Sao Paulo, 24 feb (EFE).- La confianza de los consumidores en Brasil volvió a crecer en febrero tras encadenar cuatro caídas consecutivas, entre octubre y enero, impulsada por el inicio de la vacunación contra la covid-19, informaron este miércoles fuentes económicas.
En febrero, el llamado Índice de Confianza del Consumidor, medido por el centro de estudios económicos de la Fundación Getulio Vargas (FGV), subió 2,2 puntos y se ubicó en 78 puntos.
El aumento, según la FGV, es un reflejo del inicio de la campaña nacional de inmunización, que arrancó en el país a mediados de enero, y también por la expectativa ante el posible retorno de los subsidios estatales destinados a las personas más vulnerables como forma de mitigar los impactos de la pandemia.
Sin embargo, la entidad alertó de que «los niveles de confianza siguen bajos» y la «sustentación de una tendencia al alza» dependerá de varios factores, entre ellos la «velocidad de la vacunación y la evolución de los números de la pandemia en Brasil», uno de los países más castigados por la emergencia sanitaria.
También «de la recuperación del mercado de trabajo, algo difícil en el primer semestre de 2021, teniendo en cuenta la gran dificultad que será nuevamente enfrentada por las empresas del sector de servicios», destacó en un informe la coordinadora de sondeos de FGV, Viviane Seda Bittencourt.
El estudio apuntó que, en febrero, los consumidores brasileños se mostraron más optimistas tanto con el escenario actual como con las expectativas respecto a los próximos meses, aunque ambos permanecen en niveles «desfavorables» y por debajo de los indicadores observados el pasado diciembre.
Así, el Índice de Situación Actual (ISA) subió 1,4 puntos, hasta los 69,5 puntos, mientras que el Índice de Expectativas (IE) avanzó 2,7, elevándose hasta las 84,8 unidades.
Brasil es uno de los países más golpeados por la pandemia del coronavirus, al lado de Estados Unidos e India, y acumula hasta el momento casi 250.000 muertos y 10,2 millones de casos confirmados.
Desde noviembre, el país atraviesa una segunda ola de la crisis sanitaria que ha obligado a diversos estados a endurecer las medidas restrictivas, implementar toques de queda e incluso adoptar nuevos confinamientos masivos, lo que amenaza la retomada económica brasileña.