Lima, 25 jun (EFE).- El nacimiento de la Reserva Nacional Dorsal de Nasca, la primera área natural protegida de Perú íntegramente marina, ha sido recibida con preocupación por organizaciones ambientalistas contrarias a que en esta extensión de océano Pacífico del tamaño de Costa Rica se siga permitiendo la pesca industrial.
La reserva abarca casi 62.400 kilómetros cuadrados con el objetivo de proteger parte de una cordillera submarina y será la primera de su tipo en el país donde habrá pesca industrial, ante la negativa del gremio pesquero a renunciar a los permisos para explotar la zona que ya tenían.
Se trata de un caso inédito y de un «preocupante precedente», según afirmó a Efe el director científico de la organización ambientalista Oceana, Juan Carlos Riveros.
Todas las embarcaciones de pesca industrial que tengan permisos hasta el momento de la creación de la reserva podrán seguir faenando en la Dorsal de Nasca para capturar especies como jurel, caballa y anchoveta hasta los 1.000 metros de profundidad y de bacalao de profundidad hasta los 1.800 metros.
DECEPCIÓN AMBIENTALISTA
«Probablemente los montes submarinos se defienden solos, pero en la parte superior hay ballenas migratorias, tortugas, delfines o lobos marinos que van a quedar expuestos a las redes de la pesca industrial, que generan impactos muy grandes en mamíferos marinos, tortugas y aves marinas a veces poco conocidas», aseguró Riveros.
«Nos genera mucha preocupación haber seguido de cerca el proceso y que haya salido esto que no satisface necesariamente los criterios mínimos de conservación que uno esperaría de un Estado que públicamente se ha comprometido a conservar el 30 % de su territorio para el 2030», agregó.
En ese sentido, el ministro del Ambiente de Perú, Gabriel Quijandría, aseguró en una conferencia con la Asociación de Prensa Extranjera en el Perú (APEP) que, pese a que continúe la pesca, esta actividad estará mucho más controlada.
Quijandría recordó que la Dorsal de Nasca es una reserva inédita por el tamaño y las condiciones, ya que su perímetro inicia en alta mar, a 100 kilómetros de la costa, por lo que la gestión de su conservación implica «un reto grande» donde el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) no estará solo.
«Por eso se buscó involucrar a otras entidades que tienen capacidades complementarias como el Instituto del Mar Peruano (Imarpe), el Ministerio de la Producción y la Marina Guerra del Perú. Es na experiencia inédita que requerirá el esfuerzo de todos, cada uno con sus competencias», señaló.
PREOCUPACIÓN POR NUEVAS RESERVAS
La expectativa de Oceana era que la Dorsal de Nasca tuviera unas restricciones similares a las Islas Galápagos (Ecuador), que es un parque nacional, categoría superior a una reserva nacional, y a otras áreas naturales protegidas similares que tiene Chile.
«Nos parece particularmente irónico que barcos ecuatorianos no puedan pescar en Galápagos pero sí dentro de la Dorsal de Nasca», dijo Riveros, cuya organización buscará que se impida cualquier tipo de pesca extractiva mediante la Justicia o con una enmienda del Gobierno o el Congreso.
«Tener una área natural protegida que no tiene la capacidad de conservar lo que hay adentro es como un área vacía. Genera un precedente complicado para todas las áreas que se quieren crear», continuó.
Una de esas es el Reserva Nacional Mar Tropical de Grau, en proyecto de creación para conservar parte del mar cálido peruano, cerca de su frontera con Ecuador, donde se busca proteger el banco de Máncora, una zona en conflicto al sobreponerse una concesión de exploración de yacimientos de petróleo.
En ese aspecto, Quijandría consideró que cada situación «hay que verla casa por caso» y que «no se genera a partir de una decisión que se tomó en una coyuntura específica una retroactividad que afecte a todos los demás».
El ministro coincidió en la necesidad de proteger el Mar Pacífico Tropical de Perú ya que hasta ahora el 8 % de la superficie marina protegida se concentra en el mar frío que genera la corriente de Humboldt a lo largo de la costa peruana.