Río de Janeiro, 12 feb (EFE).- Un acto simbólico para exaltar la tradición carnavalesca de Río de Janeiro y homenajear a las víctimas de la covid-19 sustituyó este viernes la tradicional entrega de llaves al Rey Momo, con que se daba inicio oficial al Carnaval, tras la cancelación de la mayor fiesta de Brasil.
Pero el acto sin público encabezado por varias personalidades del samba y antiguos compositores frente a las puertas del Museo del Samba, contiguo a la sede de la famosa y popular escuela de samba Mangueira, también sirvió para protestar por el total desamparo en que quedaron, tras la cancelación del Carnaval, cientos de familias que viven de la fiesta.
El Rey Momo no recibió las llaves de Río este año, por primera vez en los últimos 180 años, debido a que las autoridades cancelaron el Carnaval para evitar una mayor expansión del coronavirus SARS-CoV-2 en medio de una segunda y más virulenta ola de la pandemia en Brasil, el segundo país con más muertes en el mundo por la enfermedad (unas 236.000 víctimas) y el tercero con más contagios (9,7 millones de casos).
Con las festividades canceladas, los «sambistas», que dijeron entender la decisión y rindieron homenajes a las víctimas de la pandemia, organizaron un acto simbólico el día en que comenzaría el Carnaval para hacerse oír, y no sólo por sus canciones sino también por sus protestas.
«Estamos en este acto manifestando nuestras condolencias por los que se fueron pero también nuestra preocupación por los que están vivos pero están sin trabajo debido a que no hay Carnaval. Esperamos que las autoridades tomen conciencia de eso y puedan ayudarnos», dijo a Efe el compositor Tiaozinho da Mocidade, miembro del Consejo Directivo del Museo del Samba y vieja gloria de la escuela de samba Mocidade Independente.
«El Carnaval es una de las mayores expresiones culturales de Brasil y tal vez del mundo. Pero aunque parezca sólo una fiesta con mucha diversión, también genera mucho empleo. Mucha gente depende del Carnaval para su día a día, para vivir, para comer. El Carnaval genera alegría pero también riqueza para el país y para esas personas», agregó.
Para Nilcemar Nogueira, fundadora del museo y nieta del legendario compositor Cartola, pese a que organizar las fiestas en este momento es inviable, las autoridades tienen que ofrecer alternativas para quienes perdieron ingresos.
La cancelación de la fiesta dejó prácticamente vacías las calles que antes se llenaban de millones de fiesteros siguiendo las comparsas y las bandas, los hoteles con tan sólo la mitad de sus habitaciones ocupadas y miles de cariocas sin sustento.
Además de los empleados de hoteles, restaurantes, bares, mercados de disfraces y baratijas y hasta ambulantes que ofrecen cerveza, la cancelación del Carnaval amenaza el sustento de diseñadores, carpinteros, soldadores, costureros, mecánicos, compositores, músicos y bailarines que trabajan todo el año para ofrecer cuatro días de fiestas y desfiles impecables en la fiesta carioca.
El año pasado, 2,1 millones de turistas -unos 500.000 extranjeros entre ellos- visitaron Río durante la fiesta y dejaron unos 3.800 millones de reales a la ciudad (unos 717 millones de dólares, al cambio actual), un récord para la «cidade maravilhosa», que en los últimos años había conseguido elevar el número de visitantes.
La patronal de los comerciantes calcula que la cancelación de la fiesta este año generará pérdidas por unos 2.700 millones de reales (509 millones de dólares) tan sólo en Río de Janeiro.
En la «apertura simbólica» del Carnaval cancelado, las viejas glorias realizaron «un lavado espiritual», homenajearon con solitarios toques de tambor a las víctimas de la covid-19, incluyendo a miembros de escuelas de samba y comparsas, y corearon algunas sambas históricas.
«Quisimos celebrar la cultura de la samba y el Carnaval en el día en que el Rey Momo estaría recibiendo las llaves de la ciudad. No se trata de una fiesta sino de un acto de sambistas para homenajear a los muertos por coronavirus y nuestra cultura», explicó Nogueira.
La productora cultural Geisa Ketti, hija del desaparecido compositor Zé Ketti, aseguró que el Gobierno tiene que reconocer su responsabilidad por la cancelación del Carnaval y ofrecerle ayuda a los afectados.
«Estamos sufriendo mucho porque nuestro Gobierno fue negacionista hasta ahora. Podíamos haber tenido Carnaval si hubiéramos asumido la responsabilidad de vacunar, de comprarle vacunas a China mucho antes», dijo Ketti en alusión al presidente Jair Bolsonaro, uno de los gobernantes más escépticos sobre la gravedad de la pandemia y que llegó a amenazar, por motivos ideológicos, con no comprar el antídoto chino con que Brasil está vacunando a la población.
«Sólo comenzaron (a vacunar) ahora, infelizmente. Y todo se atrasó. Hasta nuestra alegría», denunció.