Sao Paulo, 22 feb (EFE).- El mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, ha abierto una nueva crisis en Petrobras al anunciar a un general retirado del Ejército como nuevo presidente de la petrolera estatal, cuyos papeles se hundieron este lunes en la bolsa, y generó dudas sobre su compromiso con el liberalismo económico.
La designación de Joaquim Silva e Luna, exministro de Defensa en el Gobierno de Michel Temer (2016-2018) y actual director de la parte brasileña de la hidroeléctrica Itaipú, aún tiene que ser ratificada por el Consejo de Administración de Petrobras pero ya ha provocado un terremoto en el mercado financiero.
Las acciones de la mayor empresa del país y la más estratégica para el Estado brasileño caían alrededor de un 20 % a media jornada de este lunes en la bolsa de Sao Paulo.
Petrobras ha perdido unos 100.000 millones de reales (18.200 millones de dólares) en valor de mercado desde que el viernes pasado se anunció la salida del comando de la empresa de Roberto Castello Branco, un economista técnico escogido por el ministro de Economía, Paulo Guedes, quien todavía no se ha pronunciado al respecto.
«El mercado está muy estresado por esa decisión de Bolsonaro. Es una señal horrible, una interferencia pésima, aunque hay que esperar a próximos capítulos», afirmó a Efe Rodrigo Fontana, gerente de recursos de la firma Guide Investimentos.
«Es un momento más de preguntas que de certezas», añadió, ante las sospechas de que el mandatario acometa próximamente cambios similares en el sector eléctrico.
¿EL INICIO DE UN BOLSONARO «MÁS POPULISTA»?
Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército, institución que históricamente ha tenido un perfil estatizador en Brasil, se comprometió en la campaña electoral de 2018 con el liberalismo económico y el ajuste fiscal, lo que le hizo ganarse el crédito de un mercado financiero que ahora recela de él.
En este contexto, Fontana duda sobre si el cambio en Petrobras, de control estatal pero con acciones negociadas en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York y Madrid, es «algo puntual» o el inicio de un Bolsonaro «más populista» de cara a las elecciones presidenciales de 2022, a las que pretende presentarse.
Presionado por el sector camionero, que amenazaba con una nueva huelga como la que paralizó el país en mayo de 2018, el presidente justificó este lunes su decisión y exigió «transparencia y previsibilidad» a la petrolera.
En su opinión, no se justifica la subida en el precio de los combustibles -de cerca del 30 % en lo que va de año- y aprovechó para lanzar duras críticas a la gestión actual de Petrobras y a los agentes económicos.
«Algunos en el mercado financiero están muy felices con la política de Petrobras, que sólo tiene un sesgo: atender los intereses de algunos grupos en Brasil», denunció.
«¿El petróleo es nuestro o es de un pequeño grupo aquí en Brasil?», se preguntó el líder ultraderechista.
Asimismo, se quejó de que Castello Branco lleve «once meses» trabajando desde casa, como precaución ante la pandemia del coronavirus, que tiene en Bolsonaro a un ferviente negacionista. «Es inadmisible», sentenció.
Para Nelson Marconi, profesor del centro de estudios económicos Fundación Getúlio Vargas (FGV), Bolsonaro puede estar dando un «giro» en su discurso porque cree que le puede favorecer en sus índices de popularidad, aunque su postura se enmarca dentro de lo que defendió «la vida entera» como político.
«El mercado compró un presidente que creyó que iba a impulsar una agenda liberal, cuando él nunca fue liberal. Aunque, por otro lado, considero que la política de precios de Petrobras es una locura», afirmó el analista a Efe.
EL VICEPRESIDENTE MOURAO APOYA A SU «CAMARADA»
Por su parte, el vicepresidente brasileño, el general de la reserva del Ejército Hamilton Mourao, rechazó, como Bolsonaro, que el cambio de presidente se trate de una interferencia y limitó el asunto a una «cuestión de confianza».
Además, calificó al mercado financiero de «rebaño electrónico», tras la fuerte caída de la cotización de Petrobras en bolsa, y dijo que Joaquim Silva e Luna es un «camarada extremadamente preparado».
Si finalmente es ratificado para el cargo, Silva e Luna será el primer presidente militar de Petrobras desde los tiempos de la dictadura (1964-1985), un período que Bolsonaro ha defendido en repetidas ocasiones.