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20 de abril de 2024

«La potencialidad del Fogapy todavía está por conocerse»

El Fondo de Garantía del Paraguay cerró el 2021 con un saldo de USD 446 millones en coberturas otorgadas. En los últimos dos años, este instrumento se convirtió en una importante herramienta para canalizar recursos hacia pequeñas y medianas empresas. Carlos Giménez, gerente del Fondo, considera que tras haberse potenciado con los problemas económicos desatados por la pandemia, el Fogapy continuará siendo de utilidad y ya prevén que se extienda a otros segmentos, como educación y viviendas.

El Fondo de Garantía del Paraguay (Fogapy), administrado por la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), fue potenciado durante la pandemia para que las Pymes (pequeñas y medianas empresas) pudieran acceder a financiamiento durante la crisis económica. 

En este contexto, el Fondo lleva concedidas garantías por un valor acumulado de USD 530 millones aproximadamente y solo el año pasado cerró coberturas por USD 446 millones. 

Cabe recordar que la idea de este producto es otorgar una garantía para que los agentes financieros tengan la certeza de que, en caso de impago de un crédito concedido bajo este régimen, el dinero será devuelto en un porcentaje de hasta el 90% al banco, cooperativa o financiera. 

Carlos Giménez, gerente del Fogapy, explicó que hasta el momento se han otorgado unas 33.000 garantías entre el 2020 y el 2021, de las cuales solamente cien fueron ejecutadas por mora de más de 180 días, con lo que la siniestralidad del Fondo es de menos del 1%, muy por debajo del promedio regional para fondos de garantía, que es del 16%.

El funcionario comentó que ante esta baja siniestralidad y la ampliación que tendrá el Fondo en recursos que llegarán con los retornos del Fideicomiso para Pago de Salarios y Capital Operativo (Fisalco) -de unos USD 20 millones más para este año-, será posible iniciar planes piloto para extender el alcance del Fogapy a otros sectores, y no solo a mipymes como ha sido hasta ahora. 

– Después de toda esta experiencia de la pandemia que fortaleció al Fogapy, que era un producto casi marginal en el sistema financiero y pasó a una primera línea, ¿cómo evalúan la situación y qué es lo que esperan hacia adelante?

Realmente fue enriquecedora nuestra experiencia en estos dos años, si bien el Fogapy nace antes de la pandemia y costó instalar el producto justamente porque era nuevo. En el marco de la pandemia otorgamos el 99% de nuestras operaciones, y creemos que la verdadera ventaja del producto es que permitió canalizar recursos a un sector que durante la pandemia no podía tener acceso de manera convencional. 

Nuestra expectativa hoy es la de seguir colocando recursos al mismo ritmo que lo estamos haciendo, a un ritmo de más o menos 1.200 operaciones por mes asociado a USD 20 millones por mes; es un ritmo importante que lo queremos seguir manteniendo y, por qué no, en un futuro administrar otros subfondos para otros subsectores. 

El Fondo que tenemos hoy es para Mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas) y algunos de mayor facturación. El día de mañana podríamos tener a otros subsectores como vivienda o educación,  la potencialidad del instrumento está por conocerse todavía.

– ¿Cómo evalúan el retorno con los distintos sectores?¿Notan que hay algunos que siguen más golpeados que otros, están hablando con ellos?

Sí. Como esto es reciente y tenemos dos años de ejercicio propiamente, la estadística se está construyendo, lo que hacemos es un marco referencial. Hemos contactado con otros fondos de Sudamérica con mayor experiencia y están operando hace cuarenta años en el mercado. El promedio de siniestralidad que se manejó en la región durante la pandemia era del 16%, nosotros estamos en 0,2%.

Para entender esta cifra hay que entender quiénes fueron los que sí pagaron. De 33.000 garantías emitidas entre el 2020 y 2021, 5.000 llegaron a culminar, quiere decir que las personas están honrando sus compromisos, las garantías comprometidas retornan al fondo y son otra vez disponibilizadas para otras mipymes. 

De los 5.000 que ya han honrado sus deudas, tenemos cien casos de garantías que han sido solicitadas en pago. Estaba previsto eso, pero la siniestralidad es baja, estas son garantías que pagamos; pero insisto, esto está muy por debajo del nivel de siniestralidad que estábamos manejando para el producto. 

– ¿Con qué cantidad de recursos cuenta hoy en día el Fogapy, y cómo está la cartera de garantías y créditos?

Hay que entender que el Fondo de Garantía tiene la posibilidad de apalancarse hasta cinco veces su capital. El capital hoy en día es de unos USD 145 millones que se van incrementando por las transferencias que nos hace Fisalco, y para este año están previstos unos USD 20 millones y en enero ya ingresaron unos USD 2 millones. 

