A pesar de que Estados Unidos tiene una de las economías más sólidas del mundo, se está enfrentando a un entorno global muy incierto e inestable, lo que genera estas inflaciones inesperadas.
Lo que más golpea a los estadounidenses es que no ven políticas o acciones más acertadas para estabilizar el precio del gas o de las comidas, que cada vez son más caras e impagables para la población.
El Banco Central de EEUU anunció recientemente uno de los aumentos de tasa de interés más agresivos de los últimos treinta años y la reacción de los mercados no fueron favorables, pero la Fed (Reserva Federal) continuará el combate contra este fenómeno a pesar de que golpee a Wall Street, el mercado de viviendas y posibilidades de créditos de la población.
Y el miedo a una recesión es cada vez más latente.
Una de las críticas principales es que Jerome Powell y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, pensaron que la inflación sería transitoria y bajaron los brazos antes de tiempo, y comentaron que la inflación iba a mejorar relativamente rápido.
Por supuesto, ambos se equivocaron y ahora la Fed intenta endurecer las políticas monetarias para controlar la inflación. En mayo, la inflación llegó a 8,6%, la más alta de los últimos cuarenta años. La Fed ya advirtió un nuevo aumento en julio, pero aún no saben si será de 0,5 o 0,75 puntos de aumento.
La suba de tasas de interés no tiene la intención de reducir la demanda, quieren reducir el crecimiento, ya que reducir la demanda sería provocar una recesión, esto mencionó la Fed. Además, señaló que estos aumentos de la tasa de interés tienen un impacto en la inversión empresarial, que se está desacelerando porque las políticas están funcionando. La idea de Powell es desacelerar un poco estos sectores para ayudar a equilibrar mejor la demanda con la oferta.
La Reserva Federal se encuentra muy confiada en que puede lograr la caída de la inflación de forma suave en la economía estadounidense, sin necesidad de que el país entre en recesión. Pero reconoce que existen factores fuera de control como los problemas de la cadena de suministros y los precios de la energía, que hacen que los cálculos o la tranquilidad de la Fed por tener todo controlado salgan de su libreto.
Inclusive existe el riesgo de que la economía deje de crecer, pero los precios no llegarían a EEUU a una etapa de estanflación.