La gradual reapertura que experimenta la economía paraguaya, con el avance de las fases de la “cuarentena inteligente”, encuentra a un mercado de créditos que está retornando a los niveles de dinamismo con que se contaba un año atrás.
Alberto Acosta Garbarino, presidente del banco Familiar y miembro de la Asociación de Bancos del Paraguay (Asoban), informó que luego de que la colocación de créditos cayera en abril hasta un nivel que representó apenas el 20% de lo que se registró en el mismo mes del 2019, empezó a repuntar hasta un 40% en mayo y 70% a 80% en junio, para ya reunir en julio pasado los mismos valores que se observaron en el séptimo mes del 2019.
Estos resultados coinciden también con la intensa reducción que aplicó el Banco Central del Paraguay (BCP) a su tasa de interés de referencia, desde que estalló la pandemia de COVID-19. Desde marzo pasado, la tasa de política monetaria – también conocida como tasa overnight o de un día – bajó de 4% a 0,75%, luego de que en el 2019 ya retrocediera desde el nivel de 5,25% en que había cerrado el 2018.
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Acosta Garbarino recuerda que este perfil expansivo de la política monetaria – aquel que promueve la inyección de dinero al mercado – no es exclusiva de Paraguay, sino que se aplica en el mundo entero, y que las tasas de interés van a seguir bajando debido al excedente de liquidez que persiste en los mercados.
“Estamos en un mundo en que el papelito dinero se está imprimiendo como loco, vamos a tener dólares, euros, reales, pesos, guaraníes, hay una abundancia de papel dinero, una expansión gigantesca de emisión”, expresó el ejecutivo.
En este escenario, reconoció que el aporte del Gobierno a la reactivación post-pandemia será limitado, debido a su reducida presencia en la estructura económica del país: el consumo público representa solo entre el 10% y el 12% de nuestro Producto Interno Bruto (PIB). En consecuencia, la tarea se encuentra en manos del sector privado, aseveró.
“El consumo privado es el que mueve a la economía paraguaya y eso depende ya de nosotros, de todo ese miedo que hoy tenemos que lograr que se vaya disipando, que la gente empiece a salir”, agregó.
Cómo está el panorama. El representante de Asoban sostuvo que si bien hay sectores que están atravesando por momentos muy difíciles debido a la pandemia – rubros como los servicios, ramas del turismo y la organización de eventos masivos –, hay otros que están emitiendo señales esperanzadoras en cuanto al desempeño que pueden lograr en el 2020. En este grupo, mencionó a la producción agrícola y ganadera, en distintos puntos del país.
“La zona centro – Caaguazú, Coronel Oviedo, Villarrica – están mejor que nunca ahora: Lactolanda está vendiendo leche como loco porque no entra más leche de contrabando, se cerró la frontera, le quedó el mercado para la fábrica paraguaya y están vendiendo muchísimo, ampliaron su fábrica, están muy bien”, relató el ejecutivo, a modo de ejemplo.
“Upisa está vendiendo muchísimo en la zona de Ciudad del Este, también de vuelta porque no hay contrabando brasilero. El norte es otra cosa: en Concepción parece que ni se enteraron de que hay COVID, hay mucho traslado de animales del Chaco, de la ganadería, por el problema de la sequía en el Chaco, eso implica hacer tajamares, corrales, pastura, mucha actividad”, agregó.
Proyecciones. El BCP recortó recientemente a -3,5% su proyección de caída del PIB para el corriente año, desde el -2,5% que anunció en julio pasado, a causa de los estragos causados por la emergencia sanitaria. En diciembre pasado, la estimación se encontraba en 4,1% y la economía paraguaya no había logrado crecer ya en el 2019 debido al fenómeno al que se denominó la “tormenta perfecta”: la combinación de condiciones climáticas adversas, menores precios de commodities, deterioro de los países vecinos y cambio de Gobierno.
La banca matriz espera que la producción agropecuaria sea la más vigorosa en el 2020, con un crecimiento estimado en 8% respecto al 2019. El sector terciario – comercio y servicios – caerán en -6,7% y la industria, en -2,3%.
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