El Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep) publicó el libro denominado “Políticas públicas en Paraguay. Avances y desafíos. 1989-2020”, editado por el ex ministro de Hacienda, Dionisio Borda, y el economista Fernando Masi.
En el libro, los autores abordan las políticas públicas llevadas adelante en el ámbito fiscal, monetario, del sector productivo, transporte y energía, política de recursos humanos en educación y salud, y la política de combate a la pobreza y la desigualdad.
En una sección, resaltan que la post-pandemia obliga a repensar el país, en términos del papel del Estado, la matriz productiva y el modelo de desarrollo.
En este sentido, mencionan que existen varias tareas pendientes, orientadas a una estrategia de desarrollo económico y social que promueva la diversificación productiva, la sostenibilidad ambiental, menor inequidad social, un Estado con más recursos, y mayor institucionalidad y eficiencia.
Ampliar la matriz productiva
En esta línea, los investigadores del Cadep enfatizan en que se debe seguir ampliando la matriz productiva del país, de manera a reducir los riesgos de la fuerte dependencia económica de pocos rubros agropecuarios (soja y carne) y de factores climáticos.
Manifiestan que debe buscarse, primeramente, la ampliación de la base productiva del país, de manera a garantizar la seguridad alimentaria y sostener al mismo tiempo a la agricultura familiar como parte de las cadenas de valor.
Asimismo, consideran que se debe promover más inversiones en el sector industrial no agroalimentario, intensivo en mano de obra y con vinculaciones con las pequeñas y medianas empresas.
Aconsejan que las políticas públicas estén orientadas a modificar la dualidad existente en la matriz productiva del Paraguay. Esta se caracteriza, por una parte, por una alta productividad del sector agronegocios (materia prima agrícola y agroindustrias), con uso intensivo de capital y extensivo de tierra; y por la otra, el sector de micro y pequeñas empresas que operan principalmente en comercio y servicios, y por la agricultura familiar campesina, ambos sectores, con uso intensivo de empleo y baja productividad.
“Esta matriz explica una escasa calificación de la mano de obra, bajos ingresos de la fuerza laboral y una alta concentración de ingresos y recursos (capital, tecnología y tierra) en el país”, detallan.
Mayores recursos financieros
En el libro, los autores señalan también que es necesario dotar de más recursos financieros al Estado para permitir un mayor nivel de inversión en infraestructura física, en capital humano (salud y educación) y en protección social.
Aclaran que para ello no basta contar solo con una política de racionalización de gastos públicos, teniendo en cuenta que estos gastos proveen de una cobertura muy parcial de las necesidades mencionadas, dada la baja presión tributaria y la regresividad impositiva.
Además, advierten que tampoco es aconsejable aumentar aceleradamente el coeficiente del endeudamiento público, dada la limitada capacidad de pago del Estado paraguayo debido al bajo nivel de recaudación tributaria.
“Por lo tanto, será necesario un ajuste en el sistema tributario que implique progresividad en los impuestos directos, reducción de la evasión impositiva y de las exenciones tributarias, y el ajuste de las tasas impositivas”, aconsejan.
Instan a que contar con más recursos financieros no signifique continuar con los mismos niveles de clientelismo político y de influencia de intereses corporativos al interior del Estado.
Por otra parte, señalan que se deben arbitrar los medios para una economía con más equidad en la distribución de ingresos, factores productivos y en la acumulación de la riqueza.
En este sentido, dicen que para ello es necesario aplicar políticas de Estado orientadas a ampliar la protección social de los agentes económicos (salud y jubilaciones), a proveer de mayor calidad a la educación pública, disminuir la concentración de la tierra, mejorar los niveles salariales y las condiciones laborales.
“Una distribución muy desigual de ingresos y de factores productivos resta fuerzas a la demanda agregada para una mayor dinamización de la producción interna, mientras que un crecimiento económico con alta desigualdad disminuye la posibilidad de una reducción rápida de la pobreza”, advierten.
En la foto principal: Los economistas Fernando Masi y Dionisio Borda, de Cadep