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22 de noviembre de 2024

Librería en Brasil rescata las voces periféricas con escritos solo de mujeres

Sao Paulo, 8 jun (EFE).- En una modesta sala localizada en una de las calles más abarrotadas del centro de Sao Paulo, la Librería Gato sem Rabo abrió sus puertas con una propuesta novedosa y pionera en Brasil: exhibir, vender y debatir obras escritas exclusivamente por mujeres.

Tan solo se necesita superar un escalón para dejar atrás los ruidos y bocinazos de la calle Amaral Gurgel, una de las más importantes de la capital paulista, y sumergirse en el acogedor salón, que rápidamente invita a embarcar en las infinitas posibilidades brindadas por el universo de los libros.

En sus estanterías, distribuidas en 65 metros cuadrados, se disponen desde los últimos lanzamientos de ficción hasta obras históricas y académicas, pasando por la poesía, cuentos y la literatura infantil o de ciencias exactas.

En total, son cerca de 1.800 títulos escritos solo por mujeres, un movimiento «inédito» que busca corregir un «agujero» de injusticias «históricas» vividas por ellas a lo largo de siglos.

«Nuestro objetivo es desmitificar esa falsa noción de que la narrativa escrita por los hombres, que la literatura escrita por los hombres, es universal, porque no es así», expresa en una entrevista con Efe la propietaria de la librería, Johanna Stein.

«Las mujeres siempre escribieron mucho, sobre diversas temáticas, pero estaban condenadas a cumplir obligaciones sociales que las mantenían alejadas de la producción literaria», agrega.

Formada en artes visuales, la librera empezó a dar vida a su negocio en 2018, cuando se deparó con las «dificultades» en encontrar referencias bibliográficas de pensadoras mujeres.

Pasó entonces a investigar y catalogar las obras producidas por ellas, en un proyecto que, tres años después, se «formalizaría en una librería de barrio».

«Me di cuenta de la importancia y necesidad de catalogar, descubrir y redescubrir a esas mujeres, trayéndolas para el centro del diálogo literario», asegura.

Debido a la pandemia de la covid-19, que sigue descontrolada en Brasil, Stein tuvo que postergar en casi un año la inauguración de su espacio, que finalmente abrió las puertas hace una semana y ya se probó todo un éxito entre los paulistanos.

«Tuvimos una recepción del público lector muy fuerte y muy especial. Creo que sin la colaboración y la acogida de nuestra comunidad no sería posible dar vida a ese proyecto», celebra.

VOCES PERIFÉRICAS

El nombre Gato sem Rabo (Gato sin Cola) remite al célebre ensayo «Una habitación propia» (1929) de la revolucionaria escritora británica Virginia Woolf, donde la autora denomina «gatos sin cola» a las mujeres que se atreven a aventurarse en el universo de la literatura de ficción en un mundo dominado y moldeado por hombres.

«(El nombre) es un homenaje a esos gatos sin colas, a esas mujeres que pese a que estuvieran desprovistas de tiempo, de legitimidad, de un espacio solo suyo, tuvieron el coraje de escribir», recalca la librera.

Más que una simple librería, Stein cree que la Gato sem Rabo representa un espacio que refleja las demandas del mundo actual, lo que incluye el anhelo de los lectores por una escena literaria más diversa, plural y capaz de presentar nuevas perspectivas.

«La gente pasó a demandar cada vez más por esas voces periféricas que quedaron fuera de los cánones universales por tanto tiempo. Voces negras, de mujeres y de tantos otros gatos sin cola, esos bichos raros que quedaron por tanto tiempo en la periferia», dice.

Por ello, pese a la crisis que se afronta el mercado editorial en Brasil -que solo el año pasado se encogió un 8,8 %- la librera confía en el éxito del proyecto, que define ser mucho más «un movimiento por la lectura que un negocio de librería».

Así, ya sea a través de debates, ruedas de discusión o el simple acto de hojear las páginas de un libro, Stein tiene bastante claro que la Gato sem Rabo llega para ayudar a construir nuevas posibilidades a través de un «viaje» por las diversas perspectivas que desafían las narrativas tradicionales.

«Nuestro objetivo no es excluir a nadie. Se trata realmente de mirar a todo y a todos que fueron excluidos durante tanto tiempo y ponerlos en el núcleo del diálogo literario», matiza.

Nayara Batschke

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