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25 de abril de 2024

Mexicana Rivera Garza asegura sobre su última novela que «escribe para saber»

México, 29 nov (EFE).- «Autobiografía del algodón» de la escritora Cristina Rivera Garza va mucho más allá de una historia personal y refleja una profunda investigación sobre parte de su familia que no dejó registro, pero sí escribió parte de la historia del campo algodonero mexicano.

«Uno escribe, al menos en mi caso, para saber no porque se sabe. Lo que vuelve interesante la escritura de un libro son toda la serie de estrategias y aventuras que uno tiene que correr para poder continuar con su escritura», indicó Rivera Garza en entrevista con Efe.

«Autobiográfía del algodón» es su novela más reciente y este domingo la presenta durante la edición 34 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que se realiza de manera virtual.

Con este libro, la autora se adentró en la historia de su familia, pero también la historia del campo de algodón de México.

Para su novela, tuvo que recorrer miles de kilómetros, hacer entrevistas, recoger muestras del suelo y acudir a registros, entre muchas aventuras más.

«Hay muchos elementos que implicaron viajes, travesías andar de un lado a otro entrevistando gente, tomando fotografías… Y entre una cosa y otra están los chismes o rumores que sabía y después a lo que me confrontó ver actas de nacimiento, de defunción o de matrimonio e ir poniendo las piezas de un rompecabezas muy complejo» detalló.

A PARTIR DE LO PERSONAL

Su motivación principal, dijo, fue reconstruuir la historia de sus abuelos maternos y paternos.

La escritora empezó tratando de documentar la historia migrante de sus abuelos paternos, que caminaron de San Luis Potosí, en el centro del país, hasta el norte del estado fronterizo de Coahuila, huyendo de la sequía y después buscando trabajo en las minas de carbón.

Sin embargo, gracias a la reforma agraria de principios del siglo XX se hicieron con tierras en el norteño estado de Tamaulipas alrededor de campos de algodón.

Por parte de sus abuelos maternos, quienes terminaron también haciéndose con tierras, detalló que habían cruzado la frontera de niños, pero fueron deportados después del crac de 1929, cuando el presidente estadounidense Herbert Hoover (1929-1933) puso en marcha una legislación antimigrante.

«Hoover hizo algo similar al que ahora está saliendo, aunque no quiera, de la Casa Blanca (Donald Trump)», espetó la escritora.

La investigación para escribir la novela fue un largo camino en el que se topó con detalles totalmente desconocidos para ella y que solo tuvieron sentido cuando logró armar todo el puzle.

«Todo esto que te platico tan claramente fueron partes de lo que pude ir armando a partir de la investigación. Me enteré de cosas como que el acta de nacimiento de mi abuelo paterno lo describe como indígena», contó.

Por otra parte, de manera intencional, Rivera Garza jugó con el concepto de biografía huyendo de lo tradicional y del «yo que dirige el discurso y llega a la confirmación del estado de las cosas».

«Aquí jugué con el término porque nos remite a un tipo de discurso tradicional, pero es una autobiografía del algodón porque de entrada se esta poniendo en cuestión la existencia misma de ese yo solitario individual y se le pone en relación con un elemento no humano», dijo la escritora.

Con esto, buscó huir de la noción tradicional de autobiografía o biografía de desarrollo lineal y «autoglorificante» centrándose en la historia del algodón a través de la agricultura, los fertilizantes, y la infraestructura hidráulica.

Y logró alejarse del concepto que figura en el título de la novela utilizando múltiples mensajes con los que pudo capturar la historia del algodón en México.

UNA FERIA INÉDITA

Rivera Garza estará este domingo presentando su obra en la FIL de Guadalajara, el evento de literatura más importante en habla hispana que este año debe realizarse de manera virtual debido a la pandemia del nuevo coronavirus.

«A mí me parece que la FIL tomó una decisión muy acertada y cuidadosa porque creo que habernos reunido en Guadalajara habría sido un desatino y peligroso para todos», opinó.

«Por fortuna existe esta tecnología que nos permite estar en contacto, aunque no es lo mismo por supuesto, pero en épocas extremas como las que estamos viviendo se hace lo que se puede», terminó.