad, una vez que tengamos una cura a toda esta situación. El desafío es poder pasar toda esta situación con el menor impacto posible y, luego, ir pensando en cómo ir recuperando esos márgenes de maniobra hacia adelante. 

“Toda esta situación de salud y de incertidumbre, cuando todavía no tenés una cura, tiene un impacto en las decisiones de las personas. El respeto a los protocolos sanitarios es lo fundamental”.

– Teniendo en cuenta todos los esfuerzos que realizan las personas y las empresas para cumplir con las medidas de prevención del nuevo coronavirus, ¿cómo se puede recuperar la confianza para consumir e invertir, y aportar así a la reactivación económica?

Lo importante es mantener el estímulo que se ha brindado, por el tiempo que requiera la economía, dar señales que reduzcan las incertidumbres, que quede claro que hay un plan de Gobierno, que hay una inversión pública que está financiada plenamente, que se sigue ejecutando, que quede claro que las medidas de flexibilización de regulaciones financieras que tiene el Banco Central siguen firmes y se pueden seguir utilizando hasta final de año, y que también este estímulo monetario o de inyección de liquidez sigue presente para que se pueda tener confianza de que es un buen momento para hacer estas inversiones y recuperar el consumo. Finalmente, la cuestión de salud es la que manda: una vez que tengamos un poco más de confianza en ese sentido, seguramente también va a producirse una recuperación natural con todo este ambiente propicio que la política macroeconómica ha puesto en escena. 

– ¿Cómo observa la adaptación del comportamiento económico de la ciudadanía a los tiempos de pandemia y en medio de las secuelas que van dejando las medidas de distanciamiento social?

El consumo, sin lugar a dudas, ha caído en los últimos tiempos y tenemos varios indicadores que así lo muestran, la inversión no tanto aparentemente, pero sí podría haber sido mejor, hay una tarea importante para reconstruir esa confianza. ¿Cómo recuperamos la confianza de los consumidores y los empresarios para que vuelvan el consumo y la inversión, para que se recupere la demanda, y también pueda haber ventas, empleo, etc.? Todo esto está supeditado a que podamos seguir avanzando en este esquema de cuarentena inteligente, donde el respeto a los protocolos sanitarios es lo fundamental. Vemos algunas señales positivas en el margen: la recaudación tributaria del IVA, que de alguna manera sigue un poco más de cerca la evolución de las compras en el mercado interno, muestra señales positivas, en julio creció cerca de 9% interanual; la política pública, fiscal y monetaria, ha hecho todo lo que está a su alcance para poder brindar las condiciones para que haya una recuperación de confianza. Finalmente, toda esta situación de salud y de incertidumbre, cuando todavía no tenés una cura, tiene un impacto en las decisiones de las personas. 

– ¿Qué señales de confianza, por su parte, se pueden destacar en la economía paraguaya?

Quisiera poner en perspectiva dos elementos que me dan cierta tranquilidad. Uno, desde el puesto donde estaba: por primera vez se emitió un bono a 15 años y tuvo una demanda muy buena, de hecho el mercado demanda más bonos de mayor plazo; eso, mirando la perspectiva histórica de nuestro país antes de los 2000, era muy difícil de que ocurra en un momento como este, cuando estamos en una situación de crisis sanitaria pero también con un impacto económico que es casi también una crisis de magnitud importante, ese es un elemento de confianza resaltante. Desde el ámbito donde ahora me va a tocar desempeñarme, me parece que esa evolución de la cantidad de depósitos en el sistema financiero, que está creciendo a tasas superiores al 10%, es también una señal de confianza de los ahorristas en el sistema financiero en general; otra vez mirando en perspectiva hacia la década del 90, todos los problemas que tuvimos en el sistema financiero, y que en un momento de incertidumbre como este que la gente apueste por guardar su ahorro en el sistema económico, en el sistema financiero, también es una señal positiva. 

“(Se dio) una respuesta de política para tratar de ayudar a la economía, a las personas, a las familias, que se requería en un momento histórico. El sacrificio hacia adelante lo tenemos que hacer todos”.

– ¿Qué lecciones se pueden ya tomar de la experiencia que significó enfrentar a la pandemia y todos sus efectos económicos?

