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24 de abril de 2024

Brasil será el quinto mayor exportador de petróleo en 2030, dice ministro

Río de Janeiro, 8 jul (EFE).- El Gobierno brasileño descartó la posibilidad de imponer un racionamiento para reducir el consumo de energía o la de un apagón, pese a vivir la mayor crisis hídrica en los últimos 91 años, que dejó en sus mínimos niveles las represas responsables por la mayor parte de la energía generada por el país.

«No trabajamos con la hipótesis de un racionamiento y menos con la de un apagón», afirmó el ministro de Minas y Energía, Bento Albuquerque, en entrevista a corresponsales extranjeros en Brasil, entre ellos un representante de Efe, en la que se refirió a los desafíos para el séptimo país con mayor capacidad de generación instalada en el mundo y el segundo con mayor generación de energía hídrica.

El alto funcionario afirmó que, pese a la escasez de lluvias y a la caída de los niveles de las represas a niveles críticos, Brasil tiene hoy un sistema eléctrico más seguro y con fuentes más variadas que en 2001, cuando una crisis hídrica similar obligó al Gobierno a imponer un impopular racionamiento eléctrico en todo el país.

Según Albuquerque, a diferencia de 2001, Brasil es hoy menos dependiente de las hidroeléctricas y cuenta con líneas de transmisión capaces de enviar energía desde las regiones con excedente a las que carecen.

«La gran diferencia en relación a 2001 es que en la época la matriz eléctrica del país dependía en un 86 % de la energía producida por las hidroeléctricas y hoy ese porcentaje es del 65 %», afirmó.

«En la época prácticamente no había generación eólica ni solar ni el sistema de generación era tan diversificado, mientras que hoy hasta la energía nuclear tiene un importante papel en la matriz energética», aseguró.

Según los datos suministrados por el ministro, el problema será aún menor en el futuro debido a que, mientras que Brasil tiene este año una capacidad instalada para generar 186 gigavatios de energía, de la cual un 65 % es hidráulica, la previsión es que en 2030 la capacidad salte a 236 gigavatios, de la cual tan solo un 49 % será hídrica y un 25 % solar y eólica.

Aseguró que son cambios pensados en planes decenales de energía debido a que la matriz eléctrica de un país no puede ser cambiada de la noche para el día.

«En los últimos 20 años elevamos la capacidad instalada desde 81 gigavatios hasta los actuales 186 gigavatios y reducimos la participación de las hidroeléctricas hasta el 65 %, pese a que seguimos teniendo un 87 % de energía renovable frente al promedio mundial del 29 %. Brasil es un ejemplo para el mundo en términos de energía renovable», dijo.

Agregó que la participación de las termoeléctricas -la fuente más contaminante- en la matriz eléctrica del país caerá desde el actual 17 % hasta un 12 % en 2023, pero que 15 de los 24 gigavatios que producirán las térmicas procederán de plantas alimentadas con gas natural, que es un combustible menos contaminante, y no de diesel.

«Otra gran diferencia que nos permite descartar el racionamiento es que en 2001 Brasil solo contaba con 70.000 kilómetros de líneas de transmisión y había dificultades de enviar energía excedente de la región sur a la sudeste, que es la que más consume, y hoy tenemos 170.000 kilómetros de líneas de transmisión», dijo.

Albuquerque admitió que la actual crisis hídrica es una consecuencia de la crisis climática mundial y aclaró que no se trata de un problema exclusivo de Brasil, ya que citó que algunas regiones de Estados Unidos y de Asia enfrentan igualmente sequías históricas.