Santiago de Chile, 18 ago (EFE).- En línea con la tendencia global, la pandemia del nuevo coronavirus y las medidas sanitarias para controlar su expansión provocaron entre abril y junio un descalabro histórico en el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile, con un desplome del 14,1 %.
El Banco Central chileno indicó este martes que se trata de la mayor caída desde que se tienen registros (1986), aunque el país evita la recesión técnica (dos trimestres seguidos de caída), ya que en los tres primeros meses del año el PIB creció un 0,2 %.
«Va en línea con las expectativas, es algo que se está observando en todo el planeta (…) El daño en la economía es muy profundo», dijo el ministro chileno de Economía, Lucas Palacios.
Las actividades más afectadas fueron comercio, transporte, construcción, restaurantes, hoteles e industria manufacturera, mientras que las únicas que esquivaron la caída fueron los servicios financieros, la administración pública y la poderosa minería chilena, que creció un 1,6 %.
EL CONSUMO, EN CAÍDA LIBRE
Los analistas coinciden en que la caída del PIB no fue mayor porque Chile, a diferencia de su vecino Perú, no decretó el cierre de la actividad minera durante los meses más duros de la pandemia y la producción del cobre -del que es el primer productor del mundo- se mantuvo más o menos estable.
«El dato de hoy le pone número a lo que ya sabíamos. encuentro un milagro que la producción minera se haya mantenido», indicó a Efe Joseph Ramos, economista de la Universidad de Chile.
«Julio y agosto van a ser duros también, pero esperamos empezar a ver la luz en septiembre», agregó el experto .
El hundimiento en el segundo trimestre se explica en parte por el retroceso récord del 19,1 % de la demanda interna, arrastrada por el menor consumo de hogares (- 22,4 %) y, en menor medida, por la inversión, que cayó un 15,1 %.
Con cerca de 1,8 millones de empleos perdidos en un año y una tasa de desempleo del 12,2 % en el primer trimestre, la peor en una década, muchos hogares chilenos están pasando apuros económicos y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) calcula que la pobreza podría llegar al 13,7 %.
El Gobierno lanzó varios planes para contrarrestar los efectos económicos de la pandemia, movilizando recursos equivalentes a cerca de un 12 % del PIB, y el pasado domingo anunció un plan de inversión en obras públicas por 34.000 millones de dólares en dos años.
Para Ricardo Ffrench-Davis, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, Chile tiene aún una «gran capacidad para endeudarse» y debería aprovechar el acceso a los mercados internacionales para apoyar a las mipymes y a los hogares más vulnerables, que están recibiendo la ayuda «a cuentagotas».
«Se esperaba una caída de esta magnitud. La economía chilena es pequeña y muy abierta al mundo, por eso es tan importante recuperar la inversión», añadió por su parte a Efe el académico Francisco Castañeda.
ESPERANZAS EN EL DESCONFINAMIENTO
Con 387.502 infectados y 10.513 muertes, Chile es el noveno país con más infectados del mundo y los colegios, las universidades y las fronteras, así como la mayoría de los comercios que no son de primera necesidad siguen cerradas desde mediados de marzo.
Los nuevos casos, sin embargo, llevan semanas disminuyendo y el país se encuentra en plena fase de desconfinamiento y de apertura gradual de la economía, principalmente en Santiago, que fue el gran foco de la pandemia y en junio vivió una situación crítica.
Castañeda también cree que la economía chilena tocó fondo en el segundo trimestre y que en los próximos meses se empezarán a notar los efectos positivos del aumento en el precio de las materias primas, con el cobre en torno a 2,80 dólares por libra.
«Los precios de los commodities se habían recuperado producto debido a que China había empezado a crecer modestamente y muchos pensaban que se iba a reflejar en el segundo trimestre, pero será finalmente en el tercero», añadió.
El emisor chileno estima una recesión de hasta el 7,5 % para 2020, aunque muchos expertos creen que el derrumbe podría ser menor debido a los efectos en el consumo de una histórica ley aprobada recientemente que permite el retiro anticipado del 10 % los fondos de pensiones.
Según la Superintendencia de Pensiones, el 82 % de los 11 millones de afiliados al sistema solicitaron hasta el lunes el retiro de sus fondos y que ya se pagaron 9.143 millones de dólares.