Entre enero y junio de este año, el Banco Central del Paraguay (BCP) inyectó al mercado un total de USD 630 millones como parte de una medida transitoria de política cambiaria, con el objetivo de contener la escalada del tipo de cambio y reducir la volatilidad del dólar.
Esta intervención se dio luego de que la cotización de la divisa norteamericana alcanzara picos por encima de los G. 8.000, en un contexto de presiones externas e internas que incrementaban la demanda por dólares.
Con esto, el tipo de cambio logró mantenerse relativamente estable durante el primer semestre, oscilando en torno al umbral de los G. 8.000. Sin embargo, en julio se observó una marcada reversión en la tendencia: el dólar experimentó una rápida caída frente al guaraní, llegando incluso a perforar ese nivel simbólico. Esta apreciación de la moneda local respondió, principalmente, a una fuerte reducción de la liquidez en guaraníes dentro del sistema financiero.
Bancos, financieras y casas de bolsa comenzaron a demandar mayores cantidades de guaraníes para financiar distintos proyectos, lo que generó una creciente presión sobre la moneda local. En paralelo, la intervención del BCP que consistió en vender dólares y retirar guaraníes del mercado contribuyó a profundizar esta escasez de liquidez en moneda nacional. Como resultado, se produjo una mayor preferencia por el guaraní y una caída en el tipo de cambio, reflejo directo de las dinámicas de oferta y demanda.
No obstante, se espera que en los próximos meses el mercado experimente una recomposición gradual de la liquidez en guaraníes. Este ajuste permitiría una nueva estabilización del tipo de cambio, aunque en niveles algo inferiores a los observados en el primer semestre, ubicándose en torno a los G. 7.500. A más largo plazo, las expectativas se mantienen estables: según la Encuesta de Variables Económicas (EVE) del BCP, el tipo de cambio cerraría el año 2025 nuevamente en el orden de los G. 8.000.


