El Banco Central del Paraguay (BCP) publicó hoy su más reciente informe del Indicador Mensual de Actividad Económica del Paraguay (Imaep), el cual registró en noviembre un crecimiento interanual del 3,1%.
De este modo, se extienden los resultados positivos: en octubre, el crecimiento respecto al mismo mes del año anterior había sido del 1,8%; en septiembre fue del 5,6% y en agosto, del 4,2%.
El crecimiento acumulado del indicador, al cierre del penúltimo mes del 2021, ascendió así a 4,8% y se ubicó cerca del 5% proyectado por el Banco Central en su estimación del producto interno bruto (PIB) anual, e incluso supera al 4,3% estimado por el Banco Mundial para nuestro país.
El informe de la banca matriz explica que el resultado positivo de noviembre último, en comparación con el mismo mes del año anterior, estuvo influenciado por el buen desempeño de sectores como los servicios -que vienen en alza tras un 2020 complejo por la cuarentena total-, manufacturas y construcción, aunque en este último caso con una menor incidencia en noviembre.
Servicios y Manufacturas
La banca matriz explica que, en los servicios, se han destacado los desempeños positivos verificados en comercio, restaurantes y hoteles, los servicios a las empresas y los servicios a los hogares. No obstante, se aclara que este crecimiento todavía absorbe efectos estadísticos favorables por la menor base de comparación dejada por el 2020.
Asimismo, han mostrado aumentos los servicios gubernamentales, transportes, la intermediación financiera, las telecomunicaciones y los servicios de información.
Dentro de las manufacturas, las actividades que incidieron positivamente han sido la producción de químico-farmacéuticos, molinerías y panaderías, textiles y prendas de vestir, maderas, productos del papel, minerales no metálicos y fabricación de metales comunes.
No obstante, estos resultados favorables han sido atenuados por las variaciones negativas verificadas en la producción de carnes, azúcar, bebidas y tabacos, fabricación de productos metálicos, cueros y calzados.
La construcción, a su vez, siguió mostrando una dinámica interanual favorable, explicada por el desenvolvimiento registrado en la ejecución de las obras tanto privadas como públicas.
Sector agropecuario
En contrapartida, se informó que el resultado de la actividad agrícola, con base en las últimas informaciones disponibles, ha sufrido un ajuste a la baja debido a los menores niveles de producción estimados. Esto se da especialmente con la soja, que se encuentra afectada por condiciones climáticas adversas.
La ganadería también se ha desacelerado nuevamente en noviembre, por una reducción del faenamiento de ganado bovino.
Por su parte, la contracción en la generación de energía eléctrica de las binacionales sigue siendo consecuencia del reducido caudal hídrico del río Paraná.
Crecimiento del PIB
En su informe de Global Economic Prospects (GEP), el Banco Mundial (BM) estima un crecimiento del 4,3% para Paraguay en el 2021, que se reduciría a 4% en el 2022. En este último caso, el multilateral destaca el peligro que representa la sequía para la economía local, al igual que para otros países productores de alimentos agrícolas como Chile o Brasil.
“Varios países, incluidos Brasil, Chile y Paraguay, están sufriendo la peor sequía en décadas, lo que hace necesario utilizar combustibles fósiles más costosos para producir la electricidad habitualmente generada a partir de la energía hidroeléctrica”, explica el el Banco Mundial.
El BM prevé que el crecimiento regional disminuya desde el 6,7% en que cerró el 2021, hasta ubicarse en 2,6% en 2022 y 2,7 % en 2023. Esto ocurrirá a medida que se endurezca la política fiscal y monetaria, continúe la demora en las mejoras de las condiciones del mercado laboral y las condiciones externas se vuelvan menos favorables. En el 2020, los resultados negativos en la economía regional se debieron al estallido de la pandemia de COVID-19.
“La inflación se ha incrementado en toda la región y, en la mayoría de los casos, ha superado las metas establecidas por los bancos centrales. Este aumento se atribuye a la consolidación de la demanda asociada con la reapertura económica, al incremento de los precios de los alimentos y la energía, a las interrupciones en la producción de electricidad relacionadas con el clima”, advierte el GEP.