A la hora de medir la salud financiera de una empresa y la sostenibilidad de un negocio, el capital de trabajo operativo (KTO) es una herramienta esencial ya que, como lo indica el nombre, es responsable de mantener las operaciones de una empresa para que la misma siga funcionando e, idealmente, generando ingresos.
Se entiende como “capital de trabajo” al dinero disponible que posee la empresa para financiar las operaciones de todos los días. Financieramente hablando, comprende la diferencia entre los activos corrientes y los pasivos corrientes.
Entiéndase por “activos corrientes” a todos aquellos que pueden ser convertidos en dinero rápidamente o son altamente líquidos, como las disponibilidades en efectivo, el inventario, inversiones a corto plazo y las cuentas a cobrar. Por el otro lado, los pasivos corrientes son aquellas deudas que la empresa debe pagar en el menor plazo posible o dentro de un año.
Por lo tanto, lo que queda una vez que se substrae lo que se debe de lo que se tiene, resulta en lo disponible para el trabajo – o capital de trabajo.
¿Cómo se utiliza?
El KTO puede ser considerado como una lupa que te ayuda a entender la pintura más grande de lo que comprende las operaciones del negocio. Funciona como un indicador de la eficiencia operativa, la liquidez y la salud financiera a corto plazo que posee un negocio. El cálculo puede – y debe – ser utilizado por el emprendimiento más pequeño hasta la compañía multinacional más grande.
Un KTO positivo puede indicar una buena y estable salud financiera por parte del emprendimiento en el corto plazo. Significa que el negocio está generando o posee suficientes activos líquidos para pagar las deudas de un futuro cercano y continuar con el financiamiento del crecimiento del negocio.
La falta de capital operativo es lo que lleva a las empresas a préstamos de fondos por parte de los bancos o financieras, o incluso a las empresas más grandes a considerar una emisión pública.
En el escenario inverso, se dan las situaciones en las que el balance de capital operativo es negativo, lo que se puede traducir en que los activos de la empresa no están siendo utilizados de una manera eficiente y puede llevar a la empresa a una crisis de liquidez, ya que no es capaz de cubrir las obligaciones a corto plazo, incluso aunque la empresa tenga varias inversiones al largo plazo o activos fijos.
Es importante recalcar que mucho depende del tipo de negocio y mercado en el que opera la empresa, visto que en algunos sectores el capital de trabajo negativo es posible y no necesariamente algo malo.
Tomemos el ejemplo de negocios que operan con inventario líquido y que se vende relativamente rápido, como las empresas de retail, supermercados y bienes de cambio que se venden y generan dinero con mayor velocidad. Estos negocios no siempre requieren altas sumas de KTO disponible, ya que tienen la capacidad de cubrir las deudas con las ventas en la mayoría de las situaciones.
Sin embargo, si consideramos empresas que se manejan con productos a largo plazo, de alto valor monetario, inventarios de alto costo o incluso pagos adelantados a los proveedores, se recomienda que se preste atención al capital operativo de manera constante, ya que es un indicador vital y estar preparado para los pagos de las deudas es esencial para que continúen las operaciones.
Como todo evoluciona, es natural que un negocio siga buscando el crecimiento y un mejor posicionamiento en el mercado. La mayoría de los nuevos emprendimientos o proyectos, tales como las expansiones o inversiones en nuevas maquinarias o inventario, requieren infusiones de dinero en el capital de trabajo y un buen manejo del mismo para que se puedan ver los resultados esperados.
Si bien el cálculo es bastante simple, es una herramienta que se debe considerar a la hora de analizar las finanzas, que también brinda un nivel de control sobre las operaciones. Así también, es un indicador sumamente importante de los recursos disponibles, el entendimiento del mismo y su buen manejo puede ser la clave para que la empresa opere y crezca de manera saludable.