Brasilia, 30 dic (EFE).- Brasil registró entre enero y noviembre de este año un déficit nominal en sus cuentas públicas de 939.569 millones de reales (unos 181.139 millones de dólares), equivalente al 13,82 % del producto interno bruto (PIB), mientras que la deuda se mantuvo estable, informó este miércoles el Banco Central.
El saldo negativo entre los ingresos y los gastos del sector público brasileño, incluyendo el Gobierno central, los regionales, los municipales, las empresas estatales y el pago de intereses de deuda, escaló un 140,4 % respecto a los once primeros meses de 2019, en gran parte como reflejo de la pandemia de coronavirus.
No obstante, en noviembre, el déficit fiscal público fue de 20.123 millones de reales (unos 3.879 millones de dólares), un 62,1 % menos que lo registrado en el mismo mes del año pasado.
En cuanto al déficit primario -que no incluye lo que el Estado destina al pago de intereses de la deuda, pero que el Gobierno utiliza como referencia para medir la situación de las cuentas públicas-, ascendió entre enero y noviembre a 651.113 millones de reales (unos 125.527 millones de dólares o 9,58 % del PIB).
La cifra sobrepasa ampliamente la del mismo periodo de 2019, cuando el déficit primario fue de 48.359 millones de reales (unos 9.323 millones de dólares) y representaba el 0,72 % del PIB.
En noviembre, Brasil registró un déficit primario de 18.140 millones de reales (unos 3.497 millones de dólares), volviendo a cifras negativas, después de que en octubre había interrumpido con un superávit una racha de ocho meses de cuentas en rojo.
En la comparación con noviembre de 2019, el déficit primario mensual aumentó un 18,46 %.
El emisor igualmente informó de que la deuda bruta del gigante suramericano alcanzó en noviembre los 6,5 billones de reales (unos 1,2 billones de dólares), la misma que se tenía en octubre, pero ahora equivalente al 88,1 % del PIB, lo que supone una leve reducción de 0,7 puntos porcentuales de un mes para otro.
A pesar de la caída en noviembre, la deuda pública de Brasil ha sido una constante preocupación para las agencias de calificación de riesgo, ya que, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda bruta de otros países emergentes no supera el 50 % del PIB.
Según las proyecciones tanto del Gobierno como de los economistas, la mayor economía de Sudamérica sufrirá en 2020 la mayor retracción de las últimas décadas, con una contracción del PIB estimada entre un 4 % y 5 %, pero que reduce drásticamente los hasta casi 10 % negativos previstos al comienzo de la pandemia.