Las proyecciones sobre el futuro de la economía paraguaya apuntan a una normalización a partir del 2021. Según el presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), José Cantero, el próximo año se estaría experimentando un rebote en torno al 6%, en comparación a las condiciones del 2020. Para el cierre del presente año, la estimación oficial es de una caída de -3,5% del Producto Interno Bruto (PIB).
Las declaraciones del titular de la banca matriz fueron brindadas ayer durante su intervención como panelista en el Seminario Magistral “Construyendo las bases para una política de desarrollo industrial”, organizado por la Unión Industrial Paraguaya (UIP), en el marco de la celebración del día de la industria paraguaya.
“Para este año, el BCP estima una caída de -3,5%. Si comparamos con otros países, vemos que la caída en Paraguay no será tan acuciante, no será tan fuerte como el caso de Chile, Colombia, Brasil, Argentina. Esta capacidad de resistir también nos llevará a un rebote en torno del 6%; esta es una estimación del FMI (Fondo Monetario Internacional). Entiendo que hay también analistas locales, bancos e instituciones que están estimando este tipo de crecimiento para el 2021”, dijo Cantero.
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En caso de darse el rebote del 6% el próximo año, la economía paraguaya se ubicará casi en las mismas condiciones en las que se encontraba a finales del 2017. Esto, debido a que en el 2019 la economía de nuestro país quedó estancada (se quedó igual al 2018) tras un mal año agrícola – debido a una disminución del 20% de la producción de soja –. En tanto, en este 2020, se estima que los efectos de la pandemia de COVID-19 llevarán a un desenlace de -3,5%, en comparación al 2019.
Cantero argumenta que la sólida macroeconomía y la capacidad de resistencia de Paraguay serán los principales factores que ayudarán a la economía paraguaya a experimentar ese rebote, el próximo año.
Escenario de incertidumbre. La exposición brindada por José Cantero inició con una introducción sobre cómo encontró la pandemia a los países a nivel mundial.
El titular del Banco Central reconoció que la COVID-19 llevó a todos los países a un escenario de incertidumbre, donde no puede ser identificado un resultado concreto, además de generar varias incógnitas que hasta ahora no pueden ser respondidas, ocasionando un ambiente de ambigüedad, de incertidumbre y de riesgos no identificados.
Sin embargo, sostiene que esa incertidumbre se está despejando, con las informaciones y señales sobre la existencia de una vacuna. Asimismo, informaciones que indican que la segunda ola de contagio por COVID-19 – si bien es creciente en países europeos –, no conlleva a fallecimientos por este tipo de virus.
“Estos son señales que quizás hoy están despejando ese escenario, y nos llevarían a una zona de mayor confort, en el sentido de que nuestras decisiones serán más propicias y basadas en riesgos calculados”, afirmó.
En el seminario organizado por la UIP también estuvieron como panelistas Carmen Marín, viceministra de Economía; Manuel Albaladejo, representante regional de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI); Santiago Peña, ex ministro de Hacienda; y Mauricio Cárdenas, ex ministro de finanzas de Colombia.