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19 de abril de 2024

Los subsidios «proricos» a la energía ponen a Argentina ante un dilema

Buenos Aires, 9 may (EFE).- Los millonarios recursos que el Estado de Argentina destina a subsidiar la energía han puesto al Gobierno de Alberto Fernández ante un dilema que genera un espinoso debate en el oficialismo, en momentos en que el país suramericano busca reducir el déficit fiscal pero también contener la altísima inflación.

El ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, dijo el viernes último que el Gobierno debe ser «autocrítico» sobre los subsidios energéticos, cuyo sistema tildó de «proricos», ya que benefician a sectores de altos ingresos que no los necesitan, mientras que el Estado debe hacer un enorme esfuerzo fiscal para asistir a buena parte de la población afectada por la crisis económica y sanitaria.

Guzmán hizo estas declaraciones al cabo de una semana de fuertes rumores sobre un enfrentamiento dentro del Gobierno por la política en materia de subsidios energéticos.

La polémica se suscitó por la decisión del subsecretario de Energía, Federico Basualdo, de convalidar un aumento del 9 % en las tarifas de electricidad -congeladas desde hace dos años- para Buenos Aires y su cordón urbano, un alza insuficiente para el objetivo de Guzmán de reducir los abultados subsidios energéticos.

La prensa local dio cuenta de que Guzmán pidió la renuncia de Basualdo, pero el subsecretario, cercano a la vicepresidenta Cristina Fernández, se mantuvo en su puesto.

La división del oficialismo se evidenció, por un lado, con el respaldo público que Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires y exministro de Economía de Cristina Fernández, dio a Basualdo como un «excelente funcionario», y, por otro, con la participación de Guzmán junto a Alberto Fernández en una reunión del Consejo contra el Hambre donde el ministro sentó posición sobre los subsidios.

Finalmente, este sábado el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, admitió las «discusiones» internas. «Se lastimaron entre compañeros», se lamentó.

IMPACTO FISCAL

Los subsidios energéticos tienen un fuerte impacto fiscal: del 1,7 del PIB en 2020 y, según cálculos privados, de como mínimo el 2,2 % este año si las tarifas eléctricas solo suben un 9 %.

Eso complica el objetivo presupuestario de Guzmán de bajar este año el déficit primario al 4,2 % del PIB, desde el rojo del 6,5 % de 2020, una meta fiscal que, además, es observada de cerca por el Fondo Monetario Internacional en momentos en que Argentina negocia con el organismo un acuerdo para refinanciar deudas por 45.000 millones de dólares.

El Presupuesto de 2021, de hecho, contempla un nivel de subsidios similar al de 2020, por lo que, para mantener ese gasto en el 1,7 % del PIB, se requeriría un aumento tarifario bastante superior al 9 % -del 35 %, según algunos expertos-.

De acuerdo a un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso, los subsidios energéticos presupuestados para este año ascienden a 623.682 millones de pesos (6.315 millones de dólares), de los cuales 441.750 millones de pesos (4.473 millones de dólares) son para subsidiar los costes del sector eléctrico no cubiertos por lo que pagan los usuarios.

Otra porción importante, por 170.053 millones de pesos (1.722 millones de dólares) presupuestados para este año, corresponde a subsidios a la producción y el consumo del gas natural.

Según Guzmán, en el actual contexto económico de Argentina, que acumula tres años de severa recesión agravada por la pandemia de covid-19, y en un escenario de creciente pobreza (42 %), es «esencial» para el Estado contar con más recursos y «afinar» su uso «en una situación de escasez», destinándolos a los sectores más vulnerables».

TARIFAS E INFLACIÓN

Aumentar las tarifas a tasas mayores ayudaría a reencauzar el sendero fiscal, pero tendría un impacto fuerte en otra variable que se ha vuelto un mal crónico de Argentina, la alta inflación, del 36,1 % en 2020 y que, según las últimas proyecciones privadas, escalaría al 47,3 % este año.

En un contexto económico y social tan frágil y con elecciones de medio término este año, mayor inflación podría significar un dolor de cabeza aún más agudo para el oficialismo.

Fue Kicillof quien hizo público días atrás lo que piensa al respecto el núcleo duro del kirchnerismo: aumentos mayores al 9 % «con los bolsillos flacos y en momentos de pandemia son difíciles de pensar».

Natalia Kidd