Sao Paulo 16 jul (EFE).- Entre el 18 % y el 22 % de la soja y la carne bovina que Brasil exporta anualmente a la Unión Europea procede de la actividad ilegal de deforestación en las regiones brasileñas de la Amazonía y el Cerrado, según reveló un informe publicado este jueves en la revista Science.
Los autores acusan además al Gobierno de Jair Bolsonaro de «alentar» la deforestación en tierras privadas y públicas «desafiando el Código Forestal de Brasil y el acuerdo de moratoria de la soja, que prohíbe la tala de bosques para la producción de granos».
Brasil es el mayor productor de soja mundial, seguido por Estados Unidos y Argentina, mientras que el gigante suramericano también ocupa el primer lugar en la exportación de carne bovina del mundo.
«Las manzanas podridas del agro-negocio brasileño» es el título del estudio publicado en Science, el primero que identifica los productos cultivados en el mayor país latinoamericano responsables de la llamada «soja contaminada», es decir, provenientes de la deforestación ilegal.
«Muestra quiénes son las ‘manzanas podridas’ de la agricultura brasileña que destruyen los bosques para saciar el apetito europeo», señalaron los autores del informe.
Fueron un total de 12 investigadores de Brasil, Alemania y Estados Unidos los que desarrollaron un software para analizar 815.000 propiedades rurales brasileñas e identificar las áreas de deforestación ilegal asociadas a la producción de soja y carne bovina a fin de calcular la cantidad de producción destinada a la Unión Europea.
DEFORESTACIÓN «SISTÉMICA»
El artículo revela que entre el 18 % y el 22 % de las exportaciones anuales brasileñas a la Unión Europea son resultado de la deforestación ilegal, aunque los expertos alertan que el porcentaje podría ser mayor.
En una entrevista con Efe, Raoni Rajao, profesor de la Universidad Federal de Minas Gerais y autor principal del artículo, alertó que la deforestación con vistas a la exportación es «sistémica».
«Es un número interesante. Por un lado, es sorprendentemente poco, porque quiere decir que en el 80 % no encontramos evidencias de deforestación» pero «al mismo tiempo, este 20 % son millones y millones y millones de toneladas», dijo Rajao.
Los investigadores concluyeron que el 45 % de los exportadores de soja y carne de la Amazonía, considerada el pulmón vegetal del planeta, y el 48 % del Cerrado, la sabana tropical más grande del mundo, «desobedecen los límites de deforestación establecidos por el Código Forestal».
De las 53.000 propiedades productoras de soja de estas dos regiones brasileñas, el 20 % cultivaron el producto en tierras deforestadas desde 2008.
De todas las importaciones anuales de soja de la Unión Europea, aproximadamente el 41 % (es decir, 13,6 millones de toneladas) provienen de Brasil y, de esta cantidad, el 69 % proceden de la Amazonía y el Cerrado.
Alrededor de dos millones de toneladas de soja cultivadas ilegalmente por año podrían haber llegado a los mercados europeos.
Lo mismo acontece con la carne bovina de Brasil, desde donde la Unión Europea importa unas 189 toneladas por año.
Los autores del estudio descubrieron que de un total de 4,1 millones de cabezas enviadas al matadero, al menos 500.000 provienen directamente de propiedades ilegalmente deforestadas, una cifra que representa el 2 % de la carne producida en la Amazonía y el 13 % de la producción del Cerrado.
FALTA DE VOLUNTAD POLÍTICA
De acuerdo con el estudio, la transparencia de datos y el control científico son las «armas más eficaces» para luchar contra la deforestación ilegal en el país.
En este sentido, los expertos afirmaron que el gigante suramericano «no puede ignorar este problema» porque «ya posee los medios» necesarios para actuar de forma «rápida y decisiva» contra los infractores.
«Pero existe una diferencia entre el potencial y el uso», dijo Rajao, quien insistió en la necesidad de tener «voluntad política».
El investigador criticó al actual Ministerio de Medioambiente, Ricardo Salles, al que acusa de demostrar una «falta de empeño para hacer valer la ley».
En junio de 2020, Brasil reportó casi un 20 % más de focos de incendio en la Amazonía frente al mismo mes del año pasado, mientras la deforestación en el bioma ya se había disparado un 85 % en 2019 respecto a 2018, concediendo con el primer año del ultraderechista Jair Bolsonaro en la presidencia del país.
La publicación de Science llega un día después de que Amnistía Internacional (AI) divulgase un estudio en el que alertaba de que la compañía brasileña JBS, la mayor procesadora de carne del mundo, incluyó cortes de ganado criado ilegalmente en áreas protegidas de la Amazonía.
NECESIDAD DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL
La preocupación por la producción agrícola de origen ilegal llevó a varios líderes europeos a criticar abiertamente al Gobierno brasileño.
El acuerdo entre la UE y el Mercosur, del que Brasil es miembro, está paralizado por la negativa de algunos parlamentos europeos, opuestos a la gestión medioambiental del gabinete de Bolsonaro.
La oleada de incendios en agosto de 2019 desató críticas entre la comunidad internacional y la sociedad civil por la supuesta inacción del mandatario brasileño, quien ha defendido públicamente la explotación de los recursos naturales en toda la Amazonía, incluidas las reservas indígenas.
No obstante, debido a la presión internacional -un grupo de bancos de inversión extranjeros llegó a pedir al Gobierno brasileño cuidado con el medioambiente-, la Administración de Bolsonaro acaba de publicar un decreto que prohíbe durante 120 días el uso de fuego para la siembra.