Tasas de bonos del Tesoro a 20 y 30 años trepan tras débil demanda y temores fiscales en EE.UU.
Los mercados financieros continúan mostrando tensiones, particularmente en los bonos de largo plazo, tras la débil demanda en la subasta de USD 16.000 millones en títulos del Tesoro a 20 años. El rendimiento de los bonos a 30 años alcanzó el 5,108%, su nivel más alto desde octubre de 2023, mientras que el de los bonos a 20 años trepó al 5,126%, máximos no vistos desde 2023. Este repunte refleja la creciente preocupación de los inversionistas por el panorama fiscal de EE.UU., especialmente ante el avance del ambicioso proyecto de ley de recorte de impuestos y aumento del gasto impulsado por el presidente Donald Trump, que podría sumar USD 3,8 billones a la deuda nacional en la próxima década.
Los temores se ven amplificados por la persistente inflación y los riesgos asociados a los aranceles. La Reserva Federal aún no anticipa recortes de tasas en el corto plazo, y el mercado comienza a internalizar que el ajuste fiscal podría traducirse en mayores presiones sobre la deuda y los tipos de interés a largo plazo.
En paralelo, el dólar mostró una leve recuperación luego de señales desde el G7 de que EE.UU. y Japón coinciden en que el tipo de cambio actual refleja fundamentos de mercado, disipando temores de intervención. Aun así, otras monedas asiáticas como el won surcoreano mostraron movimientos volátiles ante especulaciones sobre exigencias cambiarias desde Washington.
En los mercados bursátiles, las acciones en Wall Street y en Asia retrocedieron ante la presión de los rendimientos y la incertidumbre macroeconómica. El petróleo cayó más de 1% luego de que se reportara que OPEP+ podría aumentar la producción en julio, lo que elevó temores de sobreoferta.
Los inversores afirman que no hay lugar donde esconderse ante un posible conflicto entre China y Taiwán
La creciente tensión geopolítica entre China y Taiwán se ha convertido en un factor de riesgo relevante para los inversores internacionales, especialmente bajo la administración del presidente Donald Trump, cuya política exterior más confrontativa y la imposición de nuevas tarifas han incrementado la incertidumbre sobre la región. Aunque una invasión china a Taiwán aún se considera un escenario de baja probabilidad, plataformas de apuestas como Polymarket ya asignan un 12% de probabilidad al evento, reflejando el aumento de las preocupaciones del mercado.
En lo que va del año, los inversores extranjeros han retirado cerca de USD 11.000 millones del mercado accionario taiwanés, impulsados tanto por temores comerciales como por el riesgo político. El índice bursátil de Taipéi (.TWII) ha caído un 6% en lo que va de 2025, aunque se ha observado un modesto regreso de flujos en mayo.
TSMC, el mayor fabricante mundial de semiconductores por contrato y eje del atractivo inversionista de Taiwán, se mantiene en el centro del debate. La empresa, que abastece a gigantes como Nvidia y Apple, es vista por muchos como un “activo estratégico” que motivaría una defensa firme por parte de EE.UU. en caso de una agresión militar. No obstante, TSMC también ha sido objeto de medidas arancelarias por parte de Trump, lo que ha generado incertidumbre sobre su desempeño futuro.
Mientras algunos gestores locales consideran que el riesgo de guerra está siendo sobredimensionado y que el foco debe seguir en los impactos de los aranceles, otros reconocen que los inversionistas están aplicando pruebas de estrés y estrategias de diversificación como formas indirectas de cobertura ante una eventual crisis.
En definitiva, los mercados continúan navegando un entorno volátil, donde la combinación de riesgos geopolíticos, tensiones comerciales y el comportamiento de empresas clave como TSMC configura un panorama complejo para la inversión en Asia.
El euro se tambalea: los datos pintan un panorama sombrío y la atención se centra en el presupuesto de EE.UU.
El dólar se debilitó frente al yen y otras divisas principales, presionado por la creciente preocupación fiscal en EE.UU. tras la aprobación en la Cámara de Representantes del ambicioso proyecto de recorte de impuestos y aumento del gasto impulsado por el presidente Donald Trump. El plan, que podría incrementar la deuda pública en USD 3,8 billones según la Oficina Presupuestaria del Congreso, avivó el sentimiento de “Sell America”, lo que derivó en ventas coordinadas de acciones y bonos estadounidenses. El dólar llegó a tocar los 142,80 yenes, su nivel más bajo desde el 7 de mayo, antes de estabilizarse cerca de 143,65.
La débil demanda en la subasta de bonos del Tesoro a 20 años refuerza la narrativa bajista para el dólar, con analistas advirtiendo que el mercado de deuda puede convertirse en el principal catalizador de una depreciación más pronunciada de la moneda estadounidense en adelante.
En Europa, el euro retrocedió un 0,3% a USD 1,1293 tras la publicación del PMI compuesto de la zona euro, que mostró una contracción inesperada de la actividad empresarial. Esto sugiere un deterioro en las perspectivas económicas del bloque, acentuado por el impacto progresivo de los aranceles estadounidenses y la falta de avances en un acuerdo comercial transatlántico. Por su parte, la libra esterlina se mantuvo estable en torno a USD 1,3414, aún cerca de su nivel más alto en tres años, respaldada por datos de inflación que reducen las expectativas de recortes de tasas por parte del Banco de Inglaterra.
El índice dólar (DXY) se ubicó en 99,77, apenas por encima del mínimo de dos semanas alcanzado en la jornada anterior (99,333), reflejando la presión generalizada sobre la moneda norteamericana.
En contraste, Bitcoin alcanzó un nuevo máximo histórico de USD 111.862,98, con un avance del 3,3% diario, impulsado tanto por el aumento del apetito por activos alternativos ante la inestabilidad fiscal en EE.UU., como por las crecientes expectativas de aprobación de la regulación de stablecoins, tras avances legislativos recientes.
Fuente de las noticias internacionales: Reuters