Río de Janeiro, 12 abr (EFE).- Los accionistas de Petrobras eligieron este lunes en asamblea a su nuevo Consejo de Administración, que será ahora el encargado de ratificar como presidente de la compañía al militar postulado por el presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
En una sesión realizada virtualmente debido a la pandemia del coronavirus y que se prolongó más de cinco horas, la asamblea de accionistas renovó hoy ocho de los 11 consejeros de Petrobras, que tiene sus papeles cotizados en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York y Madrid, pese a ser controlada por el Estado.
Entre los nuevos colegiados designados hoy se encuentra el general de la reserva del Ejército Joaquim Silva e Luna, quien ha sido propuesto por Bolsonaro como presidente de la petrolera brasileña en sustitución del economista Roberto Castello Branco, destituido de su cargo de consejero.
El nuevo Consejo de Administración será ahora el encargado de elegir entre sus miembros al nuevo presidente de la mayor empresa de Brasil, lo que está previsto en una nueva sesión cuya fecha aún no fue definida.
Aunque la elección de Silva e Luna como presidente de Petrobras no está confirmada, se da como un hecho debido a que el Gobierno cuenta con mayoría entre los miembros del Consejo, con un total de siete asientos.
Los accionistas minoritarios, por su parte, eligieron hoy a 1 de los ocho consejeros renovados este lunes.
En caso de ser ratificado, Silva e Luna, exministro de Defensa en el Gobierno de Michel Temer (2016-2018) y exdirector de la parte brasileña de la hidroeléctrica Itaipú, será el primer presidente militar de Petrobras desde los tiempos de la dictadura (1964-1985), un período que Bolsonaro ha defendido en repetidas ocasiones.
LA POLÍTICA NO INTERVENCIONISTA DE BOLSONARO, EN DUDA
El cambio en la presidencia de Petrobras fue solicitado por Bolsonaro el pasado mes de febrero, en medio de las crecientes presiones de los camioneros por el aumento del precio del diesel en el país.
La designación del exministro como presidente de la mayor estatal del país puso en duda la política de Bolsonaro de no intervención del Estado en la economía y provocó la salida automática de otros siete miembros del Consejo.
El líder de la ultraderecha brasileña, capitán de la reserva del Ejército, institución que históricamente ha tenido un perfil estatizador en Brasil, se comprometió en la campaña electoral de 2018 con el liberalismo económico y el ajuste fiscal, lo que le garantizó el apoyo del mercado financiero y de los empresarios.
No obstante, la sorprendente destitución de Castello Branco aumentó el temor de los inversores de que el presidente pueda intervenir en la política de precios de la compañía, que usa la cotización internacional del petróleo como referencia para definir los precios de los combustibles en el mercado interno en Brasil.
El mandatario anunció el cambio el comando de la estatal presionado por el sector camionero, que amenazaba con una nueva huelga como la que paralizó el país en mayo de 2018 en caso de que los precios del diesel sigan aumentando.
De acuerdo con datos de la propia compañía, Petrobras tuvo pérdidas de más de 200.000 millones de dólares entre 2011 y 2015 por no trasladar al precio de los combustibles el aumento del precio del petróleo en el mercado internacional.
Desde 2016, la compañía entró en un proceso de saneamiento que le permitió una paulatina recuperación de sus cuentas.
Pese a las pérdidas provocadas por la pandemia, Petrobras obtuvo en 2020 un beneficio neto de 7.108 millones de reales (unos 1.245 millones de dólares), más de cinco veces inferior al de 2019.
CAMBIOS EN OTRAS ESTATALES
Otras empresas con acciones negociadas en la bolsa, pero controladas por el Estado, también han sufrido recientemente cambios en el comando en medio de presiones del presidente brasileño.
El pasado marzo el presidente Banco do Brasil, la mayor entidad financiera del país, André Brandao, presentó su renuncia tras el desacuerdo de Bolsonaro con el plan de renuncias voluntarias presentado por la empresa y que afecta a 5.000 trabajadores de la plantilla.
También hubo un pedido de renuncia del presidente de Eletrobras, Wilson Ferreira, quien entregó el cargo insatisfecho con el atraso en el proceso de capitalización de la mayor eléctrica de Latinoamérica.