China se enfrenta a una pronunciada desaceleración por las consecuencias del Covid-19.
El producto interno bruto (PIB) chino presenta solo un 0,4% de avance para el segundo trimestre del año; pero si vemos el total, el PIB del gigantesco asiático registra una contracción de 2,6%, una cifra no esperada para su economía.
El objetivo de la economía china era mantener u obtener mayores porcentajes al 5% por año del 2021 al 2025, pero esta desaceleración también constituye una respuesta a las tensiones geopolíticas con Estados Unidos y el endurecimiento de las regulaciones para el sector tecnológico y compañías chinas en las economías americanas.
El comercio es el punto más importante para el motor económico de China. Las exportaciones a EEUU se dispararon 15% en el 2021, por encima de los máximos anteriores, e impulsaron un superávit del comercio bilateral en China. Este país alberga siete de los diez puertos más activos del mundo y la infraestructura gestiona más de la mitad del comercio mundial de mercancías.
A pesar de todo, esto la desaceleración se dio luego de que la ciudad más grande de China, Shanghái, estuviera confinada durante más de dos meses por el brote del Covid-19, lo que generó cierre de fábricas, empeoró la cadena de suministros y provocó cambios en la economía mundial.
El país asiático se encuentra más concentrado en su plan de 0 Covid que en los problemas económicos que derivan de sus acciones de cuarentena y control excesivo. Además, le sumamos a la pandemia el consumo débil, la presión del Gobierno contra varios sectores dinámicos como el tecnológico, la crisis inmobiliaria y la incertidumbre por la guerra de Rusia contra Ucrania.
Hasta el momento, China seguirá manteniendo los confinamientos de más de 247 millones de personas en 31 ciudades, cuya nula actividad significa USD 4,3 billones; si eso para, es un gran golpe no solo para la economía nacional, sino también para el desarrollo de la economía global. Que la segunda economía del mundo pare por completo nos afectaría en medidas indescriptibles.
Las perspectivas de la economía china no lucen favorables y no hay señales de mejoras, pues aún existen los confinamientos estrictos. Sin embargo, se tiene la esperanza de un gran estímulo fiscal o monetario.
Mientras, el Banco Central se mantendrá inyectando una liquidez razonable y continuará presionando a las instituciones financieras para que reduzcan los costos de financiamiento de las empresas, principalmente para impulsar el financiamiento, crecimiento y mayor empleo.
