Washington, 16 oct (EFENews).- La pandemia de la COVID-19 ha obligado a la compañía textil INTRADECO, fundada por el empresario de origen salvadoreño Félix Simán, a aumentar su producción de batas y otros materiales sanitarios en sus factorías en El Salvador, Guatemala y Honduras.
La empresa, que emplea a 10.000 latinoamericanos, realizó durante la peor etapa de la pandemia de la COVID-19 300 nuevas contrataciones de personal para responder a la demanda de material textil sanitario, por lo que INTRADECO ha sido clave para la distribución de batas de protección nivel 1 para sanitarios de hospitales de Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos.
«Nueva York era el epicentro de los Estados Unidos con mayores casos de COVID por día. En abril, después de tres semanas de desarrollo y pruebas, pudimos acomodar o modificar nuestros textiles y procesos para obtener un aislamiento de nivel uno en las batas», explicó Félix Simán en un comunicado.
INTRADECO, dice su fundador, fue la primera empresa en enviar este material hospitalario a Nueva York y, posteriormente, comenzaron a distribuir en todo Estados Unidos.
Lo anterior se logró a pesar de que su principal fábrica, ubicada en El Salvador, estaba cerrada por ley de emergencia nacional, debido a la cantidad de infectados que entre marzo y abril generó la COVID-19.
A INTRADECO le fue posible operar porque recibió una solicitud específica de uno de sus grandes compradores en Estados Unidos, quien a su vez recibió el requerimiento del Gobierno de dicho país.
La empresa, que fabrica y distribuye ropa casual y otras prendas de tejido de alta calidad que se vende en grandes cadenas de EE.UU., México y Canadá, es de las pocas que mantuvo intactos los puestos de trabajo de sus 10.000 empleados y abrió nuevas plazas, cuando en todo el mundo la mayoría ha tenido que hacer grandes recortes para enfrentar una de las crisis económicas y sanitarias más grandes de este siglo.
INTRADECO fue fundada hace 28 años por Félix Simán, siguiendo el legado de su familia dedicada a la industria textil hasta levantar desde Estados Unidos una empresa que ahora ya cuenta con 28 años.
«Mi abuelo llegó a El Salvador en 1921 debido a la persecución en la antigua Palestina. El ya era parte de la industria textil desde aquel entonces, y yo he seguido el legado de toda mi familia: integridad, innovación y visión», dijo Simán.
Tras terminar sus estudios en la Loyola University de Nueva Orleans, Simán se quedó a trabajar en Miami para abrir una oficina y transformar la compañía textil para entrar en el mercado de Estados Unidos.