Hay lecciones muy interesantes. El tema de informalidad es un elemento muy importante, es un momento propicio para aprovechar y dar un salto en formalización, el plan Ñapu’ã Paraguay tiene algunas acciones que buscan complementarse en esa línea; la inclusión financiera y tener un sistema de pago amplio y plenamente digitalizado va a ser también fundamental. En tiempo récord se pudo armar un programa como Pytyvõ, con un alcance que nunca antes hemos visto, llegando a más de 1.100.000 personas, con dinero que se acreditó a través de cuentas de billeteras electrónicas, cuentas bancarias y sistema de tarjeta cédula. Empero, ahí también encontramos cuellos de botella, donde si bien es cierto ha habido una gran expansión de estos sistemas, todavía hay un gran espacio para crecer en cuanto a transacciones digitales, eso también permitiría hacia el futuro reducir tiempos y costos, reducir costos para la política pública ¿Por qué no todos los programas públicos que hacen transferencia con distintos objetivos puedan utilizar estos mismos esquemas de transferencia? Te podrías ahorrar un montón de dinero en todas las cuestiones administrativas y de entrega física de este dinero. 

– ¿Qué actitud debe asumir el Gobierno ante las exigencias que impone la emergencia sanitaria, a fin de que la economía pueda en algún momento retomar el crecimiento?

Los márgenes de maniobra se han reducido, pero los pilares siguen firmes, lo fundamental para la expectativa y la confianza de los agentes económicos locales e internacionales va a ser cómo lidiamos con este proceso post-pandemia hacia adelante. Tenemos un claro programa en materia fiscal, va a ser fundamental para volver a los resultados previos a la pandemia en cuanto a déficit fiscal, quizás recuperar cierto terreno también en cuanto a nivel de deuda porque finalmente esa es nuestra principal herramienta de política cuando necesitamos hacer alguna inyección, como no tenemos un fondo soberano, un fondo de ahorro de largo plazo. Va a ser importante tener esa trayectoria clara, lo cual significa que como sociedad también tenemos que reflexionar y entender que algunas cosas son importantes. Este es un momento donde el Estado tiene que desplegar todo su poder de fuego, toda su artillería, para que la economía pueda recuperar la senda del crecimiento. En el tema de la deuda pública hay toda una discusión.

– ¿Qué rumbo deben tomar la política monetaria y la política fiscal, para recomponer los indicadores pero sin dejar de incentivar el dinamismo económico?

De aquí en adelante tenemos una maratón donde tenemos que buscar ese equilibrio o balance fino entre seguir proveyendo ese impulso que requiere nuestra economía, con las obras públicas, con la liquidez del Banco Central, las medidas en materia financiera que puedan ser oportunas, pero también recuperar gradualmente esos márgenes de maniobra y ese resultado fiscal que teníamos antes. Va a ser importante un plan que sea claro, que tenga medidas precisas, cuantificarlas y que nos permita en una trayectoria estimo yo de tres a cuatro años, o hasta cinco años, poder retornar de una manera gradual. No podemos hacer una política de shock de pasar de un año como este, con un déficit fiscal del orden de 7% hacia el final del año, a un déficit fiscal de 1,5% el año que viene; si bien la Ley exige eso, la racionalidad económica exige otra cosa: exige que el Estado mantenga ciertos estímulos que son importantes, pero que a la vez se vea que hay una trayectoria donde hay un compromiso de volver a recuperar toda esa prudencia, ese resultado fiscal que es sostenible a largo plazo.  

“Hay lecciones muy interesantes. El tema de informalidad es un elemento muy importante, es un momento propicio para aprovechar y dar un salto en formalización”.

– El periodo post-pandemia evidentemente se extenderá hasta la llegada de un nuevo Gobierno, en el 2023. ¿Cómo considera que debe comportarse la clase política, para que en el futuro no se entorpezcan los logros que se hayan logrado en el proceso de recuperación?

Es importante que como sociedad podamos valorar el momento que estamos viviendo. Es un evento de gran magnitud, tremendo, con lo cual todos como sociedad, y la clase política en particular, deberíamos comprender que no podemos pretender volver a la normalidad el año que viene, necesitamos un periodo de ajuste que sea racional y esto implica que el próximo Gobierno también tiene que, de alguna manera, tener el compromiso de seguir adelante este plan. No sabemos quién va a ser el próximo Gobierno, por eso digo que la clase política debe internalizar que esta normalización de la política económica general, las finanzas públicas en particular, va a tomar más tiempo y no es una cosa que obedezca a una política irresponsable que haya tomado el Gobierno, sino más bien una respuesta de política para tratar de ayudar a la economía, a las personas, a las familias, que se requería en un momento histórico, en un momento de impacto severo en nuestros ingresos, en nuestro bienestar, el sacrificio hacia adelante lo tenemos que hacer todos.

Perfil

Nombre: Humberto Ariel Colmán Castillo.

Formación profesional: Economista, con estudios de postgrado en Macroeconomía Aplicada en la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Trayectoria profesional: Fue director de Política Macrofiscal y viceministro de Economía, en el Ministerio de Hacienda. Es Profesor de Macroeconomía en la carrera de Economía de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción.

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