El 4 de julio, mientras los estadounidenses se encontraban festejando la Independencia de su país, Goldman Sachs publicó un informe de las materias primas industriales y muestra cómo estas están a la baja.
El 4 de marzo de este año, el aluminio se encontraba en USD 3.849 por tonelada, versus los USD 2.444 registrados al 4 de julio. Otro producto, el acero, estaba en USD 807,09 el 6 de abril y ahora en USD 630,03; el cobre, el 4 de marzo se encontraba en USD 10.674 y hoy se cotiza a USD 8.048; mientras que el níquel tuvo su precio máximo el 7 de marzo, de USD 48.078, y hoy está en USD 21.824.
El deterioro económico a nivel mundial y los problemas con China acabarán con reducir los productos mencionados y otros materiales utilizados en diversas industrias, como el zinc, el estaño o el plomo. Inclusive, el aceite y el algodón también han comenzado a corregirse y acumulan caídas de 18% y 8%, respectivamente.
Los precios de las materias primas industriales empiezan a mostrar señales inquietantes, que apuntan a una recesión global. Se suman los precios del petróleo, los cuales retrocedieron este martes hasta por debajo de los USD 100, presionando más aún las preocupaciones sobre una desaceleración económica mundial, aunque más interrupciones en el suministro significan que el mercado sigue ajustado.
Según expertos de Citi Bank, se podría esperar una picada del precio del petróleo hasta los USD 60 para finales de este año y un precio que podría llegar a los USD 45 para el 2023. Esto podría suceder si la recesión llega a paralizar la demanda.
Esta estimación de Citi se basa en la ausencia de intervención de los países miembros de OPEP+ y un descenso de la inversión en el crudo. Según Citi, la probabilidad de una recesión global ronda los 50% y alerta una recesión económica con alta inflación para el 2023 en Europa y Estados Unidos.
Lo positivo que podemos mencionar de estas correcciones es que limitará la inflación, pero lo malo es el origen de la caída, que sería una recesión global.
La Reserva Federal de EEUU tardó bastante en actuar, creyendo que la inflación era algo pasajero, y los aumentos de las tasas de interés fueron dados demasiado tarde. Ahora existe una guerra entre las subas de precio y el sacrificio del crecimiento económico, con las tasas de interés cada vez más altas.
Con todas estas caídas de los precios en materias primas industriales y agrícolas, más un cambio en la tendencia en el petróleo, los expertos señalan que los mercados están bastante alterados y condicionados por el devenir de la guerra en Ucrania y las sanciones.
Unos sesenta bancos centrales del mundo han subido las tasas de interés ante los temores de una recesión económica global y así presionan aún más a los mercados emergentes.