Los efectos de la pandemia, la alta inflación y una de las peores sequías en los últimos tiempos, hizo que la recuperación económica en el país se viera seriamente afectada, lo que generó que el índice de pobreza se haya elevado en el 2021.
De acuerdo a los datos de la Cepal, se prevé que la pobreza extrema y la pobreza se eleven en la región. En el primer caso, la tasa llegaría a 14,5% (0,7 puntos porcentuales más que en 2021) y la segunda estaría en 33% (0,9 puntos porcentuales más que lo proyectado para 2021).
Es por ello, que tratando de mitigar o paliar este tipo de situaciones, la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social con el objetivo de mejorar la seguridad alimentaria mediante el suministro de kits con los que las familias pueden cultivar sus propias huertas.
Este tipo de proyectos se realiza, dado que en torno al 70% de la población paraguaya depende de la agricultura como su principal fuente de ingresos, la combinación de fenómenos meteorológicos extremos con los efectos socioeconómicos de la pandemia ha ocasionado escasez de alimentos y ha privado a muchas familias de una nutrición básica.
Mayor participación de mujeres
Cabe resaltar que de este programa participan unas 5.700 familias paraguayas, en los 14 departamentos de la Región Oriental, el 90% de las beneficiarias son mujeres, la mayoría de las cuales se consideran cabeza de familia.
Tal es el caso de Liz Yegros, de 27 años y madre de un hijo, quien es una de las que forma parte del proyecto, debido a que debía hacer frente a unos gastos de sustento elevados sin contar con ningún tipo de ingreso, buscaba formas de reducir el gasto de su familia en alimentación y consumir alimentos más saludables al mismo tiempo.
Liz comentó que luego de cuatro meses de recibir los insumos necesarios para empezar a cultivar su huerta, comenzaron a crecer pimientos, coles, tomates y lechugas alrededor de su hogar en el asentamiento de Virgen de Caacupé, en la ciudad de Luque.
“Ya no voy a dejar este trabajo porque me es muy útil. Quiero continuar y dedicarme a esto permanentemente. Nosotros casi ya no compramos verduras, comemos las que tenemos en nuestra huerta”, manifestó.
Cabe resaltar, que con el fin de fomentar el desarrollo económico, las familias venden los excedentes de alimentos que cosechan en mercados locales y en sus comunidades.
Así también, el Ministerio de Agricultura y Ganadería se une a este proyecto, realizando capacitaciones técnicas a las familias beneficiarias, como también ofrecen su apoyo en materia de preparación del suelo, protección de la huerta, germinación de semillas, cosecha, mercadotecnia y preparación para la venta comercial.
Asimismo, se ofreció capacitación financiera para que las familias pudieran aprender sobre la administración de dinero y créditos. A fin de promover la participación de las mujeres, se creó una serie de vídeos educativos en español y guaraní para facilitar el intercambio de conocimientos acerca de las mejores prácticas en materia de cultivos.
