Ayer se llevó a cabo el evento denominado “Basanomics”, en el que usualmente se hacen lecturas coyunturales sobre los momentos económicos tanto del país como del mundo. Uno de los temas abordados durante la conferencia fue la política monetaria y su relación con la inflación, que va subiendo de tono desde hace un par de meses.
Desde hace ya más de un año, el Banco Central del Paraguay (BCP) comenzó con un proceso de flexibilización de la tasa de interés de referencia, buscando inyectar liquidez al mercado en el contexto de recesión económica. Sin embargo, la economía local ya muestra atisbos de recuperación y, en consecuencia, también los precios comienzan a subir junto con una mayor demanda de productos y servicios por parte de la población.
Santiago Peña, economista y directivo del banco Basa, explicó que es natural que haya una inflación un poco más elevada en este momento, ya que la tasa de interés de referencia se encuentra a un nivel del 0,75% y el mercado se está comenzando a mover nuevamente. No obstante, apuntó que es momento de una revisión de esta política para evitar picos no deseados en el Índices de Precios al Consumidor (IPC).
“Luego de haber bajado la tasa de interés, en algún punto se va a tener que normalizar esta política porque, de lo contrario, podríamos tener un episodio en que la inflación suba, que de hecho ya ha comenzado a ocurrir. La inflación ha comenzado a subir en los últimos meses”, expresó.
Recordó que el año pasado, como consecuencia de la recesión económica por la pandemia, la tasa de inflación descendió hasta niveles mínimos. Sin embargo, desde aquel punto más bajo, este indicador ya ha crecido un 3%, lo cual genera cierta preocupación y es señal de que la política monetaria deberá comenzar a subir nuevamente.
“La inflación es siempre un fenómeno monetario, responde siempre a una cantidad excesiva de dinero en el mercado que puede ser muy importante en una coyuntura para compensar una recesión. Pero cuando la economía comienza a recuperarse, esos estímulos se tienen que sacar”, apuntó.
Puntualizó que, de hecho, hoy ya la tasa inflación (de 12 meses) ha sobrepasado el punto de equilibrio de la meta del BCP, que es del 4%, y que en los últimos meses la inflación mensual promedio fue del 0,5%. Advirtió que, de continuar así, se llegaría a un nivel del 6% en un año, con lo que se alcanzaría el punto máximo dentro del rango en que la banca matriz permite fluctuar a la variación de precios.
En este sentido, hizo la recomendación de que el Banco Central comience a rever su política, de manera gradual y no brusca, para evitar inconvenientes a futuro.
Sostuvo que la liquidez ya ha estado en niveles elevados por un tiempo prolongado y que, de hecho, otros países de la región y el mundo han comenzado las revisiones correspondientes sobre este asunto.
Cabe recordar que, según cifras oficiales del BCP, la inflación de 12 meses llegó en junio a un nivel del 4,5%, por encima del punto de equilibrio de la meta de 4%. En lo que va del año, se acumula una inflación del 1,5% y en junio el indicador mensual fue del 0,4%.
Estimaciones
En este contexto, desde el banco Basa estiman que la inflación acumulada de este año cerrará en un nivel del 4,5%, sujeta a lo que pueda hacer el Banco Central con respecto a su política monetaria. Vale recordar que la estimación de diciembre de este mismo banco vaticinaba una variación del 4% en este indicador.
De esta manera, la variación del IPC cerraría este año en un nivel dos veces superior al 2,2% que se observó en el 2020 y se volvería a ubicar por encima del centro de la meta por primera vez desde el 2017, ya que en aquel entonces también se fijó en 4,5%.
Por otra parte, se mantiene la proyección de Basanomics para el crecimiento del producto interno bruto (PIB), en un 4% como mínimo y un 4,5% como máximo, producto de las señales de recuperación que ya se han notado en distintos indicadores como el Índice de Actividad Económica del Paraguay (Imaep) o el estimador de ventas de la banca matriz.
Por su parte, estiman que el dólar cerrará este año con una cotización de G. 7.000.
En lo que respecta al déficit fiscal, corrigieron a la baja el vaticinio correspondiente al 2021, dado que el crecimiento económico debería propiciar mayores ingresos al fisco para financiar su funcionamiento e inversiones. De un original 4%, redujeron la proyección a un rango de entre 2,5% y 3% para el déficit fiscal como porcentaje del PIB.