Asunción, 1 may (EFE).- La rotunda victoria obtenida por el candidato oficialista a la Presidencia de Paraguay, Santiago Peña, en los comicios de este domingo tiene como una de sus principales consecuencias en materia de política exterior el afianzamiento, al menos por el momento, de las relaciones con Taiwán, un vínculo que habría sido sometido a revisión de haber ganado el opositor Efraín Alegre.
Paraguay firmó en julio de 2017 un Acuerdo de Cooperación Económica con la República de China (Taiwán), que entró en vigor en febrero de 2019, y es hoy uno de los trece países en todo el mundo que mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán, el único de Sudamérica.
El Gobierno de Asunción es uno de los escasos aliados de Taipéi en el mundo. Actualmente trece países, entre los que no figura ningún Estado hegemónico, mantienen relaciones diplomáticas con la isla. La pérdida de apoyos ha ido haciéndose cada vez más evidente desde que en 1971, la República Popular China ocupó el asiento de Taiwán en las Naciones Unidas.
El último en darle la espalda ha sido Honduras, que el pasado 25 de marzo rompió relaciones con Taipéi y acto seguido estableció lazos formales con Pekín. Tegucigalpa siguió así los pasos de sus vecinos Panamá, El Salvador, República Dominicana y Nicaragua, que en los últimos años han roto relaciones diplomáticas con la isla en favor de la República Popular China, algo que inquieta a EE.UU.
La alianza política entre Paraguay y Taiwán excluye toda posibilidad de establecer relaciones diplomáticas con China, porque Pekín considera la isla como una provincia rebelde y que por lo tanto no tiene derecho a establecer relaciones de Estado a Estado con ningún país.
TAIWÁN, FUERA DEL DEBATE ELECTORAL
La dicotomía entre China o Taiwán no ocupó un espacio central en la campaña electoral de ninguno de los principales candidatos, pero de todos es sabido que el aspirante opositor Efraín Alegre era partidario de revisar la relación con la República de China y aproximarse a Pekín, mientras que el Partido Colorado, y su triunfador aspirante, Santiago Peña, preferían mantener el statu quo.
El presidente saliente de Paraguay, Mario Abdo Benítez -quien al igual que el electo Santiago Peña milita en el Partido Colorado- visitó Taipei en febrero pasado, donde resaltó el papel de la isla como «un faro de la democracia en la región», unas declaraciones que no sentaron bien en Pekín, en momentos de alta tensión entre China y la isla (y el principal aliado de ésta, EE.UU.).
Algunos analistas, como el politólogo y jurista argentino Daniel Zovatto, consideran que las inversiones China en el sector agrícola y ganadero pueden inclinar la balanza en favor de Pekín y que a medio plazo Paraguay acabe rompiendo relaciones con Taiwán.
La creciente influencia del gigante asiático, dijo Zovatto a EFE, también podría presionar a favor de destrabar y poner en marcha de una vez por todas el Acuerdo de Asociación Estratégica entre la Unión Europea y el Mercosur, negociado durante veinticinco años, “porque de lo contrario el retraso le sigue abriendo oportunidades muy importantes a China, que actúa con mucha más celeridad”.
EL «INEVITABLE» PODERÍO DE CHINA
El hecho de que Latinoamérica le esté dando la espalda a Taiwán para echarse en brazos de China es algo casi inevitable, según expertos.
«Esto es el reconocimiento de una coyuntura internacional que no se puede seguir negando y es el posicionamiento de China como gran potencia», explicó a EFE Luciano Bolinaga, doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional de Rosario (Argentina).
«A medida que se consolida este rol, China tiene más instrumentos, más herramientas para poder presionar a los Gobiernos, no solamente de América Latina, sino de diferentes partes del mundo», señaló Bolinaga, director del Grupo de Estudios del Asia y el Pacífico de la Universidad Abierta Interamericana de Rosario.
Y una de las principales bazas del gigante asiático es su poderío económico.
El año pasado, la balanza comercial fue sideralmente favorable a China, que exportó a Paraguay bienes y servicios por valor de 4.690 millones de dólares, frente a los escasos 22 millones que importó.
Este tremendo déficit podría acortarse considerablemente si Paraguay sacara más partido a sus exportaciones a China de soja y carne vacuno, como ya hizo en con Taipéi tras la firma del Acuerdo de Cooperación Económica con la República de China, que le otorgó preferencias comerciales. Y ello porque aunque no tenga relaciones diplomáticas con Pekín, en la práctica puede hacer llegar sus bienes a través de terceros países.
Eso es algo por lo que presionan los sectores agrícola y ganadero del país. Sobre este punto, el analista internacional Daniel Zovatto estima que las inversiones Chinas en ambos sectores pueden inclinar la balanza en favor de Pekín y que a medio plazo Paraguay -único rompiendo relaciones con Taiwán.
Y aunque el presidente electo Santiago Peña dijo durante la campaña que la relación con Taiwán que proyecta mantener «no conoce de precios, (sino que) conoce de principios y valores», habrá que ver hasta qué punto la llamada “diplomacia de la billetera”, como se conocen las donaciones de Taiwán al Estado paraguayo son suficientes para resistir la presión.
Manuel Fuentes