Tegucigalpa, 26 ene (EFE).- Una precaria situación económica, la pandemia de covid-19 en alza, altos índices de pobreza y corrupción, más el narcotráfico que salpicó al presidente saliente, Juan Orlando Hernández, son algunos de los desafíos para la mandataria electa de Honduras, Xiomara Castro, que asumirá este jueves.
Según diversas fuentes, la crisis económica se agudizó con la pandemia, que desde marzo de 2020 se comenzó a expandir.
La crisis sanitaria no solo ha dejado unos 10.500 muertos y 388.000 contagios, también llevó a la quiebra o cierre temporal a micros, pequeñas, medianas y grandes empresas, lo que derivó en que unas 500.000 personas se quedaran sin empleo, según fuentes del sector.
CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES Y COMPLEJAS
El país además sufrió en noviembre de 2020 severos daños a su infraestructura y economía por las tormentas tropicales Eta e Iota.
Según analistas, antes de la pandemia la pobreza afectaba a más del 60 % de los 9,5 millones de hondureños, pero luego de dos años y el daño que causaron Eta e Iota, la cifra de pobres supera el 70 %.
Para organismos como el Foro Social de Deuda Externa de Honduras (Fosdeh), la débil economía no ha colapsado por las remesas que cada año envían más de un millón de inmigrantes hondureños que viven en el exterior, principalmente en Estados Unidos.
Al respecto, según el Banco Central, Honduras recibió en 2021 unos 7.500 millones de dólares en remesas familiares enviadas por los inmigrantes, cifra que ronda el 25 % del producto interno bruto.
El analista Pablo Carías dijo a Efe que «sin duda alguna la presidenta -esposa del exmandatario Manuel Zelaya- asumirá el poder en unas circunstancias muy difíciles, muy complejas, no solamente por el hecho de que el país ha perdido la institucionalidad».
«Algunos dicen que ya la deuda externa es impagable porque nos estamos acercando a los 20.000 millones de dólares. Para un país pobre como Honduras eso es grave, con un desempleo también mayúsculo», subrayó Carías.
El ministro de Finanzas, Luis Mata, dijo el pasado día 21 que hasta diciembre de 2021 «la deuda externa andaba en 8.607 millones de dólares y la deuda interna en 6.054 millones, para un total de 14.661 millones de dólares», y que en términos de valor presente, ese monto representa el 48 % del PIB, situándolo por debajo del techo establecido en el marco legal que es de un 55 %».
Mata atribuyó la situación a los daños que causaron las tormentas Eta e Iota y los efectos de la pandemia de covid-19, «algo que no es exclusivo de Honduras, sino que ha afectado a todo el mundo».
Pablo Carías señaló que debido a la difícil situación que atraviesa el país, algunas de las necesidades no podrán ser atendidas con la fuerza deseada porque son de una naturaleza estructural, de origen histórico, que tienen que ver con el desempleo y los deficientes servicios de educación y salud.
Para atender esos problemas se «requiere de muchos recursos y no estoy muy seguro si la cooperación internacional puede hacer tanto como para poder superar esas debilidades», enfatizó Carías.
CASTRO GOBERNARÁ SIN MAYORÍA EN EL PARLAMENTO
El analista también valoró «la gravedad del desempleo, lo que abre la gran interrogante acerca del futuro y el cumplimiento de las promesas que ha hecho la presidenta Xiomara Castro».
«Muchas veces es importante la voluntad política, pero también son importantes los recursos con los que se cuenta, no solo económicos, sino también los políticos, que en su caso, ella llega al poder con un amplio respaldo popular», añadió.
Otra situación ventajosa para la futura Administración de Xiomara Castro es el apoyo que le está ofreciendo Estados Unidos, según Carías.
Por el contrario, aunque desde que se conocieron los resultados de las elecciones generales ya se sabía que Libre, el partido que lidera Castro, no tendría mayoría en el Parlamento porque solo obtuvo 50 de los 128 diputados que lo conforman, la situación se ha complicado por la crisis surgida en ese movimiento político, fundado en 2011.
Libre se ha quedado con 32 diputados, luego de que 18 de ellos decidieron no respaldar como candidato para la presidencia del nuevo Parlamento a Luis Redondo, del Partido Salvador de Honduras (PSH), surgido de una alianza de hecho con el de la presidenta.
El acuerdo entre Castro y Libre con el presidente del PSH, Salvador Nasralla, es que este último escogería al candidato para presidir el Parlamento, sin imaginarse que eso desembocaría en una nueva crisis en el país.
Castro también tendrá que hacer frente a la alta corrupción que asegura deja Juan Orlando Hernández, cuyos dos períodos en el poder fueron salpicados por denuncias, algunas desde Estados Unidos, por presuntos nexos con el narcotráfico, lo que el gobernante ha negado en reiteradas ocasiones.
Una de las promesas de Castro para frenar la corruptela es la instalación de una comisión internacional contra la corrupción y la impunidad, con el apoyo de las Naciones Unidas.