Hoy en día tenemos comprometidos USD 530 millones en garantías emitidas y que van creciendo a un ritmo de créditos a USD 18 millones por mes. Todavía no estamos al tope de la capacidad, sino a tres veces el capital (de cinco veces posibles). Hay espacio y resulta que es revolvente; así como tenemos liberación de garantías, estamos monitoreando continuamente el nivel de apalancamiento. 

– Más allá de ese espacio que queda, ¿cómo están viendo la demanda de créditos con garantía? En la pandemia se vino con todo esa necesidad, pero ¿cómo la evalúan actualmente?

Afortunadamente se estabilizó, y digo afortunadamente porque es muy difícil procesar las solicitudes. Antes de la pandemia teníamos cinco o seis operaciones semanales, luego pasamos a 300 por día y eso desestabiliza cualquier sistema. Hoy en día, eso se ha estabilizado y tenemos 1.200 operaciones al mes en promedio, lo que nos permite previsibilidad en términos de procesos operativos. 

Se ha normalizado, la demanda es constante, lo cual es un indicador de que ya podemos enfocarnos en otros productos y, como dije, el Fondo goza de buena salud en términos de siniestralidad. 

– ¿Cómo fue la experiencia en la ejecución de garantías? 

Fueron cien casos los que tuvimos que pagar a los bancos. Hay que recordar que el Fogapy lo que hace es devolver el capital al banco que no quiso asumir el riesgo originalmente porque no tenía toda la información de la empresa o tenía sus reservas, y lo que hacemos es dar la posibilidad de que ese crédito se dé mientras se agotan las posibilidades. 

Igualmente, la expectativa de cobro sobre esos cien casos sigue, podríamos reestructurar la deuda o ver otras opciones, así que no es un capital que se dé por perdido, sino que el instrumento cumple su finalidad. 

– Entonces, finalmente el Fogapy continúa negociando esos créditos con el cliente…. 

Por supuesto. La posibilidad de reestructurar deudas está pendiente, nosotros nos subrogamos mediante una figura legal que nos permite seguir haciendo uso de los servicios que nos provee el banco, financiera o cooperativa por medio de un servicio de gestoría. Siempre estamos buscando alternativas para que estos empresarios logren reestructurar sus deudas y acomodarse. 

Cerramos el año pasado con unas 28.000 garantías vigentes, por eso hablamos de 33.000 garantías a nivel acumulativo; de esas 33.000, cien garantías fueron pagadas. 

– Recuerdo que en las primeras entrevistas que hacíamos desde la prensa, con los agentes del sistema financiero, lo que decían era que la dificultad para ejecutar la garantía por vía judicial restaba interés para usar el producto ¿Cómo fue la experiencia en estas cien ejecuciones que mencionas? 

Así mismo fue. Resulta que hay que entender que en el marco de la ley 5628, el único gatillo para un pago de garantía era el inicio de una acción judicial y los bancos no querían someterse a ese proceso por lo largo y engorroso que podía ser, y durar hasta cinco años. 

Lo que pasó fue que, cuando se modificó ese apartado de la ley para permitir al administrador del Fogapy -que en este caso es la AFD- establecer las condiciones, hoy en día la acción judicial no es la única vía. 

– ¿Cómo hicieron?

El parámetro que usamos ahora es la morosidad: cuando el cliente tiene una morosidad de 181 días, el banco ya puede exigir la garantía, sin que eso implique dejar de agotar las instancias para el cobro. De hecho, tenemos casos en los que se han honrado los pagos luego de la mora de más de 180 días con las negociaciones de reestructuración, lo que permitió el pago. Con esto, la devolución de las garantías se va dando de manera gradual. 

La respuesta a la pregunta es que al flexibilizar las causales de pago de garantías, sumado al alto riesgo en el marco de la pandemia, el instrumento se volvió mucho más interesante para los operadores. 

– Entonces… ¿La expectativa es continuar en esta vía y seguir expandiendo la cartera?

Por supuesto. De hecho, la posibilidad de expandirnos hacia otros sectores es enorme y por qué no soñar con otro fondo de garantía, vivienda es un sector potencial, se habla también del sector forestal y de educación. El producto ya se instaló y hemos cumplido con las garantías en su caso, entonces lo que hacemos es hablar ya de otros sectores. 

Incluso no hace falta crear otros fondos sino expandir el mismo Fogapy, porque la ley nos permite hacer eso. Eventualmente faltaría más capital, pero con lo que nos está transfiriendo Fiscalco, eventualmente podríamos abrir otros planes piloto.

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