La Paz, 15 mar (EFE).- El Gobierno de Bolivia rechazó este miércoles el anuncio de Fitch Ratings que otorgó al país una calificación de riesgo de B-, con lo que pasó de estable a negativa, y consideró que la calificadora no evalúo la «estabilidad» de la economía boliviana en un contexto de «incertidumbre» global.
Fitch Ratings reportó en un informe la «rebaja» en la Calificación de Incumplimiento de Emisor (IDR) de B a B-, que «refleja el agotamiento de sus reservas de liquidez externa», lo que ha incrementado la «incertidumbre a corto plazo y los riesgos macroeconómicos» en Bolivia.
La calificadora hizo referencia a la «continua caída» de las Reservas Internacionales Netas (RIN) que coloca al país ante el riesgo de un «shock de desconfianza».
En ese sentido, el Ministerio de Economía dijo que Fitch Ratings basó su calificación en la «variación» de las RIN y no tomó en cuenta «las fortalezas de la economía boliviana» como la «estabilidad económica» posterior a la pandemia y pese a la «incertidumbre de la economía» global.
También citó otros «indicadores de estabilidad» en Bolivia como la «inflación más baja» de Suramérica, el «récord de exportaciones», una mayor recaudación tributaria y un crecimiento del 4,3 % en el tercer trimestre de 2022.
Sobre la inflación, la calificadora señaló que evidentemente está «entre las más bajas del mundo», con «fuertes subsidios y controles de precios», pero entraña riesgos que están en función de la solución a la disponibilidad de divisas.
En su reporte, Fitch Ratings mencionó que las «presiones externas erosionaron el stock de reservas» del Banco Central de Bolivia (BCB) que pasaron de los más de 15.100 millones de dólares en 2014 a 3.500 millones, según el último informe del ente emisor en febrero pasado.
Además, señaló que el oro «representa la mayor parte» de las RIN con 2.600 millones de dólares, pero que «no es de libre uso» y que alrededor de 911 millones corresponden a moneda fuerte o derechos especiales de giro (DEG).
En las últimas semanas, el país ha atravesado por una elevada demanda de dólares que, según el Gobierno, responde a un clima de «especulación», por lo que tomó varias medidas para aumentar la liquidez de divisas.
Algunas de esas medidas han sido la exención provisional al reglamento del encaje legal, las disposiciones para que las casas de cambio activen los mecanismos para proveerse de dólares y la venta directa de dólares a la población por parte del BCB.
A esto se suma el trámite para la aprobación en el Parlamento de créditos internacionales y una Ley del Oro destinada al fortalecimiento de las RIN, en la que el Estado prevé esa compra a productores locales para luego realizar la conversión a divisas.
Fitch Ratings consideró que es «poco probable» que esas medidas orientadas a aumentar el nivel de las reservas internacionales sirvan «de manera significativa», mientras no se resuelvan aspectos como la política económica y la confianza.
La calificadora también se refirió al «endurecimiento fiscal, monetario y de (tipo de) cambio», ya que mantener esas medidas conduciría a una «agotamiento de las reservas» y «endeudamiento externo».
Bolivia ha mantenido en los últimos años un modelo económico en base a la inversión pública, el pago de subsidios y un tipo de cambio fijo desde 2011.
El Ministerio de Economía confirmó una proyección de crecimiento de 4,8 % en 2023, en contraposición al 2,4 % que prevé la calificadora, y que para este año las RIN tendrán una «variación positiva» en relación a 2022.
Las proyecciones del Gobierno para este año se basan en el incremento de las exportaciones de urea, carbonato de litio, hierro y productos no tradicionales, además, de la exportación de electricidad.