Bogotá, 22 oct (EFE).- Más de un centenar de indígenas de los pueblo misak, pijao y nasa se reunieron este jueves en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, para protestar contra la violencia que azota la región del suroeste del país en la que viven y pedir al Gobierno colombiano que cumpla el acuerdo de paz que firmó con las FARC en 2016.
«Estamos exigiendo la implementación del acuerdo de paz y hacemos un llamado al país para cambiar el mal gobierno de Iván Duque», expresó a Efe Édgar Alberto Velasco, miembro del pueblo misak.
Agregó: «Nuestra lucha es por defender la vida de los líderes sociales, de los líderes indígenas, de los defensores de derechos humanos. Nuestra lucha es en rechazo a las masacres».
Los manifestantes hacen parte de la comunidad que el pasado 16 de septiembre derribó una estatua del conquistador español Sebastián de Belalcázar en Popayán, capital del convulso departamento colombiano del Cauca (suroeste), como forma de «reinvidicar la memoria de ancestros asesinados».
«(Es) un acto político de hacer presencia en este lugar denominado ‘El Dorado’, que nos evoca la razón por la que colonizadores se atravesaron el continente (…) arrasando pueblos y vidas a nombre de la espada y la cruz», dice un comunicado del Movimiento de Autoridades Indígenas del Suroccidente (AISO) leído en el aeropuerto.
La protesta, según sus organizadores, hace parte de la minga indígena, como se le conoce a la manifestación de las comunidades que llegó el domingo a Bogotá y el lunes protagonizó una multitudinaria concentración en la Plaza de Bolívar para plantear sus demandas al presidente colombiano, Iván Duque, con quien no logró reunirse.
La mayoría de participantes de la minga regresaron al suroeste del país el miércoles tras acompañar una jornada de multitudinarias protestas contra la política económica y social del Gobierno.
CLAMOR POR EL CESE DE LA VIOLENCIA
Al aeropuerto los manifestantes llegaron en chivas, como se conoce en Colombia a unos tradicionales y coloridos autobuses de las zonas montañosas, con carteles con mensajes como «Autoridades Nu Nachak-AISO rechazamos las masacres» y alzando banderas de colores que representan a sus pueblos.
Igualmente llevaron instrumentos musicales como tambores y flautas con los que interpretaron ritmos tradicionales que algunos de sus miembros bailaron en la entrada de la terminal aérea, a la cual entraron, según las autoridades, a la fuerza a pesar de las restricciones vigentes por la pandemia de la covid-19.
Colombia vive un periodo de agitación política y social por las recientes masacres y el aumento de la violencia en regiones convulsas que han dejado cientos de muertos pertenecientes a comunidades étnicas, organizaciones de derechos humanos y movimientos políticos.
A esos crímenes, condenados incluso por organismos internacionales, se suman los asesinatos de líderes sociales y firmantes del proceso de paz de 2016 entre el Gobierno y la antigua guerrilla de las FARC.
«Queremos que pare de correr sangre en los territorios, queremos garantías, justicia social con acciones en equidad y contando con la voz de los que trabajamos la tierra y llevamos alimentos y esperanza a los centros urbanos», añade el comunicado.
RESPUESTA DEL GOBIERNO
El viceministro del Interior, Carlos Baena, fue al aeropuerto a atender los reclamos de los indígenas, tras lo cual afirmó a periodistas que «ellos están diciendo que el Gobierno no les ha cumplido acuerdos».
«Yo estuve 15 días en el Cauca con ellos, buscando consensos, acuerdos. Se les asignaron 7.000 millones de pesos (unos 1,8 millones de dólares) por la Agencia Nacional de Tierras (ANT) y 1.000 millones (unos 265.000 dólares) por el Ministerio de Agricultura para semillas», expresó Baena.
Por otra parte, el funcionario señaló que el presidente Duque no se reunió con los indígenas de la minga porque para eso están los viceministros, que deben «tener ese contacto directo con las comunidades».
«Para eso están los ministros, esa es nuestra labor, y tratar de obligar al presidente, a la fuerza, con movilizaciones e imposiciones, no nos parece justo cuando se está dialogando, trabajando con ellos y cuando se están dando resultados desde el Gobierno», añadió Baena.
Según la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), solo este año 76 comuneros han sido asesinados en esa región que con 84 resguardos es el departamento que alberga la mayor población indígena de Colombia.