ANÁLISIS
La primera potencia económica mundial se encuentra en un momento de moderación en su ritmo de recuperación económica y del empleo, al sufrir todavía los efectos de la pandemia de COVID-19
Este diagnóstico se desprende del comunicado que emitió la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) tras su primera reunión del año y la primera también durante la presidencia del demócrata Joe Biden.
En tal escenario, la conducción monetaria de EEUU informó que mantiene sus tasas en el rango objetivo de 0% a 0,25%, al igual que el monto de USD 120.000 millones al mes para la compra de bonos.
De esta manera, continúa la inyección de liquidez sin precedentes que se vive desde hace ya casi un año y que tiene al costo de financiamiento en niveles históricamente bajos en los mercados internacionales.
La FED reconoció que el restablecimiento de la economía estadounidense depende de cómo se enfrente al coronavirus y del avance de la vacunación.
En el mencionado comunicado, explicó también que la debilidad está concentrada en los sectores más severamente golpeados por la pandemia – entre ellos, los servicios y el turismo –.
El indicador que revela la fragilidad económica que persiste en EEUU es el de solicitudes de ayuda por desempleo, que la semana pasada sumaron 847.000, todavía cinco veces por encima del promedio previo a la pandemia, aunque levemente por debajo de la estimación de 875.000 que manejaban los economistas.
Estos datos fueron analizados en una publicación del portal NBC News, a partir de la actualización de los registros del Departamento de Trabajo. El indicador de despidos, sin embargo, se encuentra muy por debajo del pico de 7 millones de solicitudes observado en marzo.
Por otro lado, se estima que la economía estadounidense tuvo un crecimiento de alrededor de 4,2% en el último trimestre, muy lejos del aumento anualizado posterior a la cuarentena de 33,4% en los tres meses anteriores, según cálculos compartidos por Bloomberg. Destaca que un aumento en los casos de COVID-19 golpeó el gasto de los consumidores, incluso cuando repuntaron los sectores de la vivienda y las manufacturas
En este contexto, todavía está en espera el tratamiento de la propuesta de estímulo económico por USD 1,9 billones que presentó Joe Biden, como inicio de su gestión presidencial.
El ingrediente político toma aquí relevancia, ya que la aplicación del paquete se debate entre lograr el consenso con los Republicanos en el Senado para obtener una supermayoría de 60 votos de los 100 senadores o aplicar el proceso conocido como “Reconciliación del Presupuesto”, donde necesitan solo la mayoría simple.
Recordemos que los Demócratas tienen una mayoría mínima de 50 + 1 – ya que la vicepresidenta vota en caso de empate –. Todo este fino cálculo político va a ir ligado a su vez al curso que tome el juicio político al expresidente Donald Trump.
Efectos en el tipo de cambio
La política económica expansiva que mantiene Estados Unidos para seguir haciendo frente al impacto de la pandemia alimenta la expectativa de un debilitamiento del dólar a nivel global. Esto, debido a que seguirá incrementándose la oferta de la moneda y la incertidumbre se está aminorando, con la consecuente toma de mayores riesgos y el menor refugio en el dólar por parte de los inversores.
El economista Carlos Fernández Valdovinos, ex presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), explica que el dólar ya se venía debilitando y ante este tipo de estímulos – en que la FED se compromete a mantener una tasa baja por mucho tiempo –, se pronostica a una cotización que seguirá débil o al menos estable durante todo este año.
“Vamos a tener un dolor de cabeza menos este año. (El dólar) va a ser mucho menos volátil no solamente con respecto a las monedas más fuertes, que ya el año pasado se había sentido; sino que incluso las monedas emergentes se van a comenzar a fortalecer. Lógicamente hay desarrollos domésticos que podrían influir a la inversa, pero en general se espera un dólar mucho más tranquilo en toda la región”, agrega.