Lima, 27 dic (EFE).- La petrolera estatal peruana Petroperú asumió este lunes la explotación del yacimiento Lote I, lo que supuso el regreso de la compañía a la producción de petróleo tras 25 años sin operar pozos, limitada solo a la refinación, distribución y comercialización de combustibles.
Petroperú se hizo cargo por los próximos 22 meses de las operaciones del Lote I, después de que culminase el anterior contrato explotación de 30 años, suscrito por el Estado peruano con la empresa privada peruana UNNA, subsidiaria de la constructora Aenza (antes Graña y Montero).
Así, la compañía vuelve a tener presencia en todas las fases de la actividad petrolera, desde la exploración hasta la comercialización de hidrocarburos.
«Es un hecho de enorme transcendencia para la empresa estatal y para el país», destacó el presidente de Perú, Pedro Castillo, quien lideró la ceremonia de entrega a Petroperú del Lote I, ubicada en la provincia de Talara, de la norteña región de Piura, fronteriza con Ecuador.
El mandatario recordó que, «hasta los años 90, Petroperú llegaba a producir hasta 187.000 barriles por día, pero las acciones privatizadoras paralizaron el desarrollo de la empresa estatal en perjuicio del país».
El Lote I se trata de un pequeño yacimiento de crudo cuya producción actual es, en promedio, de apenas 540 barriles de petróleo al día procedentes de 99 pozos perforados.
Este yacimiento permitirá a Petroperú abastecer con su propia producción a la modernizada refinería de Talara, cuya puesta en marcha está prevista para abril de 2022 después de una larga y costosa modernización en la que la compañía invirtió más de 5.000 millones de dólares.
También le servirá como preparación para explotar próximamente los lotes 192 y 64, dos yacimientos en la Amazonía peruana donde Petroperú se asociará con otras empresas para que estas asuman directamente las operaciones de los pozos.
En el caso del Lote 192, el yacimiento petrolífero más grande de Perú, con una producción básica de unos 10.500 barriles por día, Petroperú se asoció con la petrolera canadiense Altamesa y el contrato de explotación por 30 años se espera que sea aprobado por el Gobierno a inicios de 2022.
Más complicada es la situación en el Lote 64, aún sin producir ni un solo barril y donde Petroperú asumió el yacimiento tras la salida de GeoPark ante el fuerte rechazo demostrado reiteradamente por las comunidades de los wampís y achuar asentadas en la cuenca del río Morona.
La producción de estos yacimientos de la selva peruana también llegaría hasta la refinería de Talara, de la que se espera que llegue a producir hasta 95.000 barriles de gasolina, diésel y otros combustibles con bajos niveles de azufre.
«La refinería de Talara es el proyecto energético más importante del país», afirmó Castillo, aunque no dejó de mencionar el proyecto emprendido por su Gobierno para masificar el acceso de los peruanos al gas de Camisea, uno de los yacimientos más grandes de Latinoamérica, operado por la argentina Pluspetrol.
«Todo esto repercutirá en los precios de los combustibles. Nuestro propósito como Gobierno es contar con Petroperú plenamente fortalecido, que contribuya al desarrollo del país como una empresa autosostenible, con plena autonomía financiera y administrativa, sin recibir fondos del Estado» enfatizó Castillo.
Este hito para Petroperú se produce en medio de una investigación de la Fiscalía que afecta a la empresa estatal por una licitación para adquirir combustibles por valor de 74 millones de dólares que fue adjudicada a una empresa cuyo dueño se había reunido pocos días antes en el Palacio de Gobierno con Castillo.