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22 de noviembre de 2024

Las minorías y la cultura toman las calles de Colombia durante las protestas

Bogotá, 9 may (EFE).- El baile, la música y las «performance» artísticas llenan las calles de Colombia en las protestas que continuaron este domingo por duodécimo día y que se convirtieron en manifestaciones de resistencia a la violencia y la brutalidad policial que ha empañado la causa pacífica de miles de ciudadanos.

A los sindicatos, centrales obreras y estudiantes se han unido grupos de víctimas del conflicto, comunidades étnicas y disidencias sexuales que buscan en las calles la reivindicación de sus luchas, incluso si estas no hacen parte de las exigencias principales por las que desde el 28 de abril decenas de miles de personas han protestado en el país.

VISIBILIZAR LAS «CUERPAS»

En Bogotá, al grito de «No más muertos» el colectivo LGTBI quiso reivindicar hoy, con una «performance» y sus cuerpos casi desnudos y manchados de sangre, que en lo que va de año ya han asesinado más de 10 chicas trans en el país.

«No se puede vivir acá, es muy violento. El Gobierno, la policía, el machismo, la religión, la Iglesia, la moral nos tiene atados del cuello y por eso estamos protestando porque no vamos a dejar que nos sigan matando», dijo a Efe Demonia Tamara, de la Casa de los Tupamaras, un colectivo «trans marika».

Una decena de activistas se reunieron en el céntrico parque nacional, uno de los principales puntos de las protestas de estos últimos días en la capital, para con sus tacones, sus tangas y, sobre todo, sus voces, participar en la explosión de reivindicaciones que han tomado el país desde el paro nacional del 28 de abril.

«Hoy marchamos porque tenemos voz, porque queremos exaltar nuestras ‘cuerpas’, porque queremos reivindicar que no queremos más violencia, que no queremos un país donde nos maten por ser como somos, por sentirnos como nos queremos sentir», alegó Demonia.

MÚSICA PARA RECHAZAR LA VIOLENCIA

Los músicos de la Orquesta Filarmónica de Bogotá inauguraron la jornada dominical de protestas en la céntrica Plaza de Bolívar en un acto simbólico para honrar la memoria de las 27 personas que han muerto durante las manifestaciones y para rechazar la violencia.

En ese lugar, que ha congregado en los últimos 12 días a miles de protestantes y que ha sido también uno de los puntos de mayores disturbios, sonaron este domingo campanazos por cada una de las víctimas con el mensaje ‘Una Fuerza Más Poderosa’, una consigna impulsada por la Alcaldía de Bogotá para incentivar el arte, la música y la creatividad como formas de manifestación.

Decenas de músicos interpretaron las obras ‘Soy Colombiano’, de Rafael Godoy, y la ‘Oda a la Alegría’, de la Sinfonía No. 9 de Beethoven, para recordar que estos momentos de caos también son oportunidades para llegar a consensos en medio de las diferencias, como destacó a Efe el secretario de Cultura de Bogotá, Nicolás Montero.

«Estos son actos para el encuentro, para encontrar justamente dentro de nosotros mismos esa fuerza que sea más poderosa y nos ayude a tramitar todas las diferencias que tenemos, totalmente plausibles, pero eliminando la violencia», dijo Montero.

POR LA JUSTICIA DE LOS FALSOS POSITIVOS

Unidas por la memoria, familiares de las víctimas de «falsos positivos», como se conoce en Colombia a las ejecuciones de jóvenes inocentes a manos del Ejército, salieron en grupo para «dar un grito por la vida y los derechos» de sus hijos.

En un platón por la justicia, con cantos y arengas, gritaron: «Nosotras no parimos, no sangramos, no sufrimos para que el Gobierno nos asesine y nos arrebate al centro de nuestra razón de ser».

Los falsos positivos son uno de los periodos más oscuros del conflicto colombiano y según la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de Colombia, creada por el acuerdo de paz de 2016 con las FARC, 6.402 personas, principalmente jóvenes humildes, fueron víctimas de estos crímenes entre 2002 y 2008.

Las mujeres de la organización Mafapo, también conocidas como madres de Soacha, por la cantidad de crímenes que se dieron en este municipio vecino de Bogotá, se congregaron el sábado en la Plaza de la Hoja de la capital colombiana, vestidas de negro y con pañuelos morados, para exigir que cese la violencia y se haga justicia por el asesinato de sus hijos.

«6.402 razones para luchar», dijeron al extender las razones por las que inicialmente comenzaron las movilizaciones, porque «no queremos que nuestros hijos e hijas sean escudos para la guerra». En su recorrido mostraron fotos de sus familiares víctimas de la fuerza pública mientras gritaban «¡Viva el paro nacional!».

Klarem Valoyes e Irene Escudero

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