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18 de abril de 2024

“Todavía vamos a tener presiones al alza por el lado de los precios en el primer semestre del 2022”

Diego Duarte, miembro del Directorio del BCP, conversó con MarketData sobre las perspectivas que manejan para indicadores como crecimiento económico, inflación y tipo de cambio. Reconoce que el panorama continúa complicado en cuanto a los precios de la canasta básica, pero confía en que el ajuste de la política monetaria ayudará a que se normalice la situación.

El comportamiento de los precios en nuestro mercado sigue siendo motivo de preocupación, luego de que la inflación cerrara el 2021 por encima de la meta del Banco Central del Paraguay (BCP) y ante presiones externas todavía vigentes.

El crecimiento económico, por su parte, se ve amenazado por los efectos de la sequía y un contexto internacional desafiante, mientras que el comportamiento del tipo de cambio estará sujeto a factores globales y la coyuntura regional.   

Sobre estos temas conversamos con Diego Duarte, miembro del Directorio del BCP, quien comparte las perspectivas que manejan para el presente año y el próximo.   

– Teniendo en cuenta la recuperación gradual de la economía en el 2021 y que hoy en día nos enfrentamos a más desafíos por el shock climático, ¿cuál es la perspectiva que tiene el Banco Central para el 2022?

A mediados de diciembre del 2021 hicimos, como siempre, nuestra presentación de perspectivas económicas. Ahí, el presidente del Banco Central del Paraguay (José Cantero), en su presentación, mencionó que la proyección de crecimiento para nuestra economía estaba en torno al 3,7%, explicado por el dinamismo que estábamos previendo en el sector agrícola, sector primario, secundario, terciario también inclusive, porque sobre todo en lo que hace a la pandemia veíamos que los niveles de vacunación, etc., estaban dando resultados, eso ayudaba a la movilidad de las personas y obviamente al consumo, al gasto de los hogares, etc.; eso termina dinamizando todo lo que es el sector servicios, puntualmente. 

Veíamos un buen dinamismo también para el sector primario, agrícola, pecuario, también el sector secundario, solo que todos ya estamos conscientes de lo que actualmente está sucediendo con el clima, lastimosamente: justo a partir de la segunda quincena de diciembre empiezan a mermar fuertemente las lluvias, atravesamos olas de calor también, nunca antes vistas. Entonces, en ese mix de cosas es difícil que un ser vivo aguante mucho tiempo sin agua y con temperatura de más de 40 grados.

Al día de hoy se está previendo una merma importante en lo que hace a la soja, también al maíz. En lo que hace a soja, se habla de una merma de hasta 50%, en ciertos sectores puede ser mayor inclusive. Eso tendría un impacto, entonces, en la dinámica económica y también en las proyecciones que nosotros ya habíamos estimado para el 2022: ese 3,7% seguramente va a tener que tener un sesgo a la baja próximamente, de acuerdo también a los datos que vayamos recolectando del sector.

A finales de abril de este año nuevamente vamos a presentar la proyección de la economía actualizada, para ese entonces seguro ya vamos a tener datos más afinados en lo que hace a la producción sojera, etc. 

Básicamente es eso: un 2022 otra vez con mucha incertidumbre, producto del factor climático, y producto también de la situación sanitaria; pero mirándolo otra vez en un contexto, aparentemente esta ola de contagios va a durar menos tiempo de lo que ya habíamos visto el año pasado. 

– Ahora nos enfrentamos a los desafíos más climáticos, dentro de cómo se mueve nuestra producción en nuestra economía, pero imaginate si no teníamos la vacunación, ahí iban a ser muchos más los shocks. En la calle uno escucha que el calor hacía que la gente no saliera a consumir…. 

Justamente, para el Comité de Política Monetaria de enero, estuvimos analizando también la duración de las variantes y la Ómicron, de acuerdo a por lo menos lo que se pudo recoger en Sudáfrica, la ola de Sudáfrica duró creo que un mes medio, dos meses, el pico se alcanzó en poquísimas semanas pero al mismo tiempo, después, el bajón fue muy pronunciado. Aparentemente, algo parecido se está viendo en Inglaterra, donde los datos todavía están por confirmarse versus la ola del año pasado, que duró tranquilamente como cuatro meses, entre marzo y agosto. 

