Redacción América, 14 may (EFE).- La falta de diálogo regional, la carencia de visión estratégica y la incapacidad de los gobernantes de entender las demandas de la ciudadanía colocan a América Latina en una situación de subordinación con respecto a China, Estados Unidos y la Unión Europea, impide que la región afronte el desafío migratorio y hace que desaproveche las oportunidades de sus recursos naturales, asegura en una entrevista con EFE el diplomático y catedrático chileno Fernando Reyes Matta.
“Hay una carencia de diálogo entre los países. Más allá del supuesto de similitudes ideológicas, no es un tema menor que México, Brasil y Argentina no tengan ninguna coordinación previa para participar en el G20, un foro intergubernamental de coordinación económica y financiera internacional. Ese es el símbolo más fuerte de la fragmentación que vive la región frente a la evolución que está teniendo el mundo”, sostiene Matta, director del Centro de Estudios sobre China de la Universidad Andrés Bello.
MIGRACIÓN Y NARCOTRÁFICO, UN ENFOQUE REDUCCIONISTA
Circunscribir la relación entre América Latina y Estados Unidos únicamente a los problemas derivados de la migración y el narcotráfico “no contribuye a diseñar una estrategia amplia, ligada a la diversidad de oportunidades de desarrollo que plantea el siglo XXI”, señala este diplomático y analista internacional.
Matta, quien fue embajador de Chile en China durante el primer Gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010), percibe preocupación entre los países latinoamericanos por las repercusiones que la tensa relación entre China y Estados Unidos tiene para la región.
La preponderancia del criterio de seguridad sobre el enfoque económico en actividades como la explotación del litio -un metal utilizado en las baterías de los vehículos eléctricos y del que América Latina posee la mitad de las reservas mundiales- está perjudicando los intereses de los países de la región.
“El triángulo del litio es una preocupación desde el punto de vista militar de Estados Unidos. Naturalmente eso complejiza la explotación de ese recurso en países como Chile, Argentina, Bolivia y Perú”, señala Reyes Matta.
Y por ello subraya que las decisiones que adopten los países de la región que son productores de litio o de otros metales de valor estratégico, como el cobre -del que Chile y Perú producen casi el 40 % mundial- o la plata -cuyo mayor productor mundial es México- deben ser respetadas por EE.UU.
¿HACIA UNA OPEP DEL LITIO?
De hecho, los Gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y México están discutiendo la creación de una organización de países productores de litio para controlar los precios globales al estilo de la OPEP, la organización intergubernamental nacida en 1960 que agrupa a distintas naciones cuyos ingresos provienen de la exportación del crudo.
“No se puede cuestionar la autonomía de América en sus vínculos con diversos países, concretamente con China, que es una potencia emergente fundamental en el siglo XXI”, considera Reyes Matta, quien también fue asesor internacional del presidente chileno Ricardo Lagos (2000-2006).
“Washington tiene que practicar un respeto a una cierta línea de decisiones de autonomía por parte de los países latinoamericanos y al mismo tiempo aceptar que hay que construir un diálogo creativo hemisférico nuevo”, agrega.
APROVECHAR LA RELACIÓN CON EUROPA
Y cuando se acerca la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, América Latina y el Caribe (UE-ALC), que tendrá lugar el 17 y 18 de julio en Bruselas (Bélgica), el también profesor de la Academia Diplomática Chilena expresa su inquietud por la ausencia de preparativos a este lado del Atlántico.
“América Latina va a llegar a conversar sin haber tenido lo que podríamos llamar un mínimo común desde el cual construir el diálogo con Europa. España, a la que le toca presidir la Unión Europea en el segundo semestre de este año, tendrá que hacer un gran esfuerzo para encontrar una agenda realmente significativa”.
“Sería muy lamentable que en la Cumbre de la Unión Europea, América Latina y el Caribe ocurriera lo mismo que con la Cumbre de las Américas -celebrada en Los Ángeles (EE.UU.) en agosto del año pasado-, en definitiva, que las derivaciones del encuentro fueran intrascendentes respecto de los grandes desafíos que hoy tiene el mundo”, comenta.
La falta de previsión y la ausencia de diálogo regional se traducen en la falta de uno de los problemas más graves que aquejan a la región: la crisis migratoria.
“Es urgente tomar medidas sobre la migración y sin embargo ha sido muy difícil asumir una política conjunta; no se logra crear una decisión colectiva respecto a un tema que, sin embargo, está golpeando a todos los países en conjunto”, reclama.
En casi casi todos los países de América Latina, los tomadores de decisiones “no terminan de digerir” que “la capacidad horizontal de la sociedad de articular sus argumentos a través de las redes sociales ha cambiado la vinculación entre la ciudadanía y el poder”, concluye Reyes Matta.
Manuel Fuentes