Buenos Aires, 11 abr (EFE).- Los expresidentes uruguayos José Mujica y Julio María Sanguinetti encarnan dos modos muy diferentes de entender la política, pero tienen muchísimas cosas en común, empezando por la pasión por la convivencia democrática que pretenden dejar como legado a las generaciones futuras y que recoge un libro presentado este martes en Buenos Aires por sus protagonistas.
«El horizonte: conversaciones sin ruido entre Sanguinetti y Mujica», publicado recientemente por Penguin, es obra de los periodistas uruguayos Alejandro Ferreiro y Gabriel Pereyra, quienes pergeñaron los diálogos mantenidos durante dos horas, cada martes, por el lapso de dos meses por los dos octogenarios expresidentes.
Sanguinetti, del liberal Partido Colorado, abogado de profesión y dos veces presidente de Uruguay entre 1985 y 1990 y entre 1995 y 2000, y Mujica, agricultor, exmiembro de la guerrilla Tupamaros, figura del izquierdista Frente Amplio y jefe de Estado entre 2010 y 2015, podrían ser vistos como el agua y el aceite en la polarizada arena política uruguaya.
Sin embargo, están unidos por su Montevideo natal, son parte de una misma generación -Mujica nació el 20 de mayo de 1935 y Sanguinetti, el 6 de enero de 1936- y protagonistas del quehacer político de su país en las últimas 6 décadas.
Son, como definió Gabriel Pereyra en la presentación del libro este martes en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, «un estandarte y un ejemplo» ante la «fractura social» que atraviesa a un Uruguay «donde hace tiempo se perdió la tolerancia».
CONVIVENCIA
A estos dos veteranos de la política uruguaya los une otro detalle: el 20 de octubre de 2020 renunciaron al unísono a sus sillas en el Senado.
Se fueron «juntos», como explicó Sanguinetti en la presentación del libro, para dar un «mensaje a los jóvenes» de lo que es el «valor» de la «convivencia republicana», que es el «buen rostro» de Uruguay.
Y también es el buen rostro de la política pues, al decir de Mujica, esta «es el arte de transformar al enemigo en adversario y al adversario, en convivible».
«Eso significa tener una actitud que hay que cultivarla porque contradicciones y frustraciones van a existir, pero el equilibrio de la sociedad para poder vivir es fundamental», aseguró.
Ambos coinciden en una mirada de esperanza hacia lo que está por venir. Como dice Sanguinetti, los dos siempre están «queriendo imaginar y construir el futuro».
«Por eso estamos este par de viejos aquí, que no abdicamos de nuestra manera de pensar, pero nos podemos sentar a hablar y no arrancarnos los ojos y somos conscientes de la responsabilidad que tenemos», reafirmó Mujica.
«No vamos a cambiar el mundo, pero por lo menos lo intentamos poniendo una alerta al tiempo que viene por delante. Qué cosa que cuando uno está por salir le entra a preocupar el mundo en el que uno no va a vivir….. ¡Qué bicho el ser humano!», reflexionó.
VIDA INDIVIDUAL Y COLECTIVA
Durante la presentación, los dos exmandatarios dialogaron sobre la globalización, las nuevas tecnologías, la pandemia, la guerra y, finalmente, la condición del «bicho humano», como lo define Mujica, esa libertad humana que es capaz de elegir una causa para vivir y darle «un contenido al milagro de haber nacido».
«En esta vida vale la pena vivir al mango. Triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar», aseveró Mujica.
Sanguinetti citó al filósofo y escritor español José Ortega y Gasset (1883-1955), quien «decía que los hombres somos los únicos animales que nos preocupamos, nos ocupamos previamente de lo que va a ocurrir, y ese es el gran esfuerzo de la vida individual».
«Pero el problema es organizar la vida colectiva. Somos totalmente animales sociales. Más allá de la peripecia individual, cómo logramos tener una vida colectiva organizada que nos permita convivir», se preguntó.
Las respuestas de uno y otro dirigente pueden perderse en miles de matices, pero se unen en un mismo vértice: defender la convivencia.
Natalia Kidd