Entonces, eso otra vez, de alguna manera, nos hace pensar que el impacto de lo que es la movilidad de las personas y todo lo que hace a cadena logística ojalá que no se vea muy afectado y enseguida podamos retomar un ritmo económico interesante, por lo menos a lo que hace al shock sanitario.

– ¿Cómo ven el impacto en el corto y mediano plazo, también en cuanto a lo que pueda suceder con el tipo de cambio? 

Al día de hoy todavía se ve que el impacto del Ómicron a nivel global otra vez genera riesgos, incertidumbre por el lado de la cadena logística y, en ese sentido, también incertidumbre entre el desfasaje que hay a nivel global entre la oferta agregada y la demanda agregada. Está por confirmarse cuánto va a ser el impacto en estos desbalances y cuánto va a afectar realmente en la cadena logística, pero algo obviamente se va a sentir o se está sintiendo; y digo se está sintiendo porque uno ya ve un poco el precio del petróleo, ya ve alguna perspectiva también de precios de otros commodities. 

Así que, aparentemente, todavía vamos a seguir enfrentando presiones al alza en precios de commodities, sobre todo a nivel global. Inclusive hemos visto que China está aplicando una política fuerte de contención del COVID-19 y eso hace que se generen presiones sobre la logística de un país tan importante como China, y eso afecta con sus ramificaciones; por ese lado, en lo que va de este primer semestre del 2022, seguramente vamos a tener todavía presiones al alza por el lado de los precios.

Ya en un horizonte, esperamos que en el segundo semestre de este año, ya entrando en el 2023, seguramente los precios se irán acomodando y en lo que hace a nuestra economía local, esperamos que la inflación nuevamente converja a la meta que es del 4%.

En ese sentido, creo que me mencionabas el tipo de cambio también y ahí está por verse cómo se va a ir moviendo el tipo de cambio y teniendo en consideración dos o tres factores. Uno de ellos es la merma en la producción agrícola, que seguramente va a afectar en el ingreso de divisas a nuestro país.

Por otro lado, está el factor de ajuste de la política monetaria de los Estados Unidos. Dada la presión inflacionaria que se sigue observando en los EEUU, se espera que inclusive la FED (Reserva Federal) adelante su subida de tasa y eso puede generar algún efecto de flight to quality donde inversionistas de gran escala eventualmente podrían salir de mercados emergentes para posicionarse en economías desarrolladas, particularmente en los Estados Unidos, y eso genere alguna presión también sobre el tipo de cambio a nivel regional, en Brasil, y por añadidura también en nuestro país. 

El tercer factor que yo creo que de repente podría contrabalancear un poquito el tema del tipo de cambio sería, en la medida que sobre todo en los países emergentes esta ola de Ómicron se disipe rápidamente, quizás eso haga que las actividades de estos países rápidamente se restituyan, haya un rebote interesante y eso haga que los inversionistas finalmente prefieran quedarse en países emergentes y no posicionarse en inversiones o activos en países desarrollados, particularmente en Estados Unidos.

Puede haber ciertas presiones al alza en ese sentido, aunque no obstante también nosotros  tenemos reservas internacionales muy sólidas, en torno a los USD 9.700 millones, que nos va a llevar no a afectar la tendencia, pero por lo menos a ir aminorando volatilidades que se puedan generar en el mercado cambiario.

– En política monetaria, teniendo en cuenta la última reunión, siempre se habla de una tasa de equilibrio ¿Cuál es la tasa de equilibrio para nuestra economía real y cómo ustedes estiman ese equilibrio?

Hay toda una metodología de estimación de la tasa de interés real neutral, una metodología muy técnica. 

¿Hasta qué punto vamos a llegar con la tasa de política monetaria y cómo eso nos está impactando?

La tasa de política monetaria en la cual estamos hoy en día es el 5,75%. En base a todas las consideraciones que hacemos, a las proyecciones, creemos que es una tasa que nos llevaría al equilibrio y convergencia de la inflación, que es nuestro foco principal. Sobre todo un horizonte de política monetaria que, en torno a los 18 meses, creemos que con esta tasa llegaríamos a esa convergencia de la inflación a la meta del 4%.

– Cuando se habla del proceso de normalización de medidas de política monetaria, ¿en qué parte del proceso estamos en este momento, con esta tasa  de 5,75%?

Hablar de un momento específico es medio complicado, porque finalmente esto es muy dinámico y, en el segundo semestre del 2021, de pronto la inflación empezó a repuntar en una forma bastante importante, inclusive sorprendiéndonos a todos. 

