Buenos Aires, 10 may (EFE).- El Gobierno de Argentina prorrogó este lunes por el plazo de dos meses la ley de promoción a la producción de biocombustibles a la espera de debatir en el Parlamento una nueva norma para el sector que ya genera diferencias.
Mediante un decreto publicado este lunes en el Boletín Oficial, el presidente argentino, Alberto Fernández, extendió hasta el 12 de julio próximo la vigencia del régimen de promoción para la producción y uso sustentables de biocombustibles, que caducaba el próximo miércoles.
La actual ley de promoción de los biocombustibles, aprobada en mayo de 2006, incluye un esquema de beneficios fiscales para la producción de biocombustibles elaborados a partir de soja, maíz y caña de azúcar.
En octubre pasado, el Senado aprobó una iniciativa para prorrogar la norma hasta finales de 2024 y giró el proyecto para su debate en la Cámara de Diputados, que aún no se pronunció.
Sin embargo, en medio de este proceso parlamentario, el Gobierno de Alberto Fernández ha planteado la necesidad de crear un nuevo régimen para el sector, con varios cambios respecto al esquema vigente, lo que quedó plasmado en un proyecto de ley presentado en abril pasado por diputados oficialistas.
La iniciativa del oficialismo ha sorprendido a la industria ya que, en vez de aumentar, el porcentaje mínimo obligatorio de biocarburante presente en la elaboración de un combustible (lo que se denomina porcentaje de «corte»), lo reduce.
Así, el proyecto establece una reducción de la mezcla de biodiésel (producido en Argentina base a aceite de soja y maíz) en el diésel (gasóleo) del actual 10 % al 5%, pudiendo bajar incluso al 3 %.
Además, naja el «corte» del bioetanol (alcohol en base a caña de azúcar o maíz) en la elaboración de naftas del actual 12 % al 9 %, pero con compensaciones mayores para el etanol en base a caña de azúcar, en detrimento del maíz.
El proyecto es rechazado por las cámaras empresariales del sector, que argumentan que un cambio de este tipo no solo perjudicará sus inversiones sino que también va a contramano con las tendencias ambientales mundiales que incentivan un mayor uso de biocombustibles en detrimento de los combustibles fósiles.