El reciente proceso electoral en Venezuela generó revuelo e incertidumbre en la región. El domingo pasado, Nicolás Maduro se proclamó vencedor de las elecciones presidenciales con un 51,2% de los votos, según el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Sin embargo, la legitimidad de los resultados es cuestionada por varios gobiernos y organismos internacionales, que exigen una revisión completa con la presencia de observadores independientes.
El presidente de Paraguay, Santiago Peña, en conjunto con países que incluye a Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay, se unieron en un comunicado solicitando una auditoría exhaustiva de los resultados.
En un comunicado conjunto, estos gobiernos pidieron una reunión urgente del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) para abordar las irregularidades en el proceso electoral venezolano.
“Hay muchas dudas sobre el anuncio de la autoridad electoral de Venezuela y queremos que se pueda hacer el control”, explicó el presidente Santiago Peña respecto a los resultados de las elecciones.
Sobre las relaciones entre Paraguay y Venezuela, indicó que se cuenta con una relación diplomática de gobierno a gobierno. “Donde veamos que no se respetan los procesos electorales, seremos muy críticos y somos claros: queremos que se revisen las actas electorales”, manifestó el mandatario.
La controversia no solo tiene implicaciones políticas, sino también económicas. Bajo el mandato de Maduro, Venezuela enfrentó una grave crisis económica caracterizada por hiperinflación, desabastecimiento y una caída abrupta en su Producto Interno Bruto (PIB).
En ese sentido, la economía venezolana, que ya había visto una disminución del PIB superior al 70% entre 2013 y 2020, ahora enfrenta una deuda externa que oscila entre USD 140.000 y 154.000 millones según organismos y economistas.
Entre 2013 y 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela cayó más de 70%, mientras que la inflación superó el 130.000%. Sin embargo, algunos actores prevén un crecimiento superior al 8% para este año.
Es importante además entender que Venezuela posee las mayores reservas de crudo del mundo, sin embargo, su producción disminuyó considerablemente durante los últimos años, en parte debido a la mala gestión del gobierno y a la corrupción en la empresa petrolera estatal.
Cabe recordar que en 2018, en materia económica Venezuela enfrentaba una hiperinflación, además de desabastecimiento e inestabilidad cambiaria, pobreza, bajos salarios, y crisis de los servicios.
Los bonos de Venezuela y de PDVSA cayeron significativamente el lunes, cotizando entre 1,5 y 5 centavos por dólar. La crisis económica que atraviesa el país impulsó a más de 7 millones de venezolanos a emigrar en busca de mejores condiciones de vida.
En Paraguay, a finales de 2022 se encontraban unos 5.542 migrantes venezolanos, de los cuales el 90% residía en Asunción, de acuerdo a los datos de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V)
Cabe recordar además que la tensión diplomática se vio reflejada en la relación entre Paraguay y Venezuela. Mientras el expresidente Mario Abdo Benítez había cortado relaciones diplomáticas con Venezuela en 2019, el actual presidente Peña reanudó dichas relaciones.
En medio de este contexto, Delcy Rodríguez, vicepresidenta venezolana, exigió en 2023 en el marco de la Cumbre UE-CELAC que Paraguay honre una deuda pendiente con la petrolera venezolana PDVSA, de USD 320 millones, elevando aún más las tensiones.
La proclamación de Maduro como presidente y el rechazo por parte de varios gobiernos destaca la creciente incertidumbre política en Venezuela, un factor que sigue influyendo negativamente en su frágil economía.
Con su deuda externa complicada y su producción petrolera deteriorada, el impacto de estas elecciones podría intensificar las dificultades económicas regionales, especialmente en países cercanos que experimentan un aumento en la migración y tensiones diplomáticas con Venezuela.