Sí esperamos que la inflación se acelere, pero no a los niveles que habíamos visto; eso, producto ya de muchos factores y, en base a eso, empezamos el proceso de normalización y en la medida que veíamos que la inflación tenía un ritmo importante, nosotros también desde la política monetaria adoptamos un proceso fuerte de normalización. Tal es así que en los últimos tres meses del 2021 fuimos ajustando la TPM (tasa de política monetaria) en 125 puntos básicos cada vez, con lo cual cerramos el 2021 con una tasa de política monetaria del 5,25%. Creemos que con este nivel ojalá la inflación pueda converger a la meta, aún previendo inclusive tener todavía algunos meses de presión al alza en ciertos productos.

– Atendiendo a ese contexto regional, ¿cómo afecta la volatilidad de estos países que ustedes miran para el IPOM, por ejemplo? ¿Hay algunos que impactan de manera más directa en lo que es nuestro tipo de cambio?

Nuestros dos principales socios y vecinos son Brasil y Argentina. Con Brasil, nuestro flujo comercial-turístico es bastante importante, no así con Argentina, donde a lo largo de las dos últimas décadas nos fuimos desacoplando bastante, y en ese desacople de alguna manera estamos bastante inmunes a los grandes desequilibrios que tiene este país.

Así que, por el lado de Argentina, ese desacople nos deja bastante tranquilos por el lado del tipo de cambio, aún cuando en cierto ciclo genera entrada de producto de contrabando, etc. Pero, la Argentina tiene tantos desequilibrios que después, en algún momento, vuelven a ajustar su tipo de cambio o lo que sea, y otra vez ese factor negativo del contado se disipa.

Con el Brasil sí tenemos un flujo comercial más importante. También tenemos a multinacionales que operan en el país, que muchas veces tienen sus oficinas regionales en Brasil y estas multinacionales o empresas agrícolas a veces toman sus decisiones de inversiones en base a lo que sus escritorios o sus oficinas regionales les marcan en el Brasil; entonces, por el lado del tipo de cambio se puede ver alguna incidencia, pero que no es muy marcada.

Finalmente, el tipo de cambio, el precio del dólar, se va marcando a nivel global, y en base a eso también acá el tipo de cambio local se va moviendo.

– Respecto a la inflación, ¿cuál es la perspectiva, teniendo en cuenta el contexto regional? Obviamente, lo que impactó en mayor porcentaje en nuestra canasta básica fueron productos importados, la cadena logística, los precios internacionales, al final eso termina afectando a la carne ¿Qué se espera, para el corto plazo?

Y cómo te decía, vemos todavía para los próximos meses, puntualmente en este primer semestre, cierta presión todavía en algunos precios de la canasta que nosotros consideramos. Un poco empujado por productos frutihortícolas, donde los factores climáticos también inciden en estos productos a nivel local; a nivel regional, Argentina en este caso suele ser un proveedor importante de productos frutihortícolas, y sabemos que la sequía y la alta temperatura también le está pegando.

Entonces, estos productos, además de la soja, trigo, también se ven afectados por los factores climáticos, ya sea en la siembra, en la cosecha, inclusive en la recolección, porque recolectar estos frutos y hortalizas a temperaturas de 40, 41 grados es a veces complicado. Entonces, por ahí en esos productos vamos a seguir viendo todavía algunos vaivenes en la cotización.

Y después está el precio del petróleo, con el efecto Ómicron que tienen las cadenas logísticas, y la fluctuación en la oferta y en la demanda. También el factor geopolítico que estamos viendo, las tensiones que existen entre Ucrania, Rusia, Estados Unidos, los países europeos, que finalmente terminan impactando en la cotización del petróleo.

Después está la cotización de la carne a nivel internacional, que también en la medida que las economías pasen esta fuerte oleada del Ómicron, seguramente seguirán con un dinamismo importante, esto genera también mayor consumo de ese producto en particular.

Pero haciendo la salvedad, esperamos que sobre todo a partir del segundo semestre esto se vaya moderando. Nosotros estamos muy atentos, todos los días monitoreando, recolectando datos y siguiendo muy de cerca todo.

La correcta dosificación de las políticas es clave y que, a pesar de todo el ambiente complicado, que esa dosificación de la política traiga de alguna manera otra vez  certidumbre a la ciudadanía, en los tomadores de decisiones, aún cuando estamos en un contexto de altísima incertidumbre.

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