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22 de noviembre de 2024

El conflicto ruso-ucraniano y las repercusiones agrícolas: ¿Estamos a las puertas de una crisis alimentaria mundial?

La elevada participación de Rusia y Ucrania en el suministro de trigo a la economía global genera preocupaciones, por precios que siguen en alza y el efecto que pueden tener en productos de consumo masivo como el pan.

Paraguay también se expone a riesgos derivados de la importación de fertilizantes, que provienen de manera significativa desde la zona ahora en conflicto y constituyen un insumo vital para la ya golpeada producción agrícola.

Por Nelson Riveros – Ingeniero forestal

ANÁLISIS

Los bloqueos financieros y portuarios que se están aplicando a Rusia, así como la incapacidad de Ucrania de utilizar sus puertos, tendrán fuertes repercusiones en la economía mundial, sobre todo en el rubro de los alimentos.

Ucrania es una especie de “granero de Europa”. Juntamente con Rusia, producen y exportan el 29% de las exportaciones globales de trigo y el 80% del aceite de girasol. 

Para tener una idea, estos son los números de la producción rusa y ucraniana, comparándola con el resto de otros actores principales: Rusia exportó en el 2020 un total de 37,3 millones de toneladas de trigo; Ucrania, 18,1 millones; Estados Unidos, 26,1 millones; mientras que Argentina, un importante productor sudamericano, produjo unas 10,2 millones de toneladas. 

En ese contexto Paraguay produce anualmente un promedio de 1,2 millones de toneladas de trigo y exporta solo 0,6 millones de esa cantidad.

La representación y volumen de trigo de Rusia y Ucrania son tan grandes que el mercado de trigo se ha visto sacudido en las principales bolsas. Antes de la guerra, el trigo cotizaba en Chicago a USD 321,87 la tonelada, ahora mismo está alcanzando los USD 500/ton, lo cual constituye un récord histórico, y tal vez suba aún más. 

En las góndolas europeas, el aceite de girasol proveniente de Ucrania ya se raciona a la par que su precio se ha disparado.

Alimentariamente hablando, algunos países dependen exclusivamente del trigo ruso y ucraniano: por ejemplo, Egipto importa el 85% de su trigo de ambos países. Otro país, Sudán, importa el 65% de su trigo de Rusia, el Líbano importa el 80% del trigo de Ucrania; y hay otros más, como Bangladesh y Paquistán, donde los porcentajes rondan el 50%. 

En este marco de situación, ya se está hablando de una crisis alimentaria mundial.

El bloqueo a Rusia va a tener otra reacción concatenada adversa a la agricultura. Rusia es el tercer mayor productor de fertilizantes nitrogenados del mundo. Sumado a sus vecinos Bielorrusia y Ucrania, y si solo mencionamos a los fertilizantes Potásicos, ellos ocupan el 35% de la producción mundial, y un 15% de la Urea. 

Rusia es un gran productor de estos fertilizantes nitrogenados porque el amoniaco -un ingrediente clave- necesita de grandes cantidades de gas en su fabricación, gas que es abundante en Rusia.

Obviamente, esto va a repercutir negativamente en la agricultura sudamericana. Solo Brasil, uno de los mayores productores de alimentos del mundo, importa el 60% de sus fertilizantes de la zona en conflicto.

Impacto local 

Paraguay no escapa de la situación. 

En el 2017, nuestro país importó 1,23 millones de toneladas de fertilizantes, del tipo nitrogenado y potásico. En ese mismo año, el 15,33% de los abonos nitrogenados provenían de Rusia; mientras que de Brasil, un 29,74%. 

Los fertilizantes Potásicos provenían un 39,59% de Bielorrusia; un 20,36%, de Rusia; y en 32,81%, de Canadá. 

Por último, los fosfatados se importaron un 37,5% de Argentina; un 14,66%, de Polonia, mientras que China y España ocupaban el tercer y cuarto lugar. 

Cabe mencionar también que los fertilizantes compuestos (NPK) provenían en un 54,08% de Brasil, mientras que Rusia participaba con un 15,6% y los Estados Unidos, con un 11,75%

Hay que tener en cuenta que Paraguay es uno de los países de más alto consumo de fertilizante por hectáreas del Mercosur: solo para la soja, se destinan unos 220 kg/ha. 

Todos estos números nos presentan un importante volumen de los fertilizantes rusos en las campañas agrícolas del Paraguay. 

Quizás esta crisis podría ser una gran oportunidad para Argentina y Paraguay, para colocar su trigo en los lugares donde no podrá llegar la producción eslava. 

Sin embargo, en Paraguay los rendimientos anuales son muy variables y altamente dependientes del factor climático, que suele ser adverso; mientras que a la Argentina, que es un gran productor, las cuestiones impositivas y su complicado sistema exportador le juegan en contra. 

Esperemos que al final esto no resulte en un encarecimiento de la canasta básica, donde el pan es un elemento constante en la mesa paraguaya, así como tampoco en la producción agrícola, que ya se ha visto bastante golpeada en la última zafra.

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