Lima, 2 may (EFE).- El presidente de Perú, Pedro Castillo, aseguró este lunes que el mundo se encamina a una nueva cultura del trabajo y que él realiza los esfuerzos para sentar los cimientos de un país que deje atrás las desigualdades.
El mandatario declaró durante una ceremonia de condecoración a cinco ciudadanos que «hay mucho por hacer» en Perú y que, desde el Ejecutivo, hace «el denodado esfuerzo para sentar los cimientos de un país para todos».
«Estamos trabajando en la costa, sierra y selva con el firme propósito de dejar atrás las desigualdades, de dejar atrás las injusticias y avanzar hacia un futuro mejor», expresó.
Entre las medidas adoptadas por este gobierno a favor del empleo están el nuevo Código Laboral y el incremento del salario mínimo vital, a 1.025 soles (unos 267 dólares) mensuales, que entró en vigencia este domingo, primero de mayo, día internacional de los trabajadores.
El jefe de Estado destacó que su gobierno está emprendiendo las reformas con participación ciudadana «de cara al pueblo», después de haber participado en ocho consejos de ministros descentralizados para escuchar las demandas de las organizaciones sociales en distintos puntos del territorio.
Por tal motivo, subrayó que es momento de establecer políticas con valor público sobre el rol de la educación en el empleo, y armonizar criterios sobre respeto del trabajo.
Durante la condecoración con la Orden del Trabajo 2022, Castillo dijo que «el Estado les reconoce su extraordinaria labor a los hombres y mujeres que son ejemplo de vida, trabajo, valor y compromiso».
Entre los homenajeados figuran Carlos Enrique Suárez, un trabajador del diario oficial El Peruano con discapacidad auditiva, el dirigente sindical Hernán Chiroque Nole, la catedrática Catalina Guzmán Melgar, la representante de la Confederación de Trabajadores del Perú, Mercedes Núñez Gutiérrez, y, en forma póstuma, el abogado laboralista Víctor Raúl Samamé Morante.
Núñez agradeció en nombre de los galardonados y recordó que la desregulación de la legislación laboral aplicada en los años 90 en Perú, durante el Gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) provocó la salida de muchos trabajadores del mercado laboral, con la consiguiente informalidad laboral, que afecta a más del 70 % de trabajadores, y el subempleo.
«También tenemos que lidiar con aquella idiosincracia peruana que discrimina por género y etnia, aspectos por los cuales no podemos desarrollar, no podemos trabajar, ni darles a los ciudadanos lo que necesitan», afirmó.