Buenos Aires, 19 jul (EFE).- Argentina trabaja con los países del G7, además de con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en la revisión del acuerdo vigente con el organismo multilateral, según confirmó este miércoles el ministro de Economía del país suramericano, Sergio Massa.
Al término de un acto oficial en la mayor central sindical de Argentina, la Confederación General del Trabajo (CGT), el titular de la cartera y aspirante presidencial por el oficialismo anunció que el próximo viernes brindará información sobre la negociación en curso como resultado del trabajo coordinado con ambos bloques.
«El viernes vamos a dar información respecto de cuál es el estado de situación», prometió Massa a los medios apostados a la salida del evento en el que recibió el apoyo proselitista de la CGT.
«Está el equipo (económico) trabajando allá (en Washington) y otro equipo trabajando acá (en Buenos Aires) en coordinación no solamente con el FMI, sino con los países del G7», dijo el ministro, en referencia a los países que integran el directorio del organismo multilateral y votan para aprobar o no los acuerdos a nivel técnico.
La agenda pública de Massa de este martes incluía una reunión telemática con el secretario de Estado de la Cancillería de Alemania, Jörg Kukies, y otra con el asesor Económico Internacional del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos, Myke Pyle.
Massa explicó que ese trabajo coordinado con el FMI y los países del G7 es «para tener un instrumento que robustezca a la Argentina en materia de reservas» y «en materia fiscal» y que no «impida más allá del contexto electoral, seguir adelante con el ordenamiento de la economía argentina».
Argentina acordó en 2022 un Programa de Facilidades Extendidas (EFF) para refinanciar la deuda de 45.000 millones de dólares (unos 40.177 millones de euros) pactada en 2018, que implica revisiones trimestrales que dan derecho al país a desembolsos del FMI para pagar en tiempo y forma los vencimientos con el propio organismo.
Hasta el momento se han aprobado cuatro revisiones trimestrales -de metas en materia de disciplina fiscal, acumulación de reservas monetarias y límites a la emisión monetaria-, pero la quinta se encuentra empantanada porque a Argentina se le ha dificultado cumplir con los objetivos del primer y segundo trimestre de este año.
Argentina se ampara en una sequía histórica que redujo las exportaciones agropecuarias y, por lo tanto, la disponibilidad de divisas en este primer semestre, un impacto que el FMI reconoce pero igualmente busca «alternativas para fortalecer el programa».
Debido a la falta de acuerdo, Argentina pagó el vencimiento de junio pasado con recursos propios, después de haber pospuesto el pago al último día del mes, al cancelar 2.700 millones de dólares con una combinación de derechos especiales de giro (DEG) y yuanes.
Del mismo modo, el Gobierno argentino decidió posponer para el último día de julio los pagos al FMI, por unos 2.600 millones de dólares, en un contexto de reservas internacionales netas negativas, mientras el equipo económico continúa con las negociaciones con el organismo y se especula que vuelva a usar el «swap» de divisas con China.