Buenos Aires, 30 mar (EFE).- La tasa de pobreza urbana en Argentina se ubicó el segundo semestre de 2022 en el 39,2 %, con un aumento de 1,9 puntos porcentuales en un año, uno de los peores efectos de la elevadísima inflación que sufre el país suramericano.
De acuerdo a un informe difundido este jueves por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la tasa de pobreza urbana registrada entre julio y diciembre pasado estuvo 2,7 puntos por encima de la del primer semestre de 2022, la primera subida en el indicador tras tres semestres consecutivos en retroceso.
En tanto, la tasa de indigencia se ubicó en el 8,1 %, apenas 0,7 puntos por debajo del semestre anterior y con un descenso de tan solo 0,1 puntos en la comparación interanual.
La medición, cuyos resultados se difundieron este jueves, tiene en cuenta el nivel de vida en los 31 centros urbanos más poblados del país, lo que abarca a 29,2 millones de personas, sobre una población total en Argentina de unas 46 millones de personas.
La estadística oficial señala que a finales de diciembre pasado se encontraban por debajo de la línea de pobreza 11,4 millones de personas, cerca de 659.185 más que a finales de 2021.
En tanto, 2,3 millones eran indigentes, apenas unas 28.000 personas menos que hace un año.
GOLPE INFLACIONARIO
El objetivo de reducir la pobreza en Argentina sigue enfrentando, entre otros, el escollo de la persistente y elevada inflación, que acumuló el año pasado un alza del 94,8 %, impactando de lleno el costo de la cesta básica de alimentos y servicios, cuyo valor marca la línea de la pobreza.
De hecho, el aumento en el costo de las cestas básicas fue superior al del índice general de precios: el alza en el costo de la cesta de alimentos y servicios fue del 100,3 % en 2022 y el incremento en el valor de la cesta alimentaria -que marca la línea de la indigencia- fue del 103,8 %.
A la par de este salto inflacionario, la economía argentina creció, pero a un ritmo del 5,2 %, muy por debajo del repunte del 10,4 % de 2021, mientras que el desempleo bajó (al 6,3 % en el cuarto trimestre de 2022), pero por cada puesto de trabajo formal creado se generaron tres informales y uno por cuenta propia.
En estos dos últimos grupos los ingresos son menores y pierden claramente la carrera contra la inflación, empujando a la pobreza a miles de personas, incluso a aquellos con un trabajo.
«En Argentina estamos viendo un fenómeno que hace unas décadas era impensado para nuestro país: el del trabajador pobre. Trabajar ya no asegura estar por encima de la línea de pobreza», sostuvo Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso.
Según datos oficiales, los salarios crecieron el año pasado 93,8 % en el sector privado registrado y 65,4 % en el sector privado informal, con una pérdida sustancial del poder de compra.
De acuerdo al informe del Indec, solo en el segundo semestre, mientras los ingresos de los hogares subieron 37,3 %, el costo de la cesta de bienes y servicios saltó un 44,4 %.
LOS MÁS VULNERABLES
El informe oficial de este miércoles pone en cifras el dramático panorama de los más vulnerables en Argentina: los niños.
Cinco de cada diez argentinos menores de 14 años (54,2 %) son pobres y el 12 % de los niños y adolescentes del país ni siquiera puede cubrir sus necesidades básicas de alimentación.
El segundo grupo de mayor vulnerabilidad es el de los jóvenes: el 45 % de los argentinos entre 15 y 29 años es pobre y el 9,4 % es indigente.