ANÁLISIS
La economía estadounidense está empezando a mostrar señales de una decidida recuperación, a medida que avanza la vacunación contra el COVID-19, se relajan las restricciones a los distintos sectores y se refuerza la confianza tras la aprobación del paquete de estímulo fiscal por USD 1,9 billones obtenida por el gobierno de Joe Biden.
En este escenario, los agentes del mercado están revisando sus expectativas respecto al rumbo que tomará la política monetaria en este país y ahora esperan que la Reserva Federal (FED) incremente sus tasas antes de lo que previsto.
Muestra de esta perspectiva se basa en que los contratos en eurodólares están descontando más de 25 puntos básicos de alzas para fines del próximo año y alrededor de cuatro puntos porcentuales para fines de 2023, según publica Bloomberg.
En setiembre del año pasado, la FED había anunciado que mantenía sus tasas de interés en niveles de 0% a 0,25% y que permanecerían en estos valores al menos hasta el 2023, a fin de promover la recuperación económica.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), por su parte, observa ya un incremento de las tasas de interés de Estados Unidos, específicamente en los instrumentos a largo plazo.
En el artículo denominado “Cómo el aumento de las tasas de interés podría afectar a los mercados emergentes”, el organismo multilateral detalla que la tasa de los títulos del Tesoro americano a diez años ha pasado de registrar un nivel inferior al 1% al comienzo del año a situarse por encima del 1,75% a mediados de marzo.
Entre los fundamentos socioeconómicos que sostienen estas perspectivas se destaca el alentador resultado que arrojó la medición del empleo en marzo pasado. Según el Departamento de Trabajo de EEUU, unos 916.000 puestos se crearon en el tercer mes del 2021, la cifra más elevada en siete meses y casi al doble de los 468.000 nuevos empleos generados en febrero.
La tasa de desempleo en el país norteamericano descendió así a 6%, desde el 6,2% registrado previamente. Bloomberg recuerda que el aumento de los contagios de coronavirus restringió “severamente” el mercado laboral durante meses.
“Pero ahora más de dos millones de americanos se están vacunando diariamente y la actividad económica está en aumento, esto también ayuda a explicar por qué el ratio de participación de la fuerza laboral subió en marzo”, agrega el medio especializado.
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Efectos en otros mercados
El escenario de suba de tasas de EEUU, a su vez, aparentemente no constituye una buena noticia para los demás países avanzados ni para los emergentes y en desarrollo.
También de acuerdo con el análisis de Bloomberg, los rendimientos de los bonos de Gobierno de Australia a Italia están siguiendo el trayecto al alza de los títulos norteamericanos a largo plazo.
“Cualquier aumento en los costos de las tasas de interés reduce el margen fiscal de los países y aumenta los déficits futuros cuando podrían haberse usado en inversiones y reformas. La sostenibilidad de la deuda es una preocupación válida”, advirtió Thomas Wacker, director de crédito en UBS Global Wealth Management.
En los mercados emergentes, la preocupación radica en la dependencia al financiamiento en dólares.
Bloomberg señala que un indicador de referencia de las acciones de mercados emergentes redujo las ganancias a solo 3,4% para el año, “en medio de preocupaciones de que las naciones más pobres se rezagarán en los esfuerzos de vacunación y estímulo para sus economías”, añade.
A prepararse
El FMI reconoce que la “inquietud” con que se recibe en los mercados emergentes al incremento de las tasas de EEUU se relaciona con el temor de que se repita el episodio de conmoción por el repliegue del estímulo monetario en 2013 (“taper tantrum”), cuando las señales de que iba a producirse una retirada gradual de las compras de bonos de Estados Unidos antes de lo esperado provocaron una salida en avalancha de capital de los mercados emergentes.
En este sentido, insta a analizar más bien la razón que hay detrás de este aumento de tasas de interés y presenta tres posibles situaciones, con sus correspondientes consecuencias:
- Cuando esta razón son las buenas noticias sobre el empleo en Estados Unidos o las vacunas contra el COVID-19, la mayoría de los mercados emergentes suelen registrar un aumento de las entradas de inversión de cartera y una reducción de los diferenciales de la deuda denominada en dólares de EEUU. Las buenas noticias económicas en las economías avanzadas pueden provocar un crecimiento de las exportaciones en los mercados emergentes, donde, de forma intrínseca, el repunte de la actividad económica suele elevar las tasas de interés internas.
- Cuando las noticias de una subida de la inflación en Estados Unidos provocan un incremento de las tasas de interés en ese país, los efectos sobre los mercados emergentes también suelen ser benignos. Las tasas de interés, los tipos de cambio y los flujos de capital no suelen verse afectados, probablemente porque las pasadas sorpresas en materia de inflación han sido consecuencia de una combinación de noticias económicas positivas, como la mayor disposición a gastar, y noticias negativas, como un incremento de los costos de producción.
- Sin embargo, cuando el aumento de las tasas de interés en las economías avanzadas viene impulsado por las expectativas de que los bancos centrales adoptarán medidas más restrictivas, como incrementos de las tasas de interés, el efecto suele ser más negativo. Estás “sorpresas de política monetaria” puede generar la salida del capital de cartera de los mercados emergentes y la depreciación de sus monedas frente al dólar de EEUU.
¿Y qué está pasando?
El FMI considera que la actual alza de las tasas de interés en EEUU se da por una combinación de las razones mencionadas, con una preponderancia de las “buenas noticias” sobre las perspectivas económicas.
A partir de estos elementos, considera que las economías emergentes y en desarrollo deben procurar compensar en parte la subida de las tasas de interés con una política monetaria interna más acomodaticia. Para ello, reconoce que se requiere de cierta autonomía de las condiciones financieras mundiales.
“La buena noticia es que muchos bancos centrales de mercados emergentes lograron relajar su política monetaria durante la pandemia, incluso ante la fuga de capitales. Nuestro análisis indica que las economías con bancos centrales más transparentes, procedimientos de toma de decisiones fiscales más basados en reglas y calificaciones crediticias superiores fueron los que consiguieron rebajar más las tasas de intervención durante la crisis”, concluye el análisis del